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La clave de una atención centrada en la persona

¿Cómo pueden los profesionales de la salud recuperar el arte de comunicarse de manera humana y efectiva?

La importancia de la comunicación humana y empática en la salud.

¿Sabía que el 85% de los pacientes considera el respeto como un factor esencial en su experiencia médica? Además, una comunicación empática puede aumentar la confianza en el tratamiento hasta en un 71%. En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente, ¿cómo pueden los profesionales de la salud recuperar el arte de comunicarse de manera efectiva y humanizada? 

El reto: Humanizar la atención en salud

Hoy más que nunca, las personas buscan servicios que más allá de satisfacer una necesidad o resolver una situación, les den una experiencia empática, amable y muy humana y, claro, esto incluye los servicios de salud. Y es que todo cuenta, desde un recibimiento cálido, un lugar agradable y accesible, un trato digno, hasta la aplicación de tratamientos con sentido. Sin embargo, en un contexto donde la eficiencia y la tecnología dominan, el modelo de Atención Centrada en la Persona cobra protagonismo. Este enfoque coloca al paciente y su familia en el centro de las decisiones clínicas, promoviendo la interacción basada en el respeto, la empatía y la comunicación efectiva. 

La clave: Lograr una comunicación empática

Hoy, hablar de comunicación asertiva y empática es una meta diaria para los profesionales de la salud. Conectar genuinamente con los pacientes implica reconocer no solo sus síntomas físicos, sino también su estado emocional y personal. 
De acuerdo con un estudio publicado en Journal of General Internal Medicine, el 71% de los pacientes que perciben empatía en la comunicación con su médico reportan mayor satisfacción y confianza en el tratamiento.  Para lograrlo, es clave adoptar estrategias como:
En la interacción, es importante primero conectar desde la emoción, y que exista esa percepción por parte del otro de que estamos presentes, que no se es un paciente más y que percibe que el otro lo está reconociendo como tal. Lo primero es que haya una interacción donde se hable con el corazón, pero esto también va acompañado con una interacción desde lo racional, donde el profesional, a partir de haber conectado con esa persona, tiene la posibilidad de brindar información y responder preguntas, para finalmente cerrar con el corazón expresando que el otro le importa, y así garantizar que ese mensaje ha sido bien recibido”, afirma durante un webinar, Natalia Hreczuch, representante de Planetree, organización internacional que impulsa la Atención Centrada en la Persona.

Los pilares fundamentales: La asertividad y el respeto

¿Por qué es clave la comunicación asertiva en salud?

La asertividad permite expresar pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara, honesta y respetuosa. Esto resulta esencial al transmitir información médica, dar malas noticias o gestionar conflictos. 
Algunas prácticas para fomentar la asertividad incluyen:
Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que la comunicación efectiva entre médicos y pacientes puede mejorar la adherencia al tratamiento hasta en un 40%.  Por su parte, el respeto se convierte en un protagonista indispensable, y se traduce en la base de la confianza mutua. Así, es fundamental para construir una relación terapéutica real. Se traduce en reconocer la dignidad, los derechos y los valores del paciente, sin interesar sus creencias, origen o circunstancias.  El respeto es la base de la confianza médica.   El respeto en la comunicación médica se traduce en:

¿Cómo desarrollar habilidades comunicativas en la Atención Centrada en la Persona?

De acuerdo con la organización Planetree, los pacientes generalmente identifican tres brechas en la comunicación con los equipos de atención en salud: 

Abordar las brechas comunes de manera intencionada en cada interacción con el paciente facilita un diálogo más enriquecedor. Esto le ayuda al médico a comprender mejor las necesidades y preocupaciones más profundas para su paciente, trabajando juntos en la creación de un plan que integre las prioridades clínicas con sus valores, deseos y preferencias personales. 

No obstante, aunque algunas personas parecen tener un talento natural para la comunicación empática, asertiva y respetuosa; de igual forma estas habilidades se pueden cultivar a través de la práctica y la formación. Algunas determinantes son:

1. Educación y capacitación continua

Los programas de formación médica deben incluir el desarrollo de habilidades comunicativas como parte integral de su currículo. Talleres, simulaciones y entrenamientos en comunicación centrada en la persona pueden proporcionar herramientas prácticas para mejorar la interacción con pacientes y colegas. 

2. Práctica de la escucha activa

Esta práctica de escucha poniendo atención es una habilidad que requiere esfuerzo consciente. Para desarrollarla, los profesionales pueden: 

Hacer preguntas abiertas: incentivar al paciente a compartir más sobre su situación.
Parafrasear
: repetir con sus propias palabras lo que el paciente ha dicho para confirmar que entendió. 
No tener distracciones
: centrarse exclusivamente en la conversación, dejando de lado el uso de dispositivos electrónicos. 

3. Autoconocimiento y manejo emocional

La comunicación efectiva comienza con un buen manejo de las propias emociones. Los profesionales de la salud deben ser conscientes de sus reacciones ante situaciones desafiantes y aprender a regularlas para evitar que afecten negativamente sus interacciones. 

4. Feedback y reflexión continua

Recibir retroalimentación de pacientes, colegas y supervisores es indispensable para identificar áreas de mejora en la comunicación. Así mismo, reflexionar sobre las propias experiencias cambia la percepción de los errores, se aprende de ellos, y refuerza los aciertos. 

 Por ejemplo, después de una consulta desafiante, un profesional puede reflexionar sobre preguntas como: “¿Qué podría haber hecho diferente para mejorar la experiencia del paciente?”. 

5. Promoción de una cultura institucional humanizada

El desarrollo de habilidades comunicativas no puede depender tan solo de los esfuerzos individuales. Las instituciones de salud tienen un papel crucial en la promoción de una cultura de atención humanizada. Esto incluye: implementar políticas que prioricen la atención centrada en la persona, fomentar un ambiente de trabajo colaborativo y respetuoso entre los profesionales y reconocer y recompensar el comportamiento empático y humanizado. 

El verdadero impacto de la comunicación humanizada

Adoptar una comunicación empática y asertiva beneficia a todos: 

Para los pacientes: mejora la satisfacción, la comprensión del tratamiento y la adherencia terapéutica. Del mismo modo reduce la ansiedad y aumenta la confianza en el sistema de salud. 

Para los profesionales: disminuye el estrés y el agotamiento laboral (burnout), fomenta una mayor satisfacción en el trabajo y mejora la colaboración interdisciplinaria. 

Para las instituciones: refuerza la confianza de los usuarios, mejora los indicadores de calidad y reduce las quejas relacionadas con la atención. 

En conclusión, ser intencional en cada interacción con el paciente posibilita cerrar brechas comunes en la comunicación, construyendo relaciones más sólidas y colaborativas. Este enfoque no solo ayuda al profesional a entender mejor las prioridades del paciente, sino que incluso facilita la creación conjunta de planes de tratamiento que alineen los objetivos clínicos con los valores, deseos y las necesidades personales.  

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