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El colesterol HDL: por qué dejar de llamarlo el «bueno» de la historia y su rol real en el riesgo cardiovascular

El colesterol HDL: por qué dejar de llamarlo el "Bueno"

Aunque ayuda a eliminar el exceso de colesterol del torrente sanguíneo y de las paredes arteriales, no actúa igual en todas las personas.

colesterol HDL

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El colesterol HDL: por qué dejar de llamarlo el "Bueno"
Fotos © 2025 - SHUTTERSTOCKPHOTOS

Una publicación de la Escuela de Medicina de Harvard, titulada ‘La compleja historia del colesterol HDL’, sugiere un cambio de paradigma: dejar de llamar al colesterol HDL el ‘bueno’ y reconocer su verdadera dimensión en el Riesgo Cardiovascular (RCV).

La sobrestimación del HDL y su naturaleza multifacética

Según investigadores de Harvard, la verdadera y real contribución del HDL está sobrevalorada y, aunque parezca increíble, tiene su lado perjudicial, ya que la historia del HDL está lejos de ser simple, si se tiene en cuenta que no se trata de una sola partícula, sino de una familia de ellas

Esta variedad significa que no todas actúan de la misma manera:

Algunas son excelentes para absorber el exceso de colesterol del torrente sanguíneo y las paredes arteriales, transportándolo al hígado, en donde se descompone en moléculas inofensivas. Pero, otras no cumplen ese rol e, incluso, algunas lo transfieren de forma incorrecta: del hígado al torrente sanguíneo.

Los investigadores de Harvard citan un estudio publicado en 2022 en JAMA Cardiology que reveló cómo entre las personas con enfermedad arterial coronaria, quienes presentaban niveles muy altos de HDL (80 mg/dL o superiores), tenían una probabilidad similar de morir de enfermedad cardíaca que aquellos que los tenían muy bajos (30 mg/dL o inferiores).

Una apreciación que comparten otros especialistas, como el doctor Iván Darío Escobar, médico endocrinólogo y coordinador de la Red Colombiana de Actividad Física (Redcolaf) para quien son múltiples los estudios que han demostrado que tenerlo disminuido sí incrementa el RCV; pero, si está muy elevado, también es negativo. “La relación entre riesgo de mortalidad y niveles de HDL se puede mostrar como una ‘curva en U’: es menor en el rango de niveles ‘normales’ (entre 40 y 80) y aumenta con HDL muy bajo (menor de 40) o muy alto (mayor de 80)”, explica.

La mirada puesta sobre el LDL

Colesterol LDL
Fotos © 2025 - SHUTTERSTOCKPHOTOS

Es un hecho que, en sus niveles adecuados, el HDL contribuye

 a evaluar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares, pero ha cambiado la perspectiva sobre su función e influencia.

“Aún hay mucho que desconocemos o entendemos sobre el HDL y su complejidad. Pero la evidencia es clara: controlar los niveles de LDL es lo más importante», afirma el doctor Jorge Plutzky, director de cardiología preventiva del Hospital Brigham and Women’s, afiliado a Harvard.

Esto, porque los niveles elevados de lipoproteína de baja densidad (LDL), ubicados por tradición en el otro lado del ring o extremo de balanza, y que se ha ganado con todos los honores y las razones, el apellido de ‘colesterol malo’, pueden acumularse en las paredes arteriales y obstruir el flujo sanguíneo al corazón o al cerebro, provocando un infarto o un derrame cerebral.

Trabajo en equipo

La realidad es diciente: hay personas determinadas genéticamente para tener excelentes resultados de colesterol (en todas sus fracciones) y triglicéridos. Otras no y deben realizar cambios en sus hábitos de vida para mejorar su perfil lipídico. Y, unas más, a pesar de esas modificaciones, a veces extremas, no lo consiguen y requerirán tratamiento farmacológico para el cual hoy en día existe un amplio portafolio de opciones, como estatinas, anticuerpos monoclonales y otros, sea en monoterapia o terapia combinada.

En el caso del HDL bajo (menor de 40) cuando se debe a una hipertrigliceridemia, el mejor tratamiento es bajar los niveles de triglicéridos pues hay una relación inversa entre niveles de triglicéridos y de HDL, dice el doctor Escobar, quien recuerda, por otro lado , que en las décadas de los 80 y 90 se realizaron varios estudios con moléculas que ayudaban a incrementar el HDL y se observó que no hubo una reducción en el RCV de dichos pacientes, por lo que la alternativa farmacológica para elevarlo no fue aceptada.

En cambio, cuando se mejora el HDL de forma natural, con dieta y ejercicio, esto favorece para reducir el riesgo cardiovascular, en parte porque además se reducen los niveles del LDL y con ello disminuye significativamente el riesgo de infarto, accidente cerebrovascular y otros problemas cardiovasculares.

Por lo tanto, asegurarse que las personas tengan niveles adecuados de colesterol es el desafío, implica un gran trabajo por parte de la persona y de los profesionales de la salud, entre los que se incluyen en su mayoría el médico, el nutricionista y el prescriptor de actividad física.

Los expertos de Harvard aconsejan a quienes tienen una enfermedad cardiovascular o presentan alto riesgo de padecerla, aspirar a un nivel de LDL inferior a 70 miligramos por decilitro (mg/dL), mientras que otros llegan a recomendar 55 mg/dL.

Así mismo, lograr un nivel inferior a 100 mg/dL con cambios en el estilo de vida puede ser un objetivo razonable cuando se tiene un riesgo promedio, pero el consenso cada vez se inclina a la sugerencia de mantener un nivel inferior a 70 mg/dL para todos los adultos, precisa la publicación ‘La compleja historia del colesterol HDL’.

alimentación cardiosaludable, que prioriza las grasas buenas e incluye buen aporte de fibra, frutas, verduras y otros alimentos
Fotos © 2025 - SHUTTERSTOCKPHOTOS

Análisis profundo

Cada individuo debe evaluarse a partir de su ‘realidad particular’. Ahí surgen los factores no modificables que incrementan su riesgo, como antecedentes familiares de enfermedades cardiovasculares (infarto del miocardio, accidente cerebrovascular), edad (a mayor edad, mayor riesgo), y sexo (los hombres tienen mayor RCV, pero a partir de los 50 años, se equiparan cuando la mujer, al llegar la menopausia pierde la protección que le daban los estrógenos).

Igualmente están los factores modificables, o quizás controlables, como la hipertensión arterial, la diabetes, la obesidad, el estrés, la inactividad física y el sedentarismo, y la dislipidemia (colesterol total, colesterol no-HDL, y el LDL elevados, triglicéridos elevados, y HDL bajo), pues la relación es directa con la ECV, explica el doctor Escobar.

Conociendo a fondo esta realidad de cada paciente es posible ayudarlo, indican los expertos, y poder determinar la mejor manera de hacerlo, para evitar otro complejo panorama, como el de las enfermedades cardiovasculares.

Multifactorial

Más allá de tratar de elevar a toda costa el colesterol ‘bueno’, hay que atender otros temas como los procesos inflamatorios de los pacientes. “La inflamación crónica conlleva daño vascular, al producir unas sustancias llamadas metaloproteinasas que degradan la placa fibrosa del núcleo lipídico, la cual se desintegra, cambia, desestabiliza o vuelve frágil, facilitando que las placas de colesterol se liberen, formando trombos o coágulos que al romperse terminan en un infarto cerebral o cardiaco”, señala el doctor Enrique Melgarejo, médico cardiólogo, expresidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología y Cirugía Cardiovascular.

Razones hay más. Los triglicéridos elevados también elevan el RCV, no por depósito directo de estos en las placas de ateroma que obstruyen las arterias, sino por disminuir los niveles del HDL (existe una relación inversa entre elevación de triglicéridos y reducción en el HDL) y por el incremento de partículas remanentes de los quilomicrones y de las VLDL que terminan siendo ricas en colesterol aterogénico, explica el doctor Escobar.

A esto se suma todo el tema de la alimentación, que puede ser ‘mortal’ para su corazón o protegerlo, ayudando a mantener el colesterol en sus niveles adecuados. Es lo que la doctora Leslie Cho, cardióloga intervencionista de Cleveland Clinic denomina “alimentación cardiosaludable, que prioriza las grasas buenas e incluye buen aporte de fibra, frutas, verduras y otros alimentos”, y que debe hacer parte de un estilo de vida sano en el que se haga ejercicio, se duerma bien y se aprenda a manejar el estrés.

Bibliografía

Harvard Health Publishing. ‘The complex story of HDL cholesterol’. (Agosto 2025).

Consultado en: health.harvard.edu

Revista Colombiana de Cardiología. ‘Enfermedad cardiovascular: la necesidad de medidas urgentes’. (Marzo 2025).

Consultado en: rccardiologia.com

The American Journal of Cardiology. ‘Very high high-density lipoprotein cholesterol levels and cardiovascular mortality’. (Marzo 2022).

Consultado en: sciencedirect.com

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