La relación médico-paciente mejora cuando existe un intercambio de información recíproca y productiva. Los pacientes suelen tener a su disposición muchos medios para investigar sobre la enfermedad; sin embargo, internet no siempre es la fuente idónea para consultar. Educar y enseñar al paciente es prioridad del médico y de los periodistas.
Los profesionales de la salud viven una época difícil para la profesión y más aún es crítico que los pacientes tienen a su disposición muchos medios para investigar sobre síntomas, signos, enfermedades y terapias.
Aunque en internet circula gran cantidad de información de fuentes, estas no son fidedignas ni confiables. Por esa razón, también es parte de la humanización de la medicina educar al paciente y enseñarle a diferenciar las notas de calidad de aquellas que solo buscan desinformar y que tienen motivaciones ocultas de fondo.
Así la relación médico-paciente mejorará no solo como un intercambio de información y se convertirá en una relación recíproca y productiva.
“Un paciente tiene todo el derecho a buscar información sobre la patología que le ha sido diagnosticada y sobre su tratamiento, el problema es el tipo de información que lo convence y cómo certificar que los contenidos tienen un aval científico que acredite la calidad de la información y, contrario a lo esperado, lo lleve a cometer errores perjudicando su salud”, asegura Ángela Jaramillo, educadora y experta en diabetes de la Asociación Colombiana de Diabetes.
Por otro lado, la información puede motivar al paciente a decidir, ante la falta de comprensión y respuestas sobre el tema, consultar al médico para verificar lo leído, con el fin de despejar dudas y confirmar su tratamiento.
Además, el uso de internet para consultar información sobre salud es muy frecuente, con influencia positiva en la relación médico-paciente. Puede ser útil para lograr cambios de comportamiento y utilizarlo como un aliado en nuestra consulta.
Un estudio de 2013 realizado por Elsevier, la mayor editorial de libros de medicina y literatura científica del mundo, entre 323 pacientes de 14 a 75 años reveló que el 53,5% de pacientes mencionó que alguna vez internet cambió su forma de pensar sobre su salud; así mismo que el 61% ha usado internet como fuente de información sobre salud. Internet respondió a sus dudas en el 92,4% de los usuarios y el 30% realizó algún cambio de comportamiento, comentándolos con su médico, el 60,1% de ellos. El 44,3% refirió hacer más preguntas en consulta y el 80,8% cree que su médico estaría dispuesto a conversar acerca de la información encontrada en internet.
Nada ni nadie sustituye al profesional
Aunque en Colombia la cobertura médica cumple en gran medida con la atención sanitaria, muchas personas por diferentes motivos no tienen cómo acceder a la consulta con el médico y se refugian en la información que aparece en internet para resolver sus dudas.
Sería muy oportuno que el médico orientara al paciente acerca de los criterios de búsqueda y de la selección de información en la red, pero por supuesto, el profesional de la salud puede sentirse amenazado ante la baja asistencia a sus consultas presenciales. Los pacientes de hoy, que se informan por internet, dependen cada vez menos de sus médicos para acceder a información y recursos. Este cambio requiere una comprensión y un abordaje diferentes por parte del médico.
‘Los riesgos del ‘médico internet’
Los conceptos médicos que aparecen en internet son globales, no personales, y el paciente corre el riesgo de llevar a la acción prácticas sobre las que no tiene la seguridad, y no conoce si son las adecuadas o efectivas para sus necesidades individuales.
“El paciente no puede tener la confianza absoluta y no sabe, a ciencia cierta, si la información encontrada sea veraz y aunque una persona de un nivel socioeconómico medio/alto puede diferenciar un contenido engañoso de otro verdadero, las personas menos favorecidas pueden dejarse convencer y, por ejemplo, caer en la automedicación o peor aún, no continuar con el tratamiento”, explica la doctora Jaramillo.
Y… ¿la ética médica?
La credibilidad de una asociación médica y el apoyo de las agremiaciones científicas otorgan a sus asociados garantías y respaldo; de igual forma, acostumbran a ser la carta de presentación y protección hacia los profesionales de salud.
“La ética y la responsabilidad de una institución (…) brindan la confianza y credibilidad, así que hay que utilizar los medios virtuales para desmentir esos atropellos. Esta es la postura correcta para evitar que personas ingenuas acepten los conceptos, consejos y las sugerencias de quienes realmente, carecen de ética médica”, sugiere la educadora Ángela Jaramillo.
Consejos para el paciente
La gran mayoría de instituciones médicas y profesionales acreditadas tienen sus páginas web y redes sociales, que informan de modo correcto y ajustado lo que el paciente necesita. “Conviene ayudarlos en el fomento de habilidades de búsqueda y de evaluación garantizando el desarrollo de las capacidades de comunicación adecuadas del médico para que la información sea comprensible, así como la utilización de un lenguaje sencillo, de modo que la información encontrada online pueda ser entendida y manejada de manera confiable”, aconseja la profesional.
La información disponible a través de internet ha transformado la relación médico-paciente haciéndola más activa. El paciente es más autónomo, sabe que tiene derecho a preguntar y a que sus dudas sean resueltas.
Los conceptos médicos que aparecen en internet son globales, no personales, por eso no se adaptan a todos los pacientes.
“Sugiero que médico y paciente tomen decisiones juntos, de acuerdo con las preferencias y necesidades de los pacientes y que, definitivamente, se tenga en cuenta lo que el paciente siente, piensa y necesita”, concluye la doctora Jaramillo.
Consejos para el médico
La información médica que se encuentra en internet puede ser errónea, engañosa o malinterpretarse, poniendo en peligro la salud; por esto es tan importante en la consulta médica, alertar al paciente y brindar sugerencias para que, si en algún momento decide consultar, dirija su búsqueda a sitios reconocidos y recomendados. Así mismo, se recomienda denunciar y hacer viral dicha denuncia ante las autoridades acreditadas.
Perspectiva desde el periodismo en salud
El papel del periodismo en salud para informar a pacientes y médicos sobre temas de salud es el de buscar una sociedad con una mejor y mayor calidad de vida, para lo cual el ejercicio periodístico en este ámbito debe girar en torno a varias premisas:
- Demostrar responsabilidad y, por tanto, capacitación y especialización en la fuente.
- Divulgar de la forma más pedagógica, pero exacta la información pensando en que, en general, nos dirigimos a pacientes potenciales, enfermos y personas que no deben enfermarse, y menos de patologías prevenibles.
- No perder la sensibilidad y perspectiva de que estamos hablando de vidas humanas, que pueden traducirse en hijos, madres, padres, amigos, suyos y míos.
- No olvidar nunca los temas de prevención.
- No dar por ciertos ejemplos que parezcan obvios, especialmente, en el caso de despejar mitos, que tanto les gustan a las personas.
‘Fake news’ en salud
El tema de las fake news es tan evidente, extendido, abrumador y preocupante en la sociedad actual que requiere de varias perspectivas de análisis:
“Los periodistas serios y la gente de ciencia, debemos basar la información que divulgamos siempre en evidencia científica, fuentes confiables, contrastando la referencia, buscando estudios actuales, consultando a los médicos adecuados y con la mayor experticia en cada tema para no caer en la difusión de publicaciones que quieren satisfacer tendencias que se vuelven moda en el público como teorías de conspiración, falsas noticias, noticias manipuladas, creencias disfrazadas en ciencia”, asegura Martha Cano Albornoz, fundadora de la agencia de comunicaciones Martecomunica, periodista experta en temas de salud.
Por regla general, las noticias falsas son de buen recibo para el público masivo porque les dan a las personas argumentos de lo que quieren escuchar y creer, independientemente de lo que la ciencia y la evidencia confirman a gritos.
Las fake news, con frecuencia, tienen titulares demasiado llamativos y están presentadas de forma divertida o irónica y eso le gusta a la gente. O, a veces, disfrazadas en cosas muy serias que no lo son.
“A diario, los periodistas que cubrimos salud nos enfrentamos a este tipo de videos, artículos e información (…), y eso indigna a todos los que del lado de la salud pasamos horas y horas trabajando y enfrentando, por ejemplo, esta pandemia y viendo el colapso en el sistema, el desgaste del personal médico y la muerte de muchos seres humanos”, apunta Martha Cano.
“La credibilidad y la transparencia serán la piedra angular para el sector salud que cuenta con voceros reconocidos ante los medios, pero que necesitan también ser capaces de hacer sus propios comunicados aprovechando el poder de los medios sociales”, explica Ramiro Parias, conferencista y consultor de negocios en internet.
Claves para detectar las noticias falsas
- Tomar un minuto para ver quién envía la información, quién habla, qué profesión tiene, ¿es real?
- Contrastar en internet buscando otras fuentes y perspectivas para los mensajes que nos están llegando.
- Mirar con sentido común las cifras, las ideas que exponen, preguntarse por qué no aparecen en otros medios.
- Sospechar siempre de los anónimos, de las frases que se atribuyen a grandes científicos, de los estereotipos, de los mensajes con mala redacción y ortografía. Sospechar de las cadenas que llegan por WhatsApp.
- “Recordar que los algoritmos de análisis de los datos que le gusta consumir a cada uno ya los tienen detectados sus redes y motores de búsqueda y siempre van a ofrecer más de lo que les gusta. Por eso, es indispensable, leer las opiniones contrarias; así, en un primer momento, no estemos alineados, o no nos gusten”, sugiere la periodista.
Médicos y periodismo
Una de las principales herramientas de la relación médicos-periodistas ‒en la divulgación de información en salud‒ debe ser la humildad de ambas partes para entender que los periodistas de salud no son médicos y, en el caso de los doctores, que ellos saben mucho de medicina, pero no necesariamente de la comunicación especializada para que sus mensajes de prevención, promoción, tratamientos de enfermedades, sumados a las advertencias en temas de salud pública requieren mensajes claros, sencillos y pedagógicos que algunos periodistas estamos capacitados para entregar.
Esto es clave para la eficiencia y fuerza de los mensajes que le llegan a la opinión pública. El segundo punto sería el respeto y la cooperación en aras de un mensaje real y contundente. Una manera de lograrlo son los talleres de vocería que periodistas expertos les brindan a los médicos que aparecen liderando entrevistas en medios de comunicación.
Un paciente tiene todo el derecho a buscar información sobre la patología que le ha sido diagnosticada, el problema es cómo certificar que los contenidos tienen aval científico.
“En pocas palabras, las personas elegidas como voceros científicos de agremiaciones y entidades deben estar calificadas y aprovechar cada entrevista para ser verdaderos difusores de ciencia y de mensajes sencillos que le sirvan en la cotidianidad a la gente”, concluye la fundadora de Martecomunica.
Recomendaciones para el gremio médico y los periodistas
- No dejar pasar una nota periodística para dar recomendaciones sencillas de prevención y tratamiento de cualquier patología.
- Hacer pedagogía sobre reconocer síntomas de enfermedades.
- Contrastar fuentes, información y enfoques.
- Hablar de forma sencilla, pero muy precisa.
- Recurrir a los testimonios sin ser dramáticos.
- En salud no olvidar hablar de las técnicas antiestrés, el amor, las amistades, el sueño, el sexo, el deporte, la alimentación, el respeto del cuerpo, y las actividades artísticas que son factores claves para llevar una vida sana.
- Buscar siempre investigaciones serias y recientes.
- Dar ejemplos con realidades locales.
- Despejar mitos.
- Buscar al especialista más calificado para hablar de cada tema.
- No quedarse solo con las fuentes gubernamentales.
- Durante la pandemia, recordar siempre que este es un período histórico que requiere el compromiso colectivo para salir adelante.
- No caer en los extremos: fatalistas u optimistas sin principio de realidad.
- Nunca generalizar.
- No ceder a las presiones de la industria o del gobierno. Ser valientes e independientes.
- Manejar y explicar acertadamente los términos.
- Determinar que la prevención debe ser una premisa del periodismo en salud.
- En suma, la ciencia no es absoluta, sino dinámica, así que es bueno estar abiertos y debatir tranquila y civilizadamente cualquier tema.
La información sobre la salud siempre ha sido ‘monopolizada’ a nivel de contenidos por los especialistas y sus medios, y esto es lo correcto; el problema es que hoy en día cualquiera emite o replica informaciones sin verificar, sin conocer la fuente, sin saber sus posibles efectos y consecuencias, aprovechando la inmediatez y el gran alcance de los medios sociales.
Para no caer en noticias falsas
Desde los medios de comunicación, también se debe educar a los usuarios para que aprendan a ‘no tragar entero’ en internet.
“Las famosas cadenas de WhatsApp, son enlaces falsos (…) Los más jóvenes, siendo ‘nativos digitales’, en su mayoría han perdido su criterio. No reconocen la diferencia entre un meme y una noticia de una fuente original”, señala Ramiro Parias.
No es fácil el no caer en las fake news, pero sí podemos aplicar los tres filtros de Sócrates. En estos postulados, el filósofo nos enseñaba a discernir la verdad.
1. El filtro de la verdad: el primero de los tres filtros, es el filtro de la verdad. Si no estamos seguros de que esa ‘noticia’ es verdadera, no la propaguemos, compartamos o interactuemos con ella.
2. El filtro de la bondad: la gran mayoría de noticias atacan a un ser humano, a una entidad o a una idea o, por qué no, a un virus. Entonces, abstinencia completa de interactuar con informaciones que fomenten la duda, el odio o todo lo que vaya en contra de la moral y las buenas costumbres.
3. El filtro de la utilidad: si fuera útil, lo sabríamos a través de medios oficiales.
Durante años la educación médica se ha enfocado en profesionalizarlos en el arte de detectar enfermedades y recomendar las mejores prácticas para que el paciente prevenga enfermedades o recupere el equilibrio de su estado de salud. “Pero, el mundo ha cambiado vertiginosamente en los últimos 50 años, y el médico que visitaba a cada familia y se convertía en un consejero entrañable y miembro de honor, ha pasado a ser un consultor independiente, con su oficina particular que atiende por Skype o Meet una cita ginecológica, en el mejor de los casos, porque en el peor sale en Tik Tok”, ejemplifica Parias.
Conclusión
Si en la academia se incluyen entrenamientos sobre administración económica de empresas, logística operativa de servicios de salud, marketing y publicidad y, obviamente, manejo de medios de comunicación, podremos encontrar profesionales, capaces de mantenerse actualizados, haciendo presencia en los canales correspondientes y dándose a conocer con información oficial de carácter médico en temas de salud a través de un correspondiente tratamiento de audiencias, tecnologías, dispositivos y otros elementos esenciales en la comunicación de hoy día.