Un estudio de aleatorización mendeliana proporciona fuerte evidencia de que la presión arterial alta contribuye a la fibrilación auricular, lo que significa que esta podría prevenirse, comenta el Dr. Georgios Georgiopoulos, del King’s College London, en Londres (Reino Unido), y de la National and Kapodistrian University of Athens, en Atenas (Grecia).
Según el experto, por esa razón los médicos deben priorizar el control de la presión arterial en pacientes con alto riesgo de fibrilación auricular como estrategia eficaz para reducir esta arritmia y sus complicaciones, que incluyen ictus, insuficiencia cardíaca, demencia y depresión.
Los investigadores, de acuerdo con Medscape, recuperaron las variantes genéticas asociadas con los rasgos de presión arterial incluidas en el International Consortium of Blood Pressure-Genome Wide Association Studies (GWAS). De las 901 variantes reportadas, 894 se evaluaron en el GWAS. Incluyeron a más de un millón de personas de ascendencia europea, de las cuales 60.620 tenían fibrilación auricular y 970.216, no.
El equipo halló que los aumentos de 1 mmHg en la presión arterial sistólica, la presión arterial diastólica y la presión del pulso se asociaron con incrementos relativos del 1,8%, 2,6% y 1,4% en el riesgo de fibrilación auricular, respectivamente, conforme publicaron en el European Journal of Preventive Cardiology.