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Resistencia a los antimicrobianos, un problema de salud pública

©2024 SHUTTERSTOCKPHOTOS

La automedicación, la venta de medicamentos sin el debido control, los errores en la prescripción médica, la falta de antibiogramas para identificar la bacteria patógena y la publicidad y promoción indebidas, son factores influyentes en la RAM. Retos de los profesionales de la salud para superar la problemática.

La resistencia antimicrobiana (RAM) se considera un grave problema de salud pública, que además repercute en todo el sistema de salud, ya que afecta directamente la eficacia y especificidad que ejercen los antibióticos existentes, en el tratamiento de muchas infecciones que pueden ser transmisibles tanto en seres humanos cómo también en animales, lo que incide en fracasos terapéuticos, que antes respondían de manera positiva a la acción de las moléculas de antibióticos prescritos por los clínicos tratantes y que actualmente generan perfiles de resistencia bacteriana no esperados. Estos pueden presentarse por mecanismos totalmente nuevos, tanto en un área geográfica definida, o incluso, por ejemplo, por mecanismos emergentes dobles de carbapenemasas, que ya han generado alertas a las redes de vigilancia a nivel de América Latina y de Colombia; y que, a su vez, permiten facilitar la identificación y la contención de estos nuevos mecanismos emergentes dobles y triples (Instituto Nacional de Salud/ Organización Mundial de la Salud, 2022).

“Estos factores que influyen en la RAM pueden traer como consecuencia el aumento en los indicadores de mortalidad, morbilidad y fracaso terapéutico en aquellos pacientes que muestren patologías infecciosas y, por tanto, pueden incidir negativamente en la prestación de servicios de salud, lo que se refleja en sobrecostos en la operatividad y el tratamiento de los pacientes, afectación en la calidad de la atención en términos de seguridad del paciente, por mayor riesgo de ocurrir un evento adverso, por un aumento de Infecciones Asociadas a la Atención en Salud (IAAS) y del indicador institucional de tasa global de infecciones, aumento de estancia hospitalaria, afectación del indicador de giro/cama y, por consiguiente, disminución de la disponibilidad de camas a nivel hospitalario, lo que perjudica la eficiencia de los procesos de calidad en la atención y prestación de los servicios de salud, agravando el colapso en algunos servicios, por la sobreocupación que pueda presentarse en servicios de hospitalización y cuidado intensivo, en las instituciones hospitalarias”, explica la doctora Sandra Maritza Gordillo Hernández, bacterióloga, magíster en Salud Pública y especialista en Epidemiología y en Administración en Salud.

Factores que influyen

La automedicación, la venta sin control, los errores en la prescripción, la falta de pruebas de laboratorio para identificar las bacterias y la publicidad indebida pueden influir en la RAM, ya que son factores que contribuyen a aumentar los indicadores de resistencia antimicrobiana, en su mayoría a múltiples clases de antibióticos como los betalactámicos y las fluoroquinolonas, porque inducen directa e indirectamente a las personas a realizar prácticas, aplicar comportamientos y actitudes que favorecen el uso indiscriminado de los antibióticos, lo cual es el principal desencadenante del aumento de la resistencia antimicrobiana (RAM); que al ser inducida sobre todo por la comunidad, se convierte en un gran reto para su rastreo, seguimiento, manejo e intervención por parte del personal médico y demás actores involucrados en su investigación, inspección y vigilancia sistemática.

“Estos factores determinantes, también pueden contribuir a inducir mayor resistencia a los antibióticos, a través de mecanismos selectivos presentes en muchas de las bacterias que causan enfermedades infecciosas, tanto en el hombre como en los animales; estos últimos, por ejemplo, mediante el uso indiscriminado de antibióticos no solo a nivel de los centros hospitalarios, sino por el abuso de algunos sectores de la agroindustria, como la evidencia científica lo ha demostrado en diversos estudios que involucran algunas áreas de la producción en piscicultura y ganadería”, complementa la doctora.

Además, se pueden presentar barreras y brechas en los servicios de salud, por el acceso restringido a laboratorios automatizados y a nuevas tecnologías con sistemas de identificación bacterianos costosos y al no contar con un oportuno y certero diagnóstico, se contribuye a disminuir la efectividad y eficacia en el tratamiento de las infecciones, lo que a su vez, debilita los sistemas de información de datos epidemiológicos, que reflejan y examinan la situación real de resistencia antimicrobiana en las instituciones de salud del país.

Cifras de RAM

Estudios publicados en 2015 por el Reino Unido, a través de datos mencionados por informe de RAM de la Organización Panamericana de la Salud, se estiman más de 700 mil muertes anuales y serían aproximadamente 10 millones anuales en 2050 por esta causa, con un costo de 300 millones a 100 trillones de dólares (O’Neil, 2016) (Smith & Coast, 2013).

En los últimos años, la situación ha empeorado por otros factores más allá del sector salud, entre ellos el cambio climático, las migraciones y la pandemia del COVID-19. De acuerdo con los datos publicados por el Institute for Health Metrics and Evaluation, Universidad de Washington, para el 2019, se estimaron 4,95 millones (3,63–6,57) de muertes asociadas a RAM (solo en Estados Unidos) y 1,27 millones (95% UI 0,911–1,71) de muertes globales atribuibles a RAM.

Se observan las mayores tasas de mortalidad a nivel mundial en países del tercer mundo, como en la región de África subsahariana y en América Latina, principalmente en las regiones de Suramérica, los Andes, la zona tropical y el Caribe, mostrando tasas de mortalidad asociadas a RAM superiores a 50 muertes/100,000 habitantes, y tasa de mortalidad atribuible a RAM de 15 muertes/100,000 habitantes.

Al revisar los análisis de los patógenos más frecuentes, para 2019 se evidenció que a nivel global el S. aureus resistente a meticilina causó más de 100,000 muertes atribuibles a RAM y en América Latina más de 11,000.

Otros patógenos que ocasionaron más de 50,000 muertes atribuibles a la RAM fueron la M. tuberculosis multidrogo resistente, E. coli resistente a cefalosporinas de tercera generación, y fluoroquinolonas, A. baumannii resistente a carbapenémicos y K. pneumoniae resistente a cefalosporinas de tercera generación, y carbapenémicos.

“En América Latina las combinaciones P. aeuroginosa resistente a carbapenémicos y S. Pneumoniae, también resistente a carbapenémicos, fueron responsables de un significativo número de muertes atribuibles a RAM”, precisa Gordillo Hernández.

Características de los pacientes

En el informe de 2022 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), del Sistema Mundial de Vigilancia de la Resistencia a los Antimicrobianos y de su Uso (GLASS) se analizan las tasas de resistencia a los antimicrobianos (o antibiorresistencia) en relación con la cobertura de pruebas analíticas en cada país, así como las tendencias al respecto desde 2017 y datos sobre el consumo humano de antimicrobianos en 127 países, que representan un 72% de la población mundial.

El informe expone datos que describen y notifican elevados niveles de resistencia (por encima del 50%) en bacterias que son causa frecuente de septicemia en hospitales, como Klebsiella pneumoniae o Acinetobacter spp. Para tratar estas infecciones potencialmente mortales, se necesitan antibióticos de último recurso, como los carbapenémicos. Según los datos comunicados; sin embargo, un 8% de las septicemias causadas por Klebsiella pneumoniae se mostraron resistentes a los carbapenémicos, lo que aumenta el riesgo de muerte por una infección no tratable.

“En Colombia, según datos de expertos del Instituto Nacional de Salud, esta resistencia de las carbapenemasas enterobacterales se detectan en la mayoría del territorio nacional con mayor frecuencia en regiones de Antioquia, Valle y Santander y con mayor prevalencia de carbapenemasas KPC, seguida de NDM y las co-producciones (2 o 3 genes de resistencia a carbapenémicos) más frecuentes fueron KPC + NDM seguidas por KPC + VIM, esto indica que el manejo clínico debe estar asociado a pruebas de diagnóstico por el laboratorio, resultados microbiológicos ligados a características del antibiograma, además de pruebas complementarias, que permitan determinar el perfil de resistencia específico presente para cada paciente, establecer el tratamiento de antibioticoterapia más adecuado y acorde al proceso infeccioso, antecedentes y características clínicas individuales, teniendo en cuenta las necesidades terapéuticas particulares y factores asociados a su misma condición clínica”, concluye la bacterióloga colombiana.

El papel de los profesionales de la salud

Debido a la magnitud de las cifras de RAM y a sus efectos en la salud pública se requieren acciones urgentes para su control e intervención, por medio de un trabajo conjunto que permita preservar los antibióticos funcionales y las nuevas moléculas de antimicrobianos.

Ante esta situación, ¿cómo actuar, ¿qué recomendaciones dar a los profesionales de salud? Con el apoyo de la doctora Sandra Maritza Gordillo Hernández, estas son cinco recomendaciones esenciales:

  1. Determinar el impacto de la RAM es crucial con el fin de establecer estrategias que contribuyan a mejores desenlaces terapéuticos y disminuir la carga de enfermedad que genera a nivel hospitalario y las consecuencias en cuanto al aumento de los indicadores de morbimortalidad y de tasa global.
  2. Fortalecer las capacidades técnicas a nivel de las instituciones prestadoras de servicios de salud en el país, para realizar la detección, análisis, orientación y abordaje de las acciones de prevención, vigilancia y control de las Infecciones asociadas a la atención en salud (IAAS) y los brotes hospitalarios, relacionados con la RAM a nivel hospitalario.
  3. Continuar con el reforzamiento de lineamientos, normatividad y políticas públicas que contribuyan a transformar conductas en el equipo médico, las farmacias y la comunidad en general para racionalizar el uso de antimicrobianos, incluyendo su prescripción, consumo y venta, con el fin de asegurar la calidad en los servicios de salud en torno a la práctica de acciones del programa de control de infecciones (PCI) y el monitoreo de la RAM a través del programa de optimización en el uso racional de antimicrobianos (PROA), al interior de las instituciones de salud.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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