Las investigaciones sugieren que drogas alucinógenas y psicodélicas como el LSD, el MDMA y la psilocibina pueden ayudar a tratar enfermedades como la depresión, el Alzheimer y el estrés postraumático si se administran bajo supervisión médica. Estudios se enfocan en cómo estas sustancias afectan el comportamiento, el estado de ánimo, la cognición, la función cerebral y los marcadores biológicos de la salud del paciente. ¿Cómo funcionan?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declara que las drogas alucinógenas y psicodélicas “se caracterizan por su capacidad de producir distorsiones en las sensaciones y alterar marcadamente el estado de ánimo y los procesos de pensamiento. Incluyen sustancias de una amplia variedad de fuentes naturales y sintéticas, y son estructuralmente diferentes”.
La definición de la OMS contrasta con un movimiento mundial médico, el cual asegura que es momento de proponer nuevos tratamientos para las enfermedades mentales. Una de las mayores razones por las cuales psiquiatras y científicos alrededor del mundo buscan encontrarlos es el hecho de que en la actualidad los antidepresivos suelen tardar semanas en hacer efecto y los tratamientos pueden durar muchos años, incluso toda la vida.
“Los antidepresivos que existen, aunque son buenos, no son suficientes”, dice Federico Ramos, médico psiquiatra, profesor investigador y director del Comité de Ética e Investigación Clínica (CEIC) de la Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud en el Tecnológico de Monterrey, en entrevista con TecScience.
Estudios de países como Estados Unidos, Reino Unido, Australia y Alemania, como la publicación Efecto de la dosis de psilocibina sobre la depresión primaria y secundaria: una revisión sistemática preliminar y un metanálisis, han encontrado que dosis controladas de esta sustancia, acompañadas de una terapia y seguimientos adecuados por parte de expertos, puede reducir los síntomas de la depresión resistente a tratamiento en tan solo 24 horas.
Y es que, en ocasiones, una sola dosis puede ser suficiente para su control durante un periodo de tres semanas. Además, los efectos adversos, que incluyen dolor de cabeza, náuseas, mareos y psicosis, suelen durar solamente el tiempo que hace efecto la psilocibina, que ronda las tres horas, y pueden ser controlados por el terapeuta con contención verbal.
En estudios clínicos y preclínicos, las sustancias psicoactivas no han levantado alertas de crear adicción. ”Me parece muy injusto el trato que se le ha dado a este tipo de compuestos, no estoy de acuerdo con que se les haya estigmatizado tanto y clasificado con sustancias como la cocaína y heroína”, dice Raúl Escamilla, médico cirujano y psiquiatra del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz de México.
Aun cuando las investigaciones disponibles son esperanzadoras, hasta ahora han sido realizadas en grupos pequeños de pacientes, en poblaciones principalmente caucásicas, por lo que es necesario extender los análisis para tener evidencia amplia de su eficacia y seguridad para todos.
Hoy en día, como estas sustancias están prohibidas en muchos países, las personas interesadas en consumirlas suelen encontrarlas en ceremonias con guías espirituales o en fiestas que las distribuyen de forma no regulada.
ESTUDIOS CLAVE
El Center for Psychedelic and Consciousness Research (Centro de Investigación Psicodélica y de la Conciencia) de la Universidad Johns Hopkins, trabaja en la comprensión científica de los psicodélicos y su potencial para tratar trastornos de salud mental, mejorar el bienestar y ampliar el entendimiento de la conciencia y en la actualidad sus científicos retoman los estudios de los compuestos farmacológicos conocidos como psicodélicos que comenzaron en los años 50 y 60, terminando abruptamente a principios de los años 70 como respuesta a una cobertura mediática desfavorable, lo que dio lugar a percepciones erróneas de los riesgos y a regulaciones muy restrictivas.
Su publicación en el año 2006 sobre la seguridad y los efectos positivos duraderos de una dosis única de psilocibina se considera el estudio de referencia que desencadenó una renovación de la investigación sobre psicodélicos en todo el mundo. Desde entonces, ha publicado más estudios innovadores en más de 150 artículos revisados por pares en revistas científicas.
En dicha investigación se determinó cómo los psicodélicos afectan al comportamiento, el estado de ánimo, la cognición, la función cerebral y los marcadores biológicos de la salud del paciente. Además, consiguió los efectos terapéuticos en personas que sufren una variedad de afecciones desafiantes, incluida la adicción (tabaco, alcohol, otras drogas de abuso), angustia existencial causada por enfermedades potencialmente mortales, trastorno depresivo mayor, anorexia nerviosa, enfermedad de Lyme posterior al tratamiento, depresión asociada con la enfermedad de Alzheimer y trastorno obsesivo-compulsivo.
Y es que la psilocibina está recibiendo gran atención por parte de la medicina actual. Este alcaloide está presente en las setas del género Psilocibybe, o más concretamente un derivado sintético del mismo, puede ayudar a personas con depresión mayor, o así lo ha demostrado el mayor estudio hecho, el Compass, publicado en la revista The New England Journal of Medicine. En esta investigación, se formaron tres grupos cuyos integrantes ingirieron 25, 10 y 1 miligramo de la droga, sin saber cuál les correspondía.
El grupo que tomó 25 miligramos de psilocibina tuvo una mejoría clínica mayor en la tercera semana del ensayo y, en comparación a su tratamiento habitual, el 29% de estos pacientes estaban en remisión después de tres semanas, en contraste con el 8% en el grupo placebo. Después de un tiempo, los efectos positivos disminuyeron: luego de 12 semanas, solo el 20% de los pacientes que recibieron la dosis alta seguían respondiendo, una mejora con respecto al grupo placebo que no fue estadísticamente significativa.
Al mismo tiempo, 179 de los 233 pacientes del ensayo informaron al menos de un efecto adverso, como dolores de cabeza, náuseas, fatiga o insomnio, algo incómodo, sin duda, pero no motivo de preocupación. Sin embargo, 12 pacientes experimentaron efectos adversos graves, definidos como manifestaciones de ideación suicida, incluida la autolesión. Se registró que cinco de los pacientes del grupo de dosis más alta habían mostrado conducta suicida, así como seis del grupo de 10 mg. Esto se comparó con solo uno en el grupo de placebo.
La empresa Compass Pathways ha desarrollado una versión sintética patentada de la psilocibina y ha demostrado con un pequeño estudio que una sesión del fármaco puede ayudar en casos de depresiones que no responden al tratamiento. En la actualidad, la empresa está llevando a cabo un gran ensayo en Estados Unidos e internacionalmente en pacientes deprimidos. Los resultados se esperan para finales de 2025.
AVANCES
España no se queda atrás en el campo de la medicina psicodélica. Recientemente, se ha creado la Sociedad Española de Medicina Psicodélica (SEMPSI). Su presidente, el psiquiatra Óscar Soto, asegura que el objetivo de dicha sociedad es “divulgar información veraz, basada en la evidencia científica, sobre el uso como terapéutico de los psicodélicos, y establecer guías clínicas, códigos deontológicos y de buenas prácticas para la aplicación de estos tratamientos en el ámbito sanitario”.
México, por su parte, creó en el año 2023 el primer protocolo de investigación medicina psicodélica dado que estos compuestos han formado parte de la medicina tradicional de pueblos indígenas originarios. Si bien el país cuenta con una gran biodiversidad de hongos psilocibios y con conocimiento ancestral, sus propiedades terapéuticas han sido poco estudiadas en un contexto científico y, hasta la fecha, no existe ningún tratamiento aprobado que los incluya.
“México tiene el potencial de colocarse como un líder en medicina psicodélica”, expresó Raúl Escamilla, médico cirujano y psiquiatra del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, en entrevista con la Revista TecScience. El investigador y su grupo diseñaron el protocolo para probar la eficacia y seguridad del hongo Psilocybe cubensis, como una alternativa para tratar el desorden de depresión mayor.
El científico enfatiza que, pese a que es un gran logro, aún les esperan trámites y autorizaciones por parte de las autoridades reguladoras del país, además de que necesitan conseguir el debido financiamiento para llevar a cabo su estudio. Él y su grupo están esperanzados en que este es el primer paso para abrirle la puerta a la medicina psicodélica en el país.
En Estados Unidos la terapia psicodélica con metilendioximetanfetamina, o MDMA ha sido usada en ensayos clínicos. Sin embargo, esta droga —conocida en la calle como éxtasis o molly— está sujeta a graves sanciones penales según la clasificación de la Administración de Control de Drogas de EE. UU. (DEA). Esta incluye los psicodélicos en la Lista 1, la categoría más restrictiva definida como “sin uso médico actualmente aceptado y con un alto potencial de abuso”.
No obstante, Lykos Therapeutics (antes MAPS Public Benefit Corporation) presentó —en diciembre de 2023— el primer psicodélico en décadas a la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) para su evaluación como tratamiento del trastorno de estrés postraumático (TEPT). Se espera que dentro de unos años se presente una solicitud similar para una forma sintética de psilocibina.
La aprobación de cualquiera de los dos fármacos llevaría a la reclasificación de la DEA y abriría la posibilidad de que los médicos prescribieran psicoterapia asistida con psicodélicos a sus pacientes, en la que el fármaco se administraría durante una o más sesiones y se combinaría con terapia de conversación en los días o semanas anteriores y posteriores (un número limitado de personas con TEPT han podido acceder a la terapia con MDMA en virtud de un programa de acceso compasivo iniciado en el año 2022.
Al respecto, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) considera que la solicitud de Lykos está completa y lista para su evaluación, podría pronunciarse sobre el medicamento basando su evaluación en dos ensayos clínicos a gran escala publicados en Nature Medicine en 2023 y 2021 que descubrieron que tres sesiones de terapia asistida con MDMA mejoraban significativamente el TEPT, en muchos casos hasta el punto de que no podían detectarse los síntomas de la enfermedad. Los efectos secundarios registrados en el estudio incluían náuseas, escalofríos y otras molestias, pero también palpitaciones cardíacas más graves y aumento de la tensión arterial.
“Estamos en una crisis de salud mental y las herramientas de que disponemos no parecen suficientes”, afirma Tom Insel, psiquiatra, neurocientífico y ex director del Instituto Nacional de Salud Mental en Estados Unidos. Incluso los medicamentos actuales que sí ayudan a algunas personas deben tomarse de forma continuada, mientras que los psicodélicos sólo requieren una o unas pocas aplicaciones, afirma Insel, autor del libro Healing: Our Path from Mental Illness to Mental Health (Curación: Nuestro camino de la enfermedad mental a la salud mental).
Si la FDA aprueba la terapia con MDMA, los profesionales sanitarios podrían utilizarla para otras afecciones, además del TEPT. Pequeños ensayos sobre la droga han descubierto beneficios potenciales para los trastornos alimentarios, la ansiedad social en personas con autismo y la angustia de tener un diagnóstico terminal, entre otros.
En 2020, en Oregón se aprobó una medida electoral para legalizar y regular la terapia con hongos psilocibios en el Estado para las personas independientemente de si tienen un diagnóstico de salud mental, desde entonces los habitantes pueden acceder a este tratamiento. Un programa similar se ofrecerá eventualmente en Colorado, después de que autorizara la propuesta 122 de la Ley de Salud de Medicina Natural en 2022. Mientras tanto, varias ciudades de todo el país han despenalizado la posesión de psicodélicos para uso personal, convirtiéndolos en una baja prioridad policial, entre ellas Ann Arbor (Michigan), Washington D.C. y Somerville (Massachusetts).
En Canadá se inició un programa de acceso especial en 2022, que permite a las personas con diagnósticos terminales solicitar terapia con psilocibina. En junio, Australia se convirtió en el primer país en permitir que los médicos prescriban psilocibina y MDMA para condiciones de salud mental, mientras que países como Italia, Argentina y otros han despenalizado las drogas. En España, por ahora, el debate se reduce a la posible regulación del cannabis para uso médico y a una posible despenalización de drogas psicodélicas.
EN COLOMBIA
En el país la Asociación Colombiana de Estudios y Terapias con Psicodélicos promueve el conocimiento científico y tradicional centrado en el estudio de los psicodélicos para apoyar en la comprensión de sus efectos y potencial uso terapéutico, y las buenas prácticas en el campo de la salud mental. Igualmente, congrega a todos los profesionales que quieran contribuir en la investigación y desarrollo de políticas públicas responsables e informadas relacionadas con estos medicamentos. En Colombia aún se trabaja en la regulación de este tipo de medicamentos, pero ya varios profesionales de la salud, formulan cannabis medicinal y psilocibyna, es el caso de instituciones como Medinet.
“Desde hace varios años trabajamos interdisciplinariamente con medicina natural especializada para pacientes con determinadas patologías (depresión, ansiedad, picos de estrés, angustia), cuando se hace necesario que se mediquen y teniendo en cuenta las preferencias individuales, como es el caso de personas que no quieren ser tratadas con medicina tradicional, química, y sus efectos secundarios que a veces son más desagradables que la misma problemática. Aplicamos una terapia fantástica con el 90% de eficacia, que elimina los síntomas en semanas, con cero dependencias farmacológicas, que permite trabajar al paciente de manera cognoscitiva y emocional porque lo estabiliza en un par de semanas. Las posologías son graduales, dependiendo de las especificaciones y la fisiología del paciente, y los resultados son evidentes. Dentro de ella la psilocibyna y subproductos de cannabis”, asegura Edgar León Lozano, psicólogo clínico, director del Bufete de Psicología Medinet.
EN LA PRÁCTICA MÉDICA
Las sesiones de terapia psicodélica consumen mucho tiempo a los profesionales sanitarios, incluidas las cinco o más horas de una experiencia con la droga supervisada y las numerosas citas de psicoterapia antes y después.
A muchos les preocupa que el tiempo que requiere la terapia se traduzca en precios elevados para los consumidores si los fármacos reciben la aprobación de la FDA. A pesar de ello, la psicoterapia junto con la droga puede resultar una de las aportaciones más valiosas de la terapia psicodélica.
Pero, sin duda, expertos alrededor del mundo han encontrado en las sustancias alucinógenas una esperanza para tratar trastornos mentales.
¿CÓMO FUNCIONA LA MEDICINA PSICODÉLICA?
Hasta ahora, como no se sabe con certeza cuáles son los mecanismos detrás de su acción, una de las explicaciones es que actúan sobre los receptores de la serotonina, particularmente el 5-HT2A, ayudando a aumentar sus concentraciones. Este es el neurotransmisor que, en cantidades bajas, se ha asociado con padecimientos como la depresión o la ansiedad.
Además, se ha propuesto que estas sustancias tienen la capacidad de alterar las conexiones neuronales entre ciertas áreas del cerebro, ayudándonos a cambiar los patrones de pensamiento, que −en personas con algún padecimiento mental− pueden ser obsesivos y difíciles de romper.