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Andrés Aguirre Martínez: “Me llevo la alegría de haber podido servir”

Luego de 22 años de trabajo como director del Hospital Pablo Tobón Uribe, el doctor Andrés Aguirre Martínez deja la institución en un punto muy alto. Sus banderas: el servicio a los demás y el trabajo en equipo. Su liderazgo es un modelo a seguir.

¿Qué significan para usted estos años de trayectoria en el Hospital Pablo Tobón Uribe?

La posibilidad de llevar a cabo un proyecto de vida basado en el servicio en una institución que es de la comunidad y cuyo propósito misional es ese. Es la sintonía de los principios y valores que defiende y que son la esencia radical del Hospital versus los principios y valores que han orientado la vida. Pero, además, significa encontrar que ese proyecto de vida termina transformando la propia vida personal, haciéndote crecer, generando vínculos con personas que te ayudan a hacer más vínculos, que la llenan de satisfacción y que hacen que esta haya tenido un sentido. Muchas veces digo que hay personas que llegan al final de su existencia y que tienen que hacerse esta pregunta; entonces, fue una vida que no valió la pena e incluso una vida que no mereció vivirse. Ese no ha sido mi caso.

 

¿Cómo ha logrado combinar en su profesión la medicina y el liderazgo?

Combinar la medicina y el liderazgo es una fantasía, porque la medicina conlleva una serie de principios de sensibilidad y de ayuda eficaz hacia el otro, y de usar la mejor evidencia y conocimiento para que los demás tengan una vida mejor. Y esto es extrapolable a lo que se hace como líder. El verdadero médico acompaña a su paciente, no le impone, simplemente le inspira, lo ayuda. Hoy se habla de la atención centrada en la persona, así es que en el liderazgo lo importante no es quién dirige, sino hacia dónde y que ese propósito de vida en efecto tenga un sentido.

 

¿Cuáles han sido los principales logros en su gestión?

Los logros son de todo el grupo humano, de los colaboradores. El Hospital es una institución que está fundada en tres principios que logran resultados. El primero es el personalismo: entender que somos seres humanos con un nombre, con un proyecto, con un anhelo, con sombras y luces, pero que tenemos el propósito de ser más. Entonces ver cómo la gente del Hospital crece en todo sentido y es un grupo humano que está lleno de deseos de servir y de vocación es el principal logro. Nada se obtiene en la vida, si no es a través de las personas. El segundo es ver cómo el Hospital avanza en ciencia y en rigurosidad. Y, lo tercero, sintiéndonos como agentes que transformamos la sociedad de manera positiva, hoy se le llama responsabilidad social. Toda esa transformación del Hospital que seguirá fundamentada en esos principios rectores es una gran satisfacción.

Y en cuanto a cosas en concreto: que el Hospital tenga hoy, por tercera vez, la acreditación de la Joint Commission International; por quinta vez, la acreditación en salud de Colombia con nivel de excelencia; que esté certificado como un Hospital universitario y con la máxima calificación como empresa familiarmente responsable: un estándar que obtuvo el Hospital, que se propone como ejemplo de una buena práctica de gestión en la ONU y haberlo conseguido en la pandemia, que es como proteger al grupo humano, es también un logro notable. Así mismo, la expansión de la infraestructura del Hospital que pasó de 250 a 550 camas y poder hacer estos trasplantes de órganos sólidos, incluso de donante vivo, como el de hígado, son aciertos importantísimos, pero todo es fruto de un equipo de personas que estamos empeñadas en servir y salir adelante.

Ahora bien, nuevamente, el logro es que haya un grupo humano que se sienta feliz con lo que hace y que tenga cercanía con el líder: eso merece mi total reconocimiento. Tengo dos expresiones y es que el Hospital no es el edificio, así como la casa no es un hogar, sino el espíritu de los que aquí estamos. Y la otra, es que el director brilla por su orquesta y el Hospital me ha dado luz y eso es algo que me llevo en el alma y en mi corazón.

¿Cuáles han sido las mayores dificultades?

Las mayores dificultades han estado relacionadas con la sostenibilidad económica, la liquidación de muchos aseguradores que generaron unas restricciones tremendas, pero que al final el Hospital ha podido sortear.

¿Cuáles son las claves para tener una gestión exitosa como la suya?

Hay que tener principios rectores y entender que nada se logra si no es a través de las personas. Buena parte de la tarea del líder es crear un clima emocional apropiado, donde se destierren el miedo y la ira. El miedo que produce la amenaza. Y la ira que es derivada de invalidar al otro.

Yo creo que ser muy riguroso en la toma de decisiones, pero hacer sentir a la gente reconocida y valiosa por su contribución es lo que hace que la gestión pueda avanzar y, sin duda, tener en cuenta el entorno. No tomamos decisiones en el vacío. Contar con una estrategia es tener un comportamiento deliberado en medio de un contexto para alcanzar un propósito. Entonces tener claro ese contexto, tener claro ese propósito y adecuar toda la conducta organizacional para que pueda avanzar en ese objetivo es lo que hace que una gestión finalmente sea adecuada, pero con valores importantísimos, como coherencia, integridad, que conllevan a la confianza. La corrupción, la manipulación, la astucia, destruyen todo el liderazgo y hacen que las instituciones no avancen.

 

¿Cómo asegurar en estos tiempos que la medicina no se convierta en un negocio?

Fatal sería. Hay tres radicales que orientan la labor del médico: la maestría, aquí no se debería permitir la mediocridad; el altruismo, que es el ejercicio con sensibilidad, bondad y compasión por el otro y un autocontrol apoyado en lo que dice la ciencia y dicta la reflexión ética y lo que está mostrando los resultados para saber qué no estamos haciendo bien y, como un eje transversal, la sostenibilidad. Dicho de otra manera, un líder en salud no puede convertir un Hospital en una institución de mercenarios, gente a la que solo la incentiva el dinero y no hacer el bien al otro. El líder da ejemplo de eso, lo reconoce y logra que la gente cuide las instituciones sin que se oriente solo a la obtención de unas utilidades.

 

Ha sido colombiano ejemplar, uno de los líderes de mejor reputación, ¿qué significan para usted estos logros?

Ser reconocido como un líder de reputación solo me trae gratitud con la gente. Nadie llega donde está solo. Estamos y avanzamos en la vida por la ayuda de muchos más. Pero toda distinción acarrea una responsabilidad. De hecho, la palabra honor viene del latín honus, lo que cuesta, lo que hay que honrar, en lo que no se puede ser deshonesto. Entonces, tener una reputación, sin duda, significa la alegría y el reconocimiento, pero también la responsabilidad que conlleva cualquier distinción que se le haga a una persona, como la del colombiano ejemplar.

 

¿Qué se lleva de todo este tiempo en el HPTU?

Yo me llevo del Hospital la alegría de haber podido servir, de ser parte de su historia, una gran cantidad de vínculos afectivos no solo en el Hospital sino también en el sector salud en Colombia. Me llevo solo cosas positivas de mucha gente que me acompañó en este camino.

 

¿Qué le llevó a tomar la decisión de retirarse?

Es muy sencillo. Uno podría dejar que la vida sea la que le ponga a uno la fecha o uno ponerles fecha a cosas de la vida. No existe ninguna fórmula matemática para saber cuándo irse, existen criterios orientadores de cuándo no irse. Y si estábamos, por ejemplo, en pandemia y yo hubiera decidido hacer eso, hubiera sido una señal perversa para la gente de este Hospital y creo que para el sistema o, si el Hospital estuviera atravesando por una crisis o un problema, sería como tirarse al bote salvavidas mientras los demás se hunden; o cuando de forma intempestiva se toma una decisión sin preparar los debidos relevos y sin cuidar lo que le espera a una institución. Pero uno no puede esperar a que, de pronto, el retiro lo cause una situación de salud difícil o una inconformidad de los órganos de dirección o de la propia gente del Hospital, así que es mejor retirarse en el menos peor de los momentos que es cuando la gente lo va a añorar a uno y lo va a extrañar.

 

¿Cómo ve el panorama de la salud en el país? ¿Qué hay por hacer?

El panorama de salud del país es retador, necesita gestión. Siento que hay una crisis de liderazgo en el sector, que muchas entidades están únicamente dedicadas a mirar solo sus ingresos y egresos. Una institución no solo puede verse como sumas y restas, porque eso solo hace multiplicar los problemas y dividir a la gente. Creo que hay muchas cosas que el sector salud ha ganado, pero que también tiene que preguntarse cómo hacer un sistema de salud más centrado en las personas con menos cargas administrativas y más orientado a lograr unos mejores resultados. Observo una serie de prácticas con las que no estoy de acuerdo como, por ejemplo, la transferencia del riesgo financiero al sector hospitalario como una serie de prácticas inadecuadas en términos de ofrecerles a personas por influencias que no deben ser más de mercado que de otra cosa, medicamentos o procedimientos que no van a mejorar la condición de salud de las personas.

Así que creo que hay un llamado a hacer primero una autorreflexión sobre qué es lo que debemos mejorar para aportarle a un mejor sistema: cómo formar mejor a la gente, cómo inspirarla y hacer este sistema sostenible, cómo volverle a dar el nivel que debería tener la salud pública y la epidemiología para poder obtener mejores desenlaces. Pero hay algo esencial y, una vez más, es la gente de salud. Me preocupa que no se esté poniendo la debida atención sobre sus exigencias o lo que tenemos que hacer para cuidarla mejor, su salud mental, su bienestar.

 

¿Qué hace en su tiempo libre?

Me gusta hacer deporte en la mañana. Soy trotador desde hace muchísimos años, casi que 100 kilómetros a la semana. Por la tarde, termino con una buena lectura de libros clásicos, de novela, filosofía y escuchando música. Me gusta mucho la clásica y géneros como el jazz y, sin duda, la familia; mi esposa, una pequeña mascota, es una shitzu mini que le llamamos Manuela. Así mismo, poder estar y tener un espacio de gozo alrededor de una copa de vino, una buena conversación con los amigos. Eso me gusta hacer en el tiempo libre, pero siempre actividades que promuevan el espíritu, que ayuden a un mejor bienestar entendido de una forma integral: cuidar la salud física, la salud mental y la salud armónica con quienes nos rodean.

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