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Cada 15 de febrero, se conmemora el Día Internacional del Cáncer Infantil, una campaña colaborativa para crear conciencia sobre el cáncer pediátrico y expresar el apoyo a los niños y adolescentes con cáncer, los supervivientes y sus familias.
El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en la niñez y la adolescencia. Cada año, más de 400.000 niños son diagnosticados con cáncer en todo el mundo, se estima que, en el año 2020, el cáncer ocasionó la muerte de 8.544 niños menores de 15 años, de ellos, 7.076 en América Latina y el Caribe, además, se presentaron 32.065 nuevos casos de cáncer en niños de 0 a 14 años y de ellos, 20.855 casos ocurrieron en Latinoamérica.
La probabilidad de que un niño sobreviva a un diagnóstico de cáncer depende del país en el que viva, ya que, en los países de ingresos altos, más del 80% de los niños afectados de cáncer se curan, mientras que en países de ingresos bajos o medianos se curan menos del 30%.
De acuerdo a las estadísticas del Observatorio Global de Cáncer (Globocan), para el año 2022, las cinco neoplasias más frecuentes entre los 0-14 años fueron las leucemias, los tumores del sistema nervioso central, el linfoma no Hodgkin, los tumores renales y el linfoma Hodgkin, con incidencias por cada 100.000 habitantes de 3.3, 1.3, 0.88, 0.66 y 0.37 respectivamente, siendo estas patologías también las más comunes en la mortalidad por cáncer en esta población, incluyendo los tumores hepáticos.
En torno a las causas, alrededor de un 10% de los niños que padecen cáncer tienen una predisposición de carácter genético; algunas infecciones como las debidas al VIH, el virus de Epstein-Barr, el virus del papiloma o al parásito de la malaria, constituyen factores de riesgo de cáncer infantil. A diferencia de los adultos, se desconocen las raíces de muchos de los cánceres infantiles, ya que a estas edades muy pocos son causados por factores ambientales o ligados al modo de vida, por lo que las medidas deben centrarse en la detección temprana para el inicio oportuno del tratamiento, lo que eleva la probabilidad de supervivencia y de una buena calidad de vida.
Un diagnóstico precoz tiene tres componentes:
- Conocimiento de los síntomas por parte de las familias y los profesionales de la atención primaria de salud.
- Precisión y oportunidad en la evaluación clínica, el diagnóstico y la determinación del estadio de la enfermedad.
- Inicio rápido del tratamiento.
Entre los síntomas más frecuentes y que constituyen signos de alarma de posible cáncer infantil se encuentran los siguientes:
- Dolor persistente en huesos y abdomen
- Fiebre sin causa por más de una semana
- Equimosis o sangrados sin motivo aparente
- Pérdida rápida de peso
- Crecimiento de ganglios o presencia de masas
- Sudoración constante y abundante sin causa alguna
- Cansancio fácil, hiporexia o anemia súbita
Es indispensable que tanto las familias como los profesionales de la salud, conozcan estos síntomas para que, ante su aparición, se consulte y actúe prontamente para el diagnóstico oportuno, incluso desde los niveles de atención básica que suelen ser la puerta de entrada de esta población.
Esta campaña se suma a la iniciativa mundial contra el cáncer infantil lanzada por la Organización Mundial de la Salud en el 2018, con el objetivo de abordar las desigualdades entre las regiones, así como lograr al menos el 60% de supervivencia de los niños con cáncer para 2030 y reducir el sufrimiento de todos, incorporando los cuidados paliativos para aquellos que lo requieran.