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Alimentación saludable en crisis

Alimentación saludable en crisis

La calidad, el equilibrio y la variedad, elementos esenciales en una alimentación sana, pueden verse afectados cuando priman los precios en la elección.

A la situación crítica de seguridad alimentaria que ya existía previamente al Covid-19, se sumaron otros factores que ponen en riesgo la comida sana de la población: el impacto de la propia pandemia en los hábitos de las familias, la crisis económica que viven muchos países y la inflación.

También, el incremento de los precios de los alimentos se ha visto impulsado por las elevadas tarifas de energía y juntas se han disparado a niveles que no se habían visto en décadas, señalaron la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), al presentar en julio de este año, el informe ‘Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo. Adaptación de las políticas alimentarias y agrícolas para hacer las dietas saludables más asequibles’.

Por ello, en 2020, relata el informe, se registró un aumento notable del costo medio de las dietas saludables. “A escala mundial, este fue de USD 3,54 por persona y día, lo que supone un 3,3% y un 6,7% más que en 2019 y 2017, respectivamente. La región con el mayor costo fue América Latina y el Caribe (USD 3,89 por persona y día), seguida de Asia (3,72), África (3,46), América septentrional y Europa (3,19) y Oceanía (USD 3,07).

En general, los altos precios de productos básicos de la canasta familiar han sido constantes en 2021 y 2022 en diversos países, entre ellos, Colombia. Para septiembre de 2022, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en comparación con agosto, subieron las cotizaciones mayoristas de las verduras y hortalizas, las frutas frescas, las raíces, los tubérculos, y plátanos, los granos y cereales, los lácteos y huevos, las carnes, los pescados y los procesados.

En cuanto a las frutas, alimentos básicos en el plato saludable de la familia colombiana, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), se elevó el costo del maracuyá, el limón Tahití, el lulo, la manzana roja importada y la piña gold. Y ni hablar del arroz, otro producto histórico en la mesa, cuyo precio se ha disparado notablemente.

Dieta adecuada

La alimentación sana o balanceada, “debe proporcionar los nutrientes necesarios para el organismo: proteínas, carbohidratos, grasas, minerales, vitaminas, agua y fibra, para promover el crecimiento, formar y reparar tejidos, mantener las funciones corporales y suministrar energía. La cantidad de cada uno de ellos depende de la edad, sexo, talla, estado fisiológico, actividad física y, según el caso, la patología presente”, señala la doctora Lucía Correa de Ruiz, nutricionista dietista.

Cuando esto sucede, se protege a las personas de la malnutrición en todas sus formas, y de enfermedades no transmisibles (ENT), como diabetes, cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y cáncer. Por el contrario, cuando no se tiene acceso a una alimentación sana, las personas incrementan su riesgo de enfermar y hasta de morir y presentan serios problemas de desnutrición y malnutrición. En el mundo, dice la OMS, las dietas insalubres y la falta de actividad física están entre los principales factores de riesgo para la salud.

En ese sentido, la doctora Daniela Rodríguez Fernández, nutricionista-dietista en la Clínica Palmira, destaca las características de una alimentación saludable que, básicamente, es aquella completa, o sea, que aporta todos los nutrientes necesarios para el adecuado desarrollo del organismo: carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas, minerales y agua; equilibrada, suficiente en cantidad según la etapa de vida y otras características, y variada, garantizando el consumo de todos los grupos de alimentos.

Bajo este criterio, el Plato Saludable de la Familia Colombiana agrupa los alimentos en seis grupos como son: cereales, tubérculos, raíces, plátanos y derivados; frutas y verduras; leche y productos lácteos; carnes, huevos, leguminosas secas, frutos secos y semillas; grasas, y azúcares.

Menos dieta sana

Como resultado de esta realidad económica y social, se ha vuelto ‘obligatorio’ para muchas familias comprar los productos más económicos o en oferta, que no siempre coinciden con los que nutren mejor o los que requiere cada persona en casa, según sus condiciones particulares, edad, sexo, actividad o estado de salud. En otros casos, la opción es comprar menos cantidad, lo que implica que se ingieran menos calorías y nutrientes de los necesarios.

Se trata de una dicotomía: en primer lugar, con la pandemia muchas personas quieren cuidar más su salud y tener un consumo de alimentos realmenteconsciente, con mayor cantidad de frutas y vegetales y, por otro, ante el aumento de precios, en ocasiones excesivo, se van por ‘lo que haya barato’, sin pensar si se cumple con los requerimientos de “consumir alimentos de los distintos grupos para satisfacer las necesidades del cuerpo, dado que cada alimento aporta distintas clases de nutrientes, pero ninguno puede por sí mismo suministrar todos los nutrientes necesarios”, como indica el documento ‘Guías alimentarias para la población colombiana, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

Una dualidad que del mismo modo impacta las cifras de salud pública. Según la OMS, los cambios en la alimentación conllevan a que se presenten,simultáneamente, problemas de malnutrición en todos sus tipos, en especial, la obesidad y la insuficiencia ponderal, es decir, un peso insuficiente para la edad. Por consiguiente, se estima que 1.900 millones de adultos tienen sobrepeso o son obesos, mientras que 462 millones de personas tienen insuficiencia ponderal.

En cuanto al número de personas que padecen hambre en el mundo, este creció hasta alcanzar los 828 millones en 2021, lo que supone un aumento de 46 millones desde 2020 y 150 millones desde el brote de la pandemia de la enfermedad por coronavirus (Covid-19), según Naciones Unidas, lo que refleja la preocupación por la forma como el mundo se está alejando de su objetivo de acabar con el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en toda su tipología de aquí a 2030. 

Compromiso de todos

Ante las nuevas realidades sociales, la inflación y el enorme costo de los alimentos, las autoridades de salud piden a la población ser más cuidadosa con su alimentación, analizar lo que come y ser muy selectiva en lo que compra, pero, por otro lado, con la forma como se preparan y conservan los alimentos.

Todo ello hace parte de la inocuidad alimentaria, relacionada “con todas aquellas prácticas que se utilizan para mantener nuestros alimentos seguros, de manera sencilla, desde la granja hasta la mesa, pasando por la producción, la distribución, el almacenamiento, la preparación y el consumo, para, precisamente, reducir el riesgo de contaminación y evitar que las personas y los animales contraiganenfermedades trasmitidas alimentos (ETAs)”, explica Ana Carrizosa Umaña,especialista senior de FAO.

Igualmente, se relaciona con la seguridad alimentaria. “Contar con programas sólidos a lo largo de la cadena alimentaria es una solución triplemente ganadora: estamos asegurando la calidad de los alimentos, lo que previene enfermedades graves transmitidas por ellos, al conocer y usar todos estos procedimientos seguros en manipulación, como el principal beneficio de la inocuidad alimentaria; fomentamos el consumo de alimentos frescos y saludables, y ayudamos a mejorar estos estándares de la industria alimentaria, abriendo nuevos mercados y la posibilidad de mayores ingresos para los agricultores familiares, promoviendo el desarrollo rural local”, concluye la experta de FAO.

Un SOS global

Desde hace unos años, las autoridades de salud han llamado la atención sobre el impacto del precio de los alimentos en una dieta sana, tanto en la disponibilidad y asequibilidad de los mismos y ahora, en tiempos de pandemia por la Covid-19, la preocupación es aún mayor.

La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), por ejemplo, recordó que las limitaciones económicas afectan la alimentación de las familias, y que un 33% de ellas han cambiado sus hábitos alimentarios a medida que se encarecen los productos básicos, lo cual se traduce en obesidad y además en desnutrición.

Para cambiar esta realidad y fomentar un entorno alimentario saludable se requiere la participación de los gobiernos, el sector público y privado, así como medidas en todas las etapas y procesos, desde la producción, pasando por el comercio y la distribución, la fijación de precios, la comercialización y el etiquetado, hasta el consumo y los desechos de alimentos, indicó el doctor Francesco Branca, director del Departamento de Nutrición para la Salud y el Desarrollo de la OMS.

Las Naciones Unidas consideran prioritario buscar soluciones multilaterales, y dejan en el ambiente algunas de ellas: la adopción de medidas aduaneras, los controles de los precios de mercado y las subvenciones fiscales, al igual que el diseño de políticas que protejan al sector de la alimentación y la agricultura; programas de educación nutricional y otros de apoyo a los consumidores.

 

BIBLIOGRAFÍA

1. ICBF. (2015). Plato saludable de la familia colombiana. Manual para facilitadores. Disponible en: https://www.icbf.gov.co/sites/default/files/manual_facilitadores_gaba.pdf

2. FAO et al. (2022). El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo. Adaptación de las políticas alimentarias y agrícolas para hacer las dietas saludables más asequibles. Disponible en: https://www.fao.org/3/cc0639es/cc0639es.pdf

3. OMS. Dieta sana. (2018).Disponible en: https://cdn.who.int/media/docs/default-source/healthy-diet/healthy-diet-fact-sheet-394.pdf

4. Te Morenga L. A., et al. (2014). Dietary sugars and cardiometabolic risk: systematic review and meta-analyses of randomized controlled trials of the effects on blood pressure and lipids. The American Journal of Clinical Nutrition. Disponible en: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/24808490/

5. The double burden of malnutrition. (2019). The Lancet.

Disponible en: https://www.thelancet.com/series/double-burden-malnutrition

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