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Pocketing

©2024 SHUTTERSTOCKPHOTOS

Ocultar a una pareja frente a una o varias personas, es una práctica más común de lo que se cree y, aunque suene disparatado, hay muchos que lo aceptan, incluso cuando esto trae consigo una baja en la autoestima y en la confianza en sí mismo.

¿Un golpe a la salud mental?

Las relaciones amorosas siempre han sido un universo donde caben miles de posibilidades, debido a las complejidades que tiene la interacción humana, pero quizá solo hasta hoy es que se han logrado identificar y catalogar algunos de estos comportamientos, que cada vez son más frecuentes.

Pues bien, ahora llega el ‘pocketing’, que ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente entre los adultos jóvenes. Y aunque para muchos parezca una forma más de relacionarse, lo cierto es que esta práctica puede tener un impacto negativo en el bienestar emocional, especialmente de quien la padece, pues esta se refiere a la acción de ocultar a la pareja del círculo social y familiar, manteniendo así una relación secreta o no oficial.

Un disparo al bienestar emocional

Aunque parece inofensivo en un principio, tiene un impacto emocional significativo en ambas partes de la relación. “Para la persona que está siendo ‘escondida’, genera sentimientos de inseguridad, duda y confusión. Puede llegar a preguntarse si es en efecto valorada por su pareja o si la relación tiene un futuro real. La falta de validación pública de la relación puede hacer que se sienta invisible o menospreciado”, afirma la terapeuta de pareja Paula Barrera.

Por otro lado, la persona que practica el pocketing también puede experimentar consecuencias emocionales negativas. Mantener una doble vida genera estrés, ansiedad y sentimientos de culpa. A largo plazo, la falta de integridad y honestidad en la relación fractura la confianza y lleva a conflictos inevitables.

Por ello, es clave entablar una comunicación abierta y honesta, para manifestar lo que se piensa y se siente, las inconformidades, y llegar a acuerdos o darle fin a la situación. Ambas partes deben sentirse cómodas expresando sus necesidades, preocupaciones y expectativas en la relación. Si una persona se siente incómoda con el pocketing, es indispensable que lo comunique claramente a su pareja y que busque entender las razones detrás de este proceder.

Además, es fundamental establecer límites saludables y respetar los deseos y sentimientos de cada involucrado. Si una persona no se siente lista para presentar a su pareja a su círculo social, es primordial respetar su espacio y tiempo. Sin embargo, también es clave reconocer cuándo el pocketing se convierte en una forma de manipulación o falta de compromiso en la relación.

“Lo particular de esta manera de relacionarse, es que el discurso de muchos es que esta es una forma de proteger la intimidad de la relación o seguir teniendo algo de independencia, pero lo cierto es que esta es una práctica que puede tener unas consecuencias emocionales significativas, por eso quien la padece puede sentir vergüenza de sí mismo, una autoestima por el suelo y un sinfín de inseguridades”, afirma la psicóloga María Fernanda Castro.

Una nueva tendencia

Cuando una relación de pareja se da, hay muchas aristas que surgen, posibilidades que pueden definir a una pareja, fuera del esquema tradicional de noviazgo o matrimonio. Y es que hoy, existen personas que deciden establecer acuerdos para definir o no la relación que tienen con otra persona. Por ejemplo, no poner título a la relación, mantenerla en secreto, no preguntar por asuntos en específico o poder salir con otras personas.

Y es así como tiene cabida el pocketing, que ocurre cuando una persona elige no presentar a su pareja a amigos, familiares o seres queridos, manteniendo por lo tanto la relación fuera de la esfera pública. Esta actitud puede manifestarse de diferentes maneras: desde evitar mencionar a la persona en conversaciones cotidianas, hasta evadir eventos sociales donde la pareja estaría presente. En algunos casos extremos, puede llegar al punto en que se desconoce la existencia de los amigos y familiares del otro.

Las razones detrás de este comportamiento pueden variar. “Algunas personas pueden sentirse inseguras acerca de su relación o de cómo será percibida por sus conocidos. Temen el juicio o la desaprobación de amigos y familiares, o pueden estar esperando el momento adecuado para presentar a su pareja. Otros pueden estar buscando mantener múltiples relaciones al mismo tiempo, ocultando a una pareja de otra para evitar conflictos o confrontaciones”, afirma Castro.

Como identificarlo

“Tuve un novio por varios años con quien la pasaba bien, pero había algo que me inquietaba mucho y era que nunca compartimos con su familia y, al principio, tampoco con sus amigos. Siempre había un pretexto para que yo no pudiera conocer a sus padres, me decía que quería evitarme malos ratos, debido a que su mamá no era muy receptiva, y así fueron pasando los años. Yo trataba de entenderlo, pero eso me afectaba mucho. Al final, eso nunca cambió y la relación se acabó.”, cuenta Ana María Rodríguez, profesora y experta en el cuidado de la primera infancia.

Si bien, este es el acuerdo al que llegan muchas parejas, hay muchas otras que ni saben que lo están padeciendo y, a veces, pueden pasar años y no logran darse cuenta, dado que su pareja puede ser tan hábil, que logra disfrazar todas las banderas rojas.

Definitivamente, el pocketing suele ser todo un desafío, ya que a menudo las señales pueden confundirse con simples despistes de la otra persona. La situación depende de varios factores, como el tiempo que han pasado juntos y la naturaleza de su relación; no obstante, existen algunos indicadores que permiten identificar si se está en una relación de este tipo:

  • La persona evita introducir a su pareja en su círculo íntimo de amigos y familiares, utilizando excusas para eludir encuentros con ellos.
  • Si presenta a su pareja a personas conocidas, lo hace de manera que no sugiera que están en una relación. Por ejemplo, solo dice su nombre y no que es su novia o novio.
  • Prefiere evitar lugares públicos o concurridos donde puedan encontrarse con personas conocidas.
  • Siempre opta por quedarse en casa en lugar de salir con su pareja a lugares públicos.
  • No comparte fotos con su pareja en redes sociales, lo que podría indicar que no quiere que otros sepan de su relación.

El que practica el pocketing no siempre es el malo de la historia

Si bien, lo que se ha hablado del pocketing hasta ahora muestra que puede haber una parte de la relación que es la más perjudicada, lo cierto es que quien lo lleva a cabo también puede tener razones desde la protección o, buenas intenciones que lo llevan a tener este comportamiento.

Por ejemplo, algunos lo hacen por el miedo que les genera repetir una experiencia del pasado, por proteger esa relación que funciona bien sin que otros se enteren o puedan intervenir o, porque en verdad, quieren avanzar lento para construir algo sólido. Todo esto es muy importante transmitirlo de manera asertiva, y que el otro comprenda esos motivos, sin que haya espacio a malentendidos o suposiciones.

Para finalizar, la recomendación es que cuando esta práctica se vuelva incómoda para alguna de las dos partes y se convierta en una situación que no se puede abandonar o sea insostenible emocionalmente, se acuda a terapia con un especialista, por cuanto esto le permitirá —a quien lo necesite— encontrar las herramientas y el mejor camino hacia el propio bienestar.

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