Personas de todas las edades están propensas a adquirir esta enfermedad causada por virus que afecta a millones en todo el mundo. La vacunación es uno de los factores clave para prevenir su contagio.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la hepatitis es una inflamación del hígado causada por una variedad de virus infecciosos y agentes no infecciosos que conducen a una variedad problemas de salud, algunos de los cuales pueden ser fatales. Existen cinco cepas principales (A, B, C, D y E) y se estima que cerca de 354 millones de personas viven con hepatitis B o C, para la mayoría de las cuales las pruebas y tratamientos permanecen fuera de su alcance.
Para las naciones los diversos tipos de hepatitis se han convertido en un importante problema de salud pública, pues representan una elevada carga de enfermedad y mortalidad en el mundo. De acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), alrededor del 57 % de los casos de cirrosis hepática y el 78 % de los de cáncer primario de hígado se deben a infecciones causadas por las hepatitis B o C.
Comprender las diferentes formas de hepatitis, cómo se pueden prevenir y tratar, quiénes están en riesgo, es un tema que puede resultar confuso. Para entender mejor el asunto, la doctora Stacey Rizza, experta e investigadora en enfermedades infecciosas de la Clínica Mayo de Estados Unidos, comenta algunas generalidades de los virus de tipo A, B y C, mientras que la OMS advierte sobre las características de las de tipo D y E.
Hepatitis A
Es una afección viral altamente contagiosa que causa inflamación y afecta la capacidad de funcionamiento del hígado. Entre las más probables causas de contagio se encuentran los alimentos o agua contaminados, así como el contacto con personas que se encuentran infectadas. Generalmente, los casos leves no requieren de ningún tratamiento y la mayoría de los contagiados se recuperan por completo sin daño hepático permanente.
Existen vacunas eficaces disponibles y recomendadas para niños de un año, para niños mayores que no recibieron la vacuna al año y para personas que viajan a áreas con altas tasas de enfermedad, entre otras. Una de las mejores formas de protegerse contra la hepatitis A es practicar una buena higiene de manos.
Hepatitis B
En varios casos, la infección por hepatitis B, cuya transmisión se hace a través de los fluidos corporales, puede volverse crónica y conducir a enfermedades como insuficiencia hepática, cáncer de hígado o cirrosis, afección que causa cicatrices permanentes en el hígado. Los bebés y los niños tienen más probabilidades de desarrollar una infección crónica por hepatitis B, mientras que la mayoría de las personas infectadas en la edad adulta se recuperan por completo, incluso si sus signos y síntomas son graves.
Aunque no existe cura para la hepatitis B, hay opciones de tratamiento disponibles y una vacuna que puede prevenir la enfermedad. En consecuencia, se recomienda la vacunación para bebés, niños que no fueron vacunados en la infancia, personas que reciben tratamiento por una infección de transmisión sexual, trabajadores de la salud y otras personas que entran en contacto con sangre en el trabajo, personas con enfermedad renal en etapa terminal y personas que viajan a áreas con altas tasas de hepatitis B.
Hepatitis C
La mayoría de las personas infectadas con el virus de la hepatitis C no presentan síntomas y no saben que portan la infección hasta que el daño hepático aparece años después durante los exámenes médicos de rutina. Generalmente, se transmite mediante el contacto con sangre contaminada, más comúnmente a través de agujas que son compartidas para inyectar drogas ilegales. La infección se trata con medicamentos antivirales destinados a eliminar el virus del cuerpo.
Según la doctora Rizza, todavía no existe una vacuna para esta cepa, pero las personas que están en riesgo de infección o los baby boomers, nacidos entre 1945 y 1965, deben someterse a pruebas.
“Si las personas están infectadas, deben buscar atención médica. Actualmente, existen excelentes opciones de tratamiento para la infección por hepatitis C. Es una buena idea preguntarle a su médico acerca de las pruebas durante su chequeo regular. Todas las formas de hepatitis deben tomarse en serio, ya que los riesgos han aumentado”, asegura la especialista.
Hepatitis D
De acuerdo con la OMS, la hepatitis D es una inflamación del hígado que requiere de la presencia del virus de la hepatitis B (VHB) para replicarse. La infección por el VHD (virus de la hepatitis D) no es posible en ausencia del VHB. La coinfección por ambos virus se considera la forma más grave de hepatitis viral crónica, dada su progresión más rápida hacia el carcinoma hepatocelular y la muerte por causas hepáticas. La única forma de prevenir la infección por el VHD es la vacunación contra la hepatitis B.
Las vías de transmisión del VHD son similares a las del VHB, es decir, se produce por contacto percutáneo con sangre o productos sanguíneos infectados. Como la vacunación contra el VHB previene la coinfección por el VHD, la expansión de los programas de vacunación infantil contra el VHB ha dado lugar a una reducción de la incidencia de la hepatitis D en todo el mundo.
Hepatitis E
Es una enfermedad hepática causada por la infección del virus de la hepatitis E (VHE). Existen al menos cuatro diferentes tipos de este virus. Los genotipos 1 y 2 solo se han encontrado en el ser humano, mientras que los 3 y 4 circulan en varios animales (como cerdos, jabalíes y cerdos) sin causarles enfermedad, e infectan ocasionalmente al ser humano.
El virus se excreta en las heces de las personas infectadas y entra en el organismo humano por el intestino. El contagio se produce, principalmente, por consumo de agua contaminada con heces. La infección suele y desaparecer en un plazo de dos a seis semanas. Sin embargo, puede causar una insuficiencia hepática aguda, que puede ser mortal.
No existe ningún tratamiento específico que altere la evolución de la hepatitis E aguda. No suele ser necesario hospitalizar al paciente, con excepción de aquellos con hepatitis fulminante y, en ciertos casos, de las embarazadas sintomáticas. Es muy importante evitar medicamentos innecesarios y no se deben administrar antieméticos ni paracetamol.