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Wearables: tecnologías portátiles que salvan vidas

Wearable - monitoreando el cuerpo

En un mundo donde los datos viajan más rápido que los síntomas, los dispositivos inteligentes prometen detectar enfermedades antes de que el cuerpo siquiera las perciba.

Wearable

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Wearable

Wearable - monitoreando el cuerpo
Fotos © 2025 - SHUTTERSTOCKPHOTOS

Hasta hace unos años, un reloj solo servía para dar la hora. Hoy, millones de personas llevan en su mano un pequeño centro de monitoreo de salud: relojes inteligentes, pulseras de actividad, anillos biométricos y hasta parches digitales. Estos dispositivos, conocidos como wearables, han dejado de ser accesorios deportivos para convertirse en herramientas médicas en potencia.

Cuentan pasos, sí. Pero también miden la frecuencia cardiaca, la calidad del sueño, los niveles de oxígeno en sangre, la presión arterial, e incluso, en los modelos más avanzados, los niveles de glucosa o el ritmo respiratorio. Algunos ya son capaces de detectar episodios de fibrilación auricular o caídas graves, y lanzar una alerta automática a los contactos de emergencia o incluso al sistema de salud local.

La promesa es clara: monitoreo constante, alertas tempranas y decisiones preventivas basadas en datos en tiempo real.

Tecnología que cuida

Los wearables han evolucionado a una velocidad sorprendente, pero su historia no empezó con relojes inteligentes ni sensores sofisticados. El primer paso lo dio una pulsera simple, lanzada en 2009 por la empresa Fitbit: un dispositivo que contaba pasos, estimaba calorías quemadas y medía la calidad del sueño. Era básica, pero marcó el inicio de una revolución.

En ese momento, el foco estaba en el bienestar y la actividad física. Sin embargo, a medida que la tecnología avanzó, los sensores se volvieron más precisos y los datos más abundantes. En 2014, Apple lanzó el Apple Watch, el primer reloj inteligente en integrar funciones de salud como el monitoreo de frecuencia cardiaca, recordatorios de movimiento y seguimiento del sueño. A partir de ahí, marcas como Garmin, Samsung, Xiaomi y Huawei comenzaron a competir en un mercado en expansión.

De acuerdo con la International Data Corporation (IDC), en 2023 los fabricantes enviaron a los distribuidores —a nivel mundial— aproximadamente 504 millones de dispositivos portátiles, lo que representa un crecimiento del 2,4 % respecto a 2022. Además, el mercado global repuntó en 2024 hacia los 560 millones y alcanzará unos 629 millones entre 2027 y 2028, con un crecimiento sostenido anual de entre el 3,6% y el 5%.

Datos que salvan

Wearable, chica monitoreando su salud física
Fotos © 2025 - SHUTTERSTOCKPHOTOS

Aunque buena parte de ese mercado la dominan los audífonos inteligentes (earwear), los relojes inteligentes y pulseras de actividad han ganado terreno como herramientas de salud personal. Según la IDC, en 2023 se despacharon más de 157 millones de smartwatches, lo que representó un crecimiento del 8,7 %. El interés está impulsado, en buena medida, por su capacidad para monitorear parámetros fisiológicos en tiempo real.     

Y es que hoy, esos relojes no solo miden pasos o calorías. Incorporan sensores ópticos, eléctricos y bioimpedancia que permiten monitorear la oxigenación en sangre, el ritmo respiratorio, la temperatura corporal, la variabilidad del ritmo cardíaco, el estrés fisiológico e incluso detectar caídas bruscas. Estos son solo algunos de los datos que los wearables pueden registrar de forma constante y no invasiva.

Y lo más relevante es que no solo sirven al usuario; muchos de estos dispositivos pueden sincronizarse con plataformas médicas, alertar a un familiar o médico si detectan anomalías, o alimentar historiales clínicos digitales.

Una de las áreas más sensibles en la que ya se ven resultados tangibles es la detección temprana de arritmias cardíacas. El Apple Watch, por ejemplo, está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para emitir alertas de ritmo irregular que podrían sugerir una fibrilación auricular.

Un estudio publicado en The New England Journal of Medicine mostró que, en un grupo de más de 400.000 usuarios del Apple Watch, alrededor del 0,5 % recibió notificaciones que llevaron a diagnósticos médicos posteriores. Casos similares han sido reportados por usuarios de Fitbit y Samsung Galaxy Watch, algunos de los cuales acudieron a emergencias tras una alerta del reloj, solo para descubrir que estaban sufriendo un infarto o una repentina crisis hipertensiva.

Una revolución que apenas comienza

La evolución de los dispositivos portátiles aplicados a la salud no se detiene. En Estados Unidos, la FDA ha aprobado herramientas como KardiaMobile, un pequeño dispositivo que permite realizar electrocardiogramas de grado médico desde el teléfono móvil. Disponible desde 2012, su versión más reciente, KardiaMobile 6L, ofrece un electrocardiograma personal de seis derivaciones y ha sido utilizada tanto por pacientes como por profesionales de la salud para detectar arritmias cardíacas.

El Oura Ring, un anillo inteligente que monitorea la temperatura corporal, frecuencia cardíaca y calidad del sueño, no ha sido aprobado como dispositivo médico. Aun así, ha sido usado en combinación con aplicaciones aprobadas como Natural Cycles, para el seguimiento del ciclo menstrual, lo que ha abierto nuevas posibilidades para la salud femenina.

En Colombia, aunque el uso de wearables aún está en expansión, el país ya cuenta con un marco legal para tecnologías en salud. Normas como la Ley 1419 de 2010 y las resoluciones 2654 y 3100 de 2019 regulan la prestación de servicios de telesalud y telemedicina, estableciendo lineamientos sobre la calidad de los servicios, el tratamiento de datos personales y la interoperabilidad entre plataformas digitales.

El papel de la inteligencia artificial (IA)

Oura Ring
Fotos © 2025 - SHUTTERSTOCKPHOTOS

La IA juega un papel clave en convertir los datos brutos de los wearables en información significativa. Con algoritmos avanzados, pueden predecirse riesgos como apnea del sueño, deterioro cognitivo o complicaciones en enfermedades crónicas incluso antes de signos evidentes.

Pero la IA aplicada en salud va más allá de las alertas. Algunos sistemas ya permiten predecir el riesgo de hospitalización en pacientes con enfermedades crónicas al combinar información del dispositivo con registros clínicos y factores ambientales. El Biobeat, por ejemplo, utiliza IA para monitorear signos vitales como la presión arterial y la saturación de oxígeno sin necesidad de cables ni brazaletes, transmitiendo los datos en tiempo real a plataformas médicas que analizan el riesgo del paciente y permiten tomar decisiones proactivas.

Además, aplicaciones como Fitbit Premium y Samsung Health Monitor ya están integrando modelos de IA que ofrecen recomendaciones personalizadas para mejorar el sueño, la actividad física y la salud mental, basadas en los hábitos diarios del usuario. Estas herramientas aprenden con el tiempo: mientras más se usan, más precisas se vuelven. No solo le dicen al usuario cómo está, sino también qué podría hacer para estar mejor.

Otros casos de éxito

En el Reino Unido, el NHS (National Health Service) ha liderado pilotos usando wearables en pacientes con enfermedades crónicas o en postquirúrgicos. Por ejemplo, un proyecto en Oxford Health monitorea signos vitales como frecuencia cardíaca, temperatura, oxígeno y respiración en pacientes que reciben atención en casa.

También se han implementado virtual wards o salas hospitalarias virtuales en las que pacientes con insuficiencia cardiaca u otras afecciones son monitoreados desde casa mediante dispositivos conectados a una plataforma central: más de 10.000 camas virtuales activas en Inglaterra y se proyectan 15.000 próximamente. Esto ha permitido reducir estancias físicas y agilizar la atención viva en camas reales.

Un piloto con sensores portátiles para pacientes sometidos a reemplazo de rodilla mostró que el uso de wearables redujo las citas presenciales con fisioterapeutas y mejoró el seguimiento del ejercicio y recuperación postoperatoria, generando ahorro y mejor satisfacción del paciente.

El estudio Apple Heart Study, publicado en The New England Journal of Medicine en 2019, incluyó a más de 000 participantes en ocho meses. Solo el 0,52 % recibió una notificación de ritmo irregular y de ese grupo, el 84 % de las alertas coincidieron con fibrilación auricular confirmada en un electrocardiograma posterior. Es decir, si el reloj alertaba, había un alto grado de veracidad.

Bibliografía

MEDIABRIEF. (2023).

Consultado en: mediabrief.com

The New England Journal of Medicine. (2019).

Consultado en: nejm.org

FDA. (2025).

Consultado en: accessdata.fda.gov

Oxford Health (NHS). (2022).

Consultado en: oxfordhealth.nhs.uk

Sánchez, C. (2023). ‘Una parte de la solución’: cómo las salas virtuales del NHS son ahora una realidad. The Guardian.

Consultado en: theguardian.com

NHS England. ((2022).

Consultado en: transform.england.nhs.uk

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