El distanciamiento entre médicos y pacientes debido a los adelantos científicos y a los cambios en la gestión de los servicios de salud ha llevado a muchos especialistas a cumplir estrictamente con lo que les corresponde en materia de diagnóstico y tratamiento. Esa fragmentación de la atención no beneficia al paciente y facilita los errores médicos.
Sin duda alguna, en la práctica médica el trabajo con un equipo multidisciplinario aumenta la seguridad de los pacientes, minimiza los errores médicos, mejora la satisfacción y el rendimiento del personal de salud, y posiblemente evita los gastos generados por mala praxis y complicaciones.
Sin embargo, la implementación del trabajo médico en equipo es compleja y parecería ser una utopía, pues la asistencia médica en países como Colombia o Latinoamérica se basa en la adquisición de conocimientos individuales más que en la interacción colectiva.
El contexto
El desarrollo de las habilidades necesarias para trabajar en equipo no forma parte de los programas curriculares en las facultades de medicina, donde tradicionalmente se imparte una formación individualista bajo el paradigma del ‘médico excelente’, el cual asume que los pacientes serán mejor asistidos cuanto más experto y erudito sea el profesional.
No obstante, la medicina moderna se ha visto en la necesidad de considerar la seguridad de los pacientes no solo como la disponibilidad de recursos materiales, infraestructura y atención profesional experta, sino, también, de la capacidad de trabajo interdisciplinario.
Esto les ha exigido a los profesionales de la salud jerarquizar sus roles en cuanto a la comunicación y la toma de decisiones, dos factores trascendentales que las investigaciones han definido como claves para prevenir los errores médicos.
Se calcula que entre el 25% y el 75% de los errores médicos se relacionan con problemas en la comunicación entre los integrantes del equipo.
Los análisis estiman que los equipos cometen menos errores que los individuos. Esto se da cuando cada integrante conoce su responsabilidad y la de los demás. Sin embargo, aún hay un largo camino para concientizar a los médicos, administradores de salud y autoridades académicas de los beneficios y las dificultades para trabajar en equipo, un grupo interdisciplinario que puede estar integrado por médicos, personal de enfermería, químicos farmacéuticos, técnicos y otros cuidadores, quienes coordinan sus acciones para ofrecer una asistencia de calidad y segura a los pacientes ocupando roles individuales específicos.
Lo que pasa en Colombia
En 2019 la fisioterapeuta Yuber Liliana Rodríguez adelantó la investigación titulada: “El trabajo en equipo como fundamento en la seguridad del paciente”, una revisión de 25 artículos relacionados con el trabajo en equipo en bases de datos de SciELO, Science Direct y ProQuest.
“Se logró determinar que para fomentar el trabajo en equipo, un ambiente laboral amigable y para la seguridad del paciente se necesita del aporte de conocimiento y de las habilidades blandas. Lo anterior fomentará la prestación de los servicios de salud de forma humanizada y reducirá los errores y eventos que pondrán en riesgo la vida del paciente”, explica la experta Rodríguez.
En 2013, cirujanos nacionales publicaron en la Revista Colombiana de Cirugía el artículo: “Trabajo en equipo como factor contribuyente en la ocurrencia de errores médicos o eventos adversos”. Allí, los especialistas Ana Carolina Amaya, Ricardo Narváez, Javier Eslava-Schmalbach evidencian que en nuestro país el trabajo en equipo para la seguridad del paciente es deficiente y que aquellos intervenidos por grupos de cirugía que habían presentado dificultades en el trabajo en equipo tuvieron mayor riesgo de sufrir eventos adversos. Además, no descartan que sean necesarios estudios que permitan determinar el impacto positivo en los resultados en salud de un adecuado trabajo en equipo en las salas de cirugía.
Cuando falla el trabajo en equipo
Cuando en las instituciones no se logran integrar bien los equipos de salud surge el individualismo como única fuente de acción. Y es así como los integrantes no se evalúan como grupo, sino solo por acciones individuales: las funciones y responsabilidades son de carácter individual; las labores asignadas también son individuales y el líder tiene más autoridad y responsabilidad por lo que hacen los integrantes del grupo.
“Pero un equipo fracasa cuando falta confianza entre ellos, así como si hay temor al conflicto y falta de compromiso, existe miedo a que midan su trabajo y se presta poca atención a los resultados finales”, esta descripción forma parte del análisis que realiza el doctor Carlos Arrea Baixench, expresidente de la Academia Nacional de Medicina de Costa Rica en una reflexión que hace sobre si el trabajo en equipo de los médicos es una realidad o solo palabras.
El médico concluye que “en las instituciones cada día se está prestando más interés a los conceptos de trabajo en equipo, y hay fundamentadas razones para considerar que los centros que los han aplicado han salvado mayor cantidad de vidas que todos los grandes descubrimientos médicos de los últimos 10 años”.
Entrenar al equipo
Las investigaciones nacionales e internacionales coinciden en algo y es en entrenar a los profesionales de la salud bajo un modelo de trabajo en equipo que para la medicina parte de los mismos principios de los teams de trabajo en la aeronáutica: “Liderazgo, monitorización de la situación, comportamientos de respaldo, adaptabilidad, priorización de los objetivos del equipo, coincidencia de modelos mentales del funcionamiento del grupo, confianza mutua y comunicación estrecha”, señala la médica uruguaya Ana Evelyn Karina Rando Huluk, docente del Centro Nacional Hepato-Bilio-Pancreático del Hospital Central de las Fuerzas Armadas en ese país y quien en el año 2016 realizó la investigación denominada: “Trabajo en equipo: ¿es posible formar equipos médicos expertos a partir de profesionales expertos?”. Aquí están los preceptos:
1. Liderazgo
Habilidad de dirigir y coordinar las actividades de otros miembros del equipo. Los roles del líder son incentivar el desarrollo de las capacidades personales, de las habilidades que favorezcan el trabajo en equipo, la planificación, la organización y la generación de un ámbito agradable de trabajo. Esos roles se consiguen mediante la preparación de los encuentros multidisciplinarios, organización de reuniones de devolución (feedback), mediación en la solución de problemas interpersonales y operacionales del grupo, y establecimiento de las funciones de cada integrante del grupo.
2. Comunicación
Implica el seguimiento de la información. Requiere que el receptor tenga una actitud activa respecto a la información recibida y confirme que fue comprendida correctamente.
3. Monitorización situacional
Capacidad de captar y entender el medio laboral (físico y psicológico) para ejecutar las tareas y las estrategias dirigidas a una adecuada monitorización de la interacción del equipo. Esto se manifiesta con conductas como el reconocimiento de fallas en las acciones de otros integrantes que pongan en riesgo al paciente o el éxito del procedimiento.
4. Comportamientos de respaldo mutuo
Capacidad de anticiparse a las necesidades de otros integrantes del equipo a través del conocimiento preciso de los roles de los integrantes y de los conocimientos de los procedimientos por realizar. Este comportamiento de respaldo también se refiere a la capacidad de distribuir las tareas en los momentos de mayor sobrecarga laboral.
5. Adaptabilidad
Facultad de ajustar las estrategias de trabajo con base en la información recibida instantáneamente del medio. Para ello, los integrantes serán capaces de adoptar conductas compensatorias como reubicación de roles o recursos. Además, podrán identificar oportunidades para mejorar e innovar las prácticas rutinarias.
6. Modelos mentales de funcionamiento
Surgen del entrenamiento focalizado en el equipo. Los integrantes actúan teniendo en cuenta el comportamiento de sus compañeros y prestando especial atención a las interacciones del grupo.
7. Orientación en el equipo
Implica considerar las preferencias de los integrantes del equipo y sus habilidades para colocarlos (orientarlos) en una posición dentro de este.
LOS OBSTÁCULOS
El correcto funcionamiento de los equipos solo puede desarrollarse en un ámbito de confianza mutua, sobre todo en aquellos escenarios médicos en los que se presentan situaciones inesperadas o de emergencia.
Cada integrante sabe que todos desempeñarán su tarea de la mejor manera posible protegiendo los intereses del grupo por encima de los propios. No obstante, existen obstáculos que dificultan ese trabajo en equipo:
- El multiempleo se contrapone al concepto de ‘alta dedicación’ y evita la generación de ‘sensación de pertenencia’ institucional.
- La fatiga es un elemento determinante de la falta de rendimiento en los trabajos de exigencia. El principal problema en medicina es la falta de aceptación de que es un elemento de riesgo para el desempeño del médico y del equipo.
- La minimización de las opiniones de los integrantes menos experimentados.
- La excesiva relevancia de los rangos académicos y el frecuente desconocimiento de la excelencia en médicos que no son docentes universitarios.
Ventajas del trabajo en equipo
La implementación de programas de entrenamiento para trabajar en equipos interdisciplinarios en medicina mejora:
- La calidad y cantidad de instancias de corroboración (pausas de verificación) durante los procedimientos en sala de operaciones.
- La comunicación. La sola mejora en la comunicación (como medida del desempeño del equipo) optimiza los resultados quirúrgicos, disminuyendo las complicaciones y la mortalidad.
- La puesta en práctica de los comportamientos de respaldo mutuo.
- La percepción del equipo respecto a la seguridad del paciente.
- La atención médica en equipos multidisciplinarios es una necesidad de los pacientes, los actores del sistema de salud, las instituciones y las autoridades para reducir el error médico, cuidar a los pacientes y cuidar a los cuidadores de salud.
- El trabajo en equipo aumenta la seguridad de los pacientes, mejora la condición de los trabajadores y optimiza los costos en salud.
- Es indispensable un cambio cultural y político para iniciar planes de entrenamiento de equipos médicos que permitan la transformación del paradigma del ‘médico experto’ hacia el ‘equipo experto’.
Humanizar para evitar el error
Especialistas en medicina humanizada coinciden en la importancia de retomar una medicina centrada en el paciente y el trabajo en equipo que garantice su seguridad y buenas prácticas, lejos del concepto ‘costos’ o la ganancia económica.
Y el primer paso, asegura el doctor John Bohórquez, médico de la Universidad de Antioquia, magíster en Administración en Salud y profesor de la UdeA, es reconocer a ese individuo que tenemos al frente como un ser humano.
“Resulta fundamental que la comunicación entre médico-paciente vaya más allá de un mero intercambio de información y se convierta en una relación recíproca y productiva que le permita obtener al paciente el mejor beneficio”, dice.
Por su parte, el médico debe lograr la mayor empatía posible, puesto que los pacientes no son iguales, y debe saber aplicar el enfoque integral a cada uno, según su particularidad.
“No perder de vista también que cada paciente es un mundo distinto por explorar, por lo que la enfermedad se manifiesta de forma diferente. Las emociones que expresa el paciente son una muestra de la confianza y el médico debe actuar acorde con ello, abordándolos como seres integrales”, indica.
Se deben, por lo tanto, abrir espacios en las facultades de ciencias de la salud en los que se incentive la idea de que un buen ejercicio profesional, además de buen conocimiento científico y habilidad técnica, va acompañado de capacidad para reflexionar sobre la propia profesión, sobre lo humano, para comunicar y conectar emocionalmente, y para ponerse en el lugar del otro.
“Enseñar que los profesionales de la salud no solo tienen deberes con los pacientes individuales, o con las instituciones para las cuales trabajan, sino para con la sociedad. En este sentido, los profesionales deben aprender que un deber ético es trabajar por lograr un sistema de salud justo y eficiente, y que tienen en sus manos el poder para hacerlo”, asevera el doctor Eduardo Díaz Amado, director del Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Javeriana.