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Gratitud, salud y longevidad

La gratitud muestra innumerables efectos positivos para la salud

¿Cómo puede la gratitud influir en nuestras vidas? Investigaciones señalan sus innumerables efectos positivos para la salud, como mayor bienestar emocional y social, mejor calidad del sueño, menor riesgo de depresión y marcadores positivos de la salud cardiovascular.

La gratitud muestra innumerables efectos positivos para la salud
Fotos © 2025 - SHUTTERSTOCKPHOTOS

Recientes investigaciones han demostrado que la gratitud influye favorablemente en el bienestar emocional, la calidad del sueño, la salud cardiovascular y la caída del riesgo de depresión.

La evidencia más impactante proviene del Estudio de Salud de Enfermeras (Nurses’ Health Study), que analizó las respuestas de 49.275 mujeres, cuyo promedio de edad fue 79 años, varias de ellas fueron protagonistas en 2016 cuando se les indagó con seis preguntas sobre la gratitud.

Cuatro años después, los investigadores revisaron los historiales médicos de los participantes para determinar quiénes habían fallecido. Se registraron 4.608 muertes por todas las causas, así como por razones específicas como enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedades respiratorias, enfermedades neurodegenerativas, infecciones y lesiones.

La gratitud pareció ayudar a proteger a los participantes de todas las causas de muerte estudiadas, incluidas las enfermedades cardiovasculares.

Los investigadores detallaron que hubo un descenso del 9% en el riesgo de mortalidad entre quienes hicieron referencia a la gratitud, precisó Tyler VanderWeele, coautor de la nueva investigación.

Si bien el estudio no pudo determinar con exactitud por qué la gratitud está asociada con una vida más larga, el científico cree que varios factores pueden resultar benéficos, aseguró que el análisis fue observacional y, por lo tanto, no pudo demostrar que la gratitud ayudara a las personas a vivir más tiempo, solo que existía una asociación.

La gratitud ha sido una de las actitudes más estudiadas que contribuyen al bienestar, pero no pudimos encontrar un solo estudio previo que analizara sus efectos sobre la mortalidad y la longevidad, para nuestra sorpresa”, sostuvo VanderWeele.

Otras características del estudio

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La muestra específica de personas analizadas es a la vez la más importante fortaleza y limitación de la investigación, señalaron desde Harvard. Todas eran enfermeras adultas de alto nivel socioeconómico, la gran mayoría blancas.

El gran tamaño de la muestra del estudio fue una de sus principales cualidades, al igual que la extensa información recopilada sobre la salud física de los participantes, sus características sociales y otros aspectos del bienestar psicológico.

Se pudo proporcionar evidencia razonable de este modesto efecto de longevidad con las seis preguntas para despertar la gratitud:

1.

¿Qué pasó hoy que fue bueno?

2.

¿Qué doy por sentado por lo que puedo agradecer?

3.

¿Con cuáles personas en mi vida estoy agradecido?

4.

¿Cuál fue el último libro que leí, o la última película, programa o clip de redes sociales que vi y que en realidad disfruté, y por qué razón?

5.

¿Qué es lo que más espero de esta semana, mes y año, y por qué?

6.

¿Cuál es la cosa más amable que alguien ha dicho o hecho últimamente?

De igual manera, se recomendó seguir acciones sencillas que pueden infundir gratitud como la rutina familiar de VanderWeele de expresar gratitud con frecuencia en la mesa que se resume de la siguiente manera:

“Varias noches a la semana, cuando Tyler VanderWeele se reúne a la mesa con su esposa y sus dos hijos pequeños, la familia hace una pausa durante la comida para hacer algo sencillo pero profundo. Cada miembro comparte varias cosas por las que está agradecido, un acto que VanderWeele, quien también es codirector de la Iniciativa sobre Salud, Espiritualidad y Religión de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard, considera que mejora la dinámica familiar”.

Otra práctica que recomiendan es escribir notas de agradecimiento. «Creo que te permite reflexionar sobre algo positivo durante más tiempo, meditar más profundamente sobre ello, porque hay que plasmarlo no solo en palabras, sino por escrito», dice.

Además, afirma que una práctica de gratitud menos conocida, pero valiosa, se llama «ejercicio de saborear», y se basa en aspectos de la atención plena. Solo se necesita «hacer una pausa, mirar alrededor y absorber y disfrutar todo lo bueno que lo rodea”.

Gratitud: prescripción para la longevidad

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María Alejandra Benavides, geriatra de la Universidad del Valle, analizó este estudio y explicó que la promoción del envejecimiento saludable y la longevidad requiere un enfoque integral que aborde no solo la patología física, sino la resiliencia psicológica y espiritual.

La especialista sugiere que los hallazgos son significativos y confirman un beneficio de supervivencia real e independiente de otros factores de salud.

Explicó que el impacto de la gratitud en la salud se produce a través de la modulación del eje psiconeuroinmunológico. “La clave de su poder radica en su capacidad para actuar como un amortiguador contra el estrés crónico y la inflamación sistémica, que son los principales impulsores del deterioro y la enfermedad en la vejez”, dijo.

De igual forma, compara los resultados del estudio con su quehacer médico:

1. Reduce la carga alostática (cortisol)

La gratitud contrarresta el estrés al decrecer la hiperactividad del eje Hipotálamo-Hipófisis-Adrenal (HHA) y los niveles de cortisol. Disminuir el cortisol preserva al adulto mayor del desgaste acelerado (carga alostática). Esto mejora la homeostasis, previniendo la inmunosupresión y el deterioro cognitivo, resistencia a la insulina y la atrofia del hipocampo, asociada al exceso del cortisol.

2. Mejora de la salud cardiovascular

La gratitud aumenta la salud cardiovascular al atenuar el sistema nervioso simpático. Esta práctica baja la tensión arterial y fomenta una frecuencia cardiaca en reposo más saludable. Es más, disminuye el peligro de depresión, un factor de riesgo independiente para la enfermedad cardiovascular (ECV).

3. Propicia el sueño y el bienestar emocional

La virtud de la gratitud es un potente rasgo protector de la salud mental al reducir la “rumiación negativa” y la ansiedad, promoviendo la paz mental. Esta calma se traduce en beneficios físicos, reforzando significativamente la calidad del sueño. Un sueño adecuado y profundo es crucial en geriatría para prevenir el deterioro cognitivo, las caídas y la depresión.

La gratitud actúa como un metamodulador de la salud, pues en lugar de curar una enfermedad específica, optimiza los recursos internos —biológicos, psicológicos y sociales— para aumentar la resiliencia y la reserva fisiológica frente a la adversidad del envejecimiento; por ello, la evidencia científica valida la inclusión de esta intervención sencilla, y recomiendo e invito al personal de salud a prescribirla y a los lectores su práctica activa diaria, ya sea agradeciendo por cualquier evento o mediante el agradecimiento directo a seres queridos”, explica.

Recomienda que el momento óptimo es al final del día —antes de acostarse—, para obtener el máximo beneficio neurocientífico, dado que se reduce la hiperactividad del cortisol y la rumiación, permitiendo que el sueño consolide las emociones positivas, mejorando el descanso.

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“La gratitud es una medida de autocuidado para promover una vida más larga, con mayor calidad y propósito”, concluye la profesional.

Bibliografía

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