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¿Noche en urgencias aumenta la mortalidad?

Este es el interrogante que un grupo de investigadores resuelve en pacientes mayores de 75 años. Los hallazgos sugieren que, particularmente aquellos con autonomía limitada, que pasan la noche en el servicio de urgencias a la espera del ingreso hospitalario tienen un mayor riesgo de morbimortalidad hospitalaria. ¿Qué dicen los estudios?

Con frecuencia los servicios de urgencias permanecen congestionados y los tiempos de espera suelen ser muy prolongados  para los pacientes, lo que se traduce en desvíos de ambulancias a otros centros hospitalarios, estadías más largas, mayor número de errores y también aumento de la mortalidad para los pacientes.

 

El desenlace primario fue mortalidad a 30 dias. Según la investigación, los desenlaces secundarios incluyeron eventos adversos hospitalarios (es decir, caídas, infecciones, hemorragia, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular, trombosis, lesiones por presión y disnatremia) y la duración de la estancia hospitalaria.

De hecho, el artículo ‘Efectos del reposo prolongado en adultos mayores hospitalizados’, realizado en Chile y Perú (http://dx.doi.org/10.15381/anales.v78i4.14268) sostiene que la permanencia en cama y la disminución de la actividad física en los adultos mayores predisponen al desarrollo o agravamiento de ciertas condiciones patológicas relacionadas en mayor medida con los sistemas cardiovascular, respiratorio y musculoesquelético y que hasta el 33% de los adultos mayores hospitalizados presentarán deterioro funcional en al menos una de las actividades de la vida diaria y se incrementa a casi el 50% cuando superan los 80 años de edad.

Al respecto, el médico emergenciólogo, César Augusto Rusinque, de la Pontificia Universidad Javeriana, afirma que se trata de un fenómeno que se ha extendido en el mundo y Colombia no es la excepción. “Los pacientes adultos mayores son susceptibles de presentar complicaciones relacionadas en su mayoría con fenómenos de delirium (condiciones de desorientación) vinculados a una mayor mortalidad. Adicionalmente, sus condiciones de fragilidad los hacen más propensos a adquirir infecciones y sus enfermedades de base aumentan el riesgo de infarto asociado al estrés de su estancia en urgencias”.

¿Qué pasa los fines de semana?

A lo anterior, se suma lo que se conoce como el ‘efecto fin de semana’ en los hospitales, con el cual la tasa de mortalidad es hasta un 82% mayor. Y se debe a que atienden con menos personal del habitual, lo cual retrasa las intervenciones. Según el estudio ‘El Proyecto Global Comparators: comparación internacional de la mortalidad hospitalaria a 30 días por día de la semana’, publicado en el British Medical Journal, las operaciones no se efectúan de la misma manera ni con la misma calidad, y disminuye la atención de los pacientes que se encuentran en periodo posoperatorio. 

Este análisis llevado a cabo por investigadores del Imperial College de Londres, dice que existe menos riesgo de muerte si los pacientes entran en quirófano un lunes y aumenta a medida que avanza la semana. El equipo estudió las circunstancias en las que sucedieron 27.000 fallecimientos y descubrieron que las tasas de mortalidad, hasta 30 días después de la operación, eran 44% superiores si se efectuaba un viernes, en vez de a principios de la semana, y un 82%, si era sábado o domingo.  https://qualitysafety.bmj.com/content/24/8/492.full

Un poco de historia

El estudio ‘Congestión en el servicio de urgencias: respuestas basadas en evidencias a preguntas frecuentes’ (https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2017.04.009), va un poco atrás en la historia y sostiene que en la década de los 60, los hospitales eran lugares de admisión electiva, con pocos pacientes en urgencias y funcionaban en horario hábil, con un reducido personal en noches y fines de semana. Pero afirma que en los últimos años todo ha cambiado y se ha dejado de lado una población de pacientes mucho más enferma, llenando los hospitales a su máxima capacidad, con poco personal de atención, y ahí surgen los problemas pues el volumen de enfermos en urgencias es impredecible y también hay visitas innecesarias, lo que se traduce en la permanencia de pacientes ubicados en camillas, pasillos y sillas.

“En general, mejorar la capacidad hospitalaria reducirá la permanencia de pacientes en la unidad de urgencias. Una variedad de mecanismos, que incluyen la programación proporcional en la semana de los ingresos electivos y las alertas tempranas, mejorarán la espera de camas. Mucho se ha trabajado sobre el impacto de la programación electiva por conveniencia de las admisiones quirúrgicas, demostrándose un impacto tremendamente negativo en el flujo general y espera de camas (ver información del Instituto de Optimización de la Atención de Salud: http://www.ihoptimize.org)”.

En Colombia

El artículo ‘Urgencias, en colapso ante la falta de entendimiento’, publicado en el periódico El Colombiano el 9 de junio de 2023, dice que, si bien el servicio está diseñado para funcionar 24 horas, hay que preguntarse por su buen uso. Luis Felipe Duque Sierra, médico especialista en Medicina de Urgencias de la Universidad CES, afirma que “menos del 5% de los pacientes que llegan a urgencias requieren una intervención inmediata que les salve la vida. Entre un 15 y 20% tienen condiciones graves y alta probabilidad de complicaciones. Alrededor de otro 30% son pacientes con condiciones que deben ser manejadas hospitalariamente, pero que no son críticas”.

En Bogotá, de acuerdo con la Personería, el 66% de los servicios de urgencias presenta sobreocupación y los centros de complejidad alta reportan un colapso del 171%. De igual forma, el 80% de los pacientes de las instituciones privadas superan las 24 horas de permanencia, mientras que en el caso de las IPS del sector público analizadas la cifra es del 60%.

Si bien las urgencias son la puerta de entrada a los hospitales porque desde allí se dispone la hospitalización o la cirugía de pacientes ante emergencias médicas, los expertos sostienen que las soluciones deben ser integrales, para garantizar el acceso integral y permitir un flujo adecuado de los pacientes conforme a los tiempos de atención esperados. En la práctica, una de las opciones para hacerlo es remitir a los pacientes que no requieren estar allí a otros centros de atención.

“Desafortunadamente el fenómeno de congestión en urgencias es un problema crítico que se ha generalizado en todas las instituciones de nuestro país, lo que se ha asociado a mayor tiempo allí”, dice el doctor Rusinque.

Así es como plantea que una de las maneras de reducir los problemas, en especial, en los pacientes mayores es evitar la permanencia innecesaria en urgencias y en el hospital, “si se puede dar manejo ambulatorio, este siempre será la mejor opción en la medida de lo posible. Igualmente, solicitar egresos a hospitalización en casa de forma temprana. Lo segundo, en caso de requerir hospitalización, es lograr el traslado a habitación de forma prioritaria o las áreas de urgencias abiertas, con acompañante permanente. También se deben evitar los medicamentos que se asocien al delirium (como los psicóticos y benzodiacepinas) y, por último, controlar las condiciones o enfermedades de base que los llevan a hospitalizarse, lo más pronto posible. Podemos ayudar al hacer un uso razonable de los servicios de urgencias y permitir que se priorice la atención de las personas de tercera edad”, concluye el especialista.

 

 

 

 

 

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