En los últimos meses, se han publicado diversos estudios que le apuntan a buscar las posibles secuelas del Covid-19. Sin embargo, ahora no es posible determinar si estas son temporales o permanentes. Lo que se sabe es que algunos síntomas persisten y no solo en los casos críticos.
De acuerdo con el artículo “Complicaciones neurológicas por coronavirus y Covid-19”, de Francisco J. Carod-Artal, del Servicio de Neurología del Raigmore Hospital del Reino Unido, además del daño a los pulmones, el SARS-CoV-2 puede afectar al corazón, los riñones, el intestino, el sistema vascular e, incluso, el cerebro, y el paciente puede presentar cefalea, mareo, mialgias, ictus, crisis epilépticas, rabdomiólisis y síndrome de Guillain-Barré.
Por otra parte, el artículo “Post Covid/Long Covid”, publicado en IDSA (Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América), dice que se han encontrado los siguientes datos: a los 6 meses, el 76% de todos los pacientes tenían al menos uno de los síntomas enumerados, que van desde fatiga/debilidad muscular (63%), dificultad para dormir (26%), caída del cabello (22%), pérdida del olfato y gusto (11% y 9%) hasta problemas de movilidad (7%).
“Las proporciones de la mediana de la distancia caminada en 6 minutos, por debajo del límite inferior del rango normal fueron: un 24% para aquellos en la escala de gravedad 3, un 22% para la escala de gravedad 4 y un 29% para la escala de gravedad 5-6. Las proporciones correspondientes de pacientes con alteración de la difusión fueron del 22% para la escala de gravedad 3, del 29% para la escala 4 y del 56% para la escala 5-6, y la mediana de las puntuaciones de TC fue 3 0 (IQR 2 0-5 0) para escala de gravedad 3, 4,0 (3,0-5,0) para la escala 4 y 5,0 (4,0-6,0) para la escala 5-6”, dice el estudio.
“Después del ajuste multivariable, los pacientes mostraron un odds ratio (OR) de 1,61 (IC95%: 0,80-3,25) para la escala 4 frente a la escala 3 y 4,60 (1,85-11,48) para la escala 5-6 frente a la escala 3 para el deterioro de la difusión; OR 0,88 (0,66-1,17) para la escala 4 frente a la escala 3 y OR 1,77 (1,05-2,97) para la escala 5-6 frente a la escala 3 para la ansiedad o la depresión; y OR 0,74 (0,58-0,96) para la escala 4 frente a la escala 3 y 2,69 (1,46-4,96) para la escala 5-6 versus la escala 3 para la fatiga o la debilidad muscular”.
También es conocido que la capacidad respiratoria se reduce. En la publicación especializada European Respiratory Journal, el informe subrayaba la incidencia de un fenómeno similar en epidemias causadas por otros tipos de coronavirus, como el SARS y el MERS, en los que esta secuela duraba meses y hasta años.
Un estudio divulgado en el Journal of the American Medical Association (JAMA, por su sigla en inglés) concluyó que, entre 143 pacientes evaluados en Italia, solo el 12,6% había sido ingresado en cuidados intensivos, pero el 87,4% reportaba la persistencia de al menos un síntoma, entre ellos fatiga y dificultad respiratoria, más de dos meses después de ser dados de alta. En los casos más severos, es posible que se produzcan secuelas permanentes, como fibrosis pulmonar, enfermedad crónica caracterizada por el daño al tejido pulmonar y la formación de cicatrices.
Así mismo, los períodos prolongados en hospitalización dejan lo que se conoce como síndrome pos-UCI. Este incluye síntomas como pérdida de fuerza muscular, cambios en la fuerza motora o sensibilidad debido a la disfunción del nervio, a la depresión, ansiedad, cambios cognitivos, deterioro de la memoria y de la capacidad para razonar.
Un artículo publicado en abril en la revista especializada Science destacaba que una posible señal para las zonas más vulnerables del cuerpo puede ser aquellas ricas en los receptores ACE2 (enzima de conversión de la angiotensina 2), pero todavía es materia de investigación si el daño es causado directamente por el virus o por otras causas relacionadas con la enfermedad.