Alimentarse bien tiene su ciencia, su matemática y su reflexión y análisis, pero, sobre todo, es un tema personal e intransferible.
Dietas para combatir enfermedades
Comer de forma balanceada, segura y adecuada no solo permite prevenir la malnutrición (sobrepeso, obesidad y desnutrición), sino que también es fundamental para reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes, los accidentes cerebrovasculares, los problemas del colon, la obesidad e incluso el cáncer.
Por eso, nutricionistas, dietistas, endocrinólogos, expertos en metabolismo y científicos de diferentes países han analizado las tendencias en alimentación y los beneficios de distintas dietas saludables, recordando que hoy la variedad es abrumadora y muchas carecen de aval científico.
Nutrición funcional: un enfoque personalizado preventivo
“En esa búsqueda han surgido también nuevos conceptos, como el de nutrición funcional (parte de la medicina funcional) cuyo enfoque holístico, personalizado y basado en la evidencia, parte de optimizar la dieta y lograr establecer qué nutrientes se necesitan para la patología del paciente o para prevenir enfermedades”, señala la doctora Claudia Gamboa Oliveros, nutricionista dietista. Este enfoque integra la prevención y el autocuidado desde la alimentación, buscando un equilibrio entre los nutrientes y las necesidades individuales.
Se estima que una de las herramientas más poderosas para combatir enfermedades no proviene de la farmacia, sino del supermercado. En otras palabras, “la mejor farmacia está en la cocina”.Los alimentos contienen nutrientes vitales para mantener la salud y el bienestar, siempre que se sepan elegir, preparar y consumir correctamente.
El propósito actual frente a este tema es poder orientar a las personas de acuerdo con su realidad como individuo y brindarle el conocimiento necesario para que no caiga en la tentación de estar cambiando de plan de alimentación, ni tampoco que sean mal aconsejadas por la cantidad de sugerencias que llegan por las redes sociales, e invitarlas a verificar la información que reciben y si tienen dudas acudir a una fuente de primera mano, que es su médico, nutricionista o endocrinólogo.
“Las redes sociales son un altavoz enorme, pero sin filtros de seguridad”, advierte la doctora Rosa María Albaladejo, especialista en nutrición y docente de la Maestría en Nutrición y Salud de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
Ella lamenta que la información repetitiva se convierta, a veces, en “verdades absolutas”, lo que lleva a muchas personas a automedicarse o seguir dietas sin evidencia científica, con riesgo real para su salud.
Por ello, los expertos recomiendan que los profesionales de la salud se mantengan actualizados sobre las tendencias y desarrollos en nutrición, especialmente en dietas que pueden contribuir a prevenir o controlar enfermedades.
Principales dietas que ayudan a combatir enfermedades
Dieta antiinflamatoria: Es una alternativa que crece en seguidores y es de gran interés para la ciencia médica. Parte del conocimiento y de estudios experimentales que han demostrado que los componentes de alimentos o bebidas pueden tener efectos antiinflamatorios, afirma el doctor Frank Hu, profesor de nutrición y epidemiología del Departamento de Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
De estos forman parte los tomates (por el licopeno), el aceite de oliva, las verduras de hoja verde (espinacas), los frutos secos (almendras y nueces), los pescados ricos en omega 3 (salmón, caballa, atún y sardinas) y las frutas como fresas, arándanos, cerezas y naranjas.
Incluso el té verde y el café se podrían agregar a esta lista por sus propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antibacterianas, como señala el estudio ‘Efectos aditivos del té verde y el café sobre la mortalidad por todas las causas en pacientes con diabetes mellitus tipo 2: el Registro de Diabetes de Fukuoka’, realizado por investigadores de la Universidad de Kyushu, Fukuoka (Japón), quienes hicieron un seguimiento a más de 4.000 pacientes con diabetes, durante cinco años, encontrando que “un mayor consumo de té verde y café se asoció con una reducción de la mortalidad por todas las causas: su efecto combinado pareció ser aditivo en pacientes con diabetes tipo 2”.
Dieta antiinflamatoria: Definida como una manera saludable de vivir y comer, prioriza productos naturales como frutas, verduras, granos enteros, pescado, carnes magras y aceite de oliva.
Diversos estudios demuestran que esta dieta disminuye el riesgo de cáncer de intestino, obesidad, hígado graso y diabetes, gracias a su impacto en el microbioma intestinal y su capacidad para reducir los procesos inflamatorios.
El más reciente trabajo, titulado ‘Adherencia a la dieta mediterránea y riesgo de cáncer relacionado con la obesidad (CRO) en EPIC’, realizado por Inmaculada Aguilera Buenosvinos, del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, Pamplona (España) y otros investigadores de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y de la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer en Lyon (Francia), entre otros, publicado por Jama Network en febrero de 2025, indica que “una mayor adherencia a la dieta mediterránea puede reducir ligeramente el riesgo de CRO”.
Dieta cetogénica: Llamada keto, es una de las más reconocidas. Se basa en el consumo moderado de proteínas (carne de res, pollo, cerdo, salmón) y un alto consumo de grasas de diversos tipos (mantequilla, aceites, grasas de origen animal, frutos secos, aguacate, aceites de oliva y coco, entre otros) además de un bajo consumo de carbohidratos como arroz, avena, legumbres, bebidas azucaradas y frutas como banano, mango y uvas.
“La distribución de macronutrientes suele oscilar entre un 55 % y un 60 % de grasas, un 30 % y un 35 % de proteínas, y un 5 % y un 10 % de carbohidratos. Por ejemplo, en una dieta de 2.000 kcal al día, la ingesta diaria de carbohidratos sería de aproximadamente 20 a 50 gramos”, indican los investigadores Wajeed Masood y Kalyan Uppaluri, de la Universidad de Campbell; Pavan Annamaraju, de la Universidad de Loma Linda, y Khan Suheb, de la Universidad de Wisconsin, en su trabajo ‘Dieta cetogénica’, publicado en la plataforma de educación continua StatPearls (enero del 2025).
En este contexto, se busca distinguir esta dieta de otros enfoques, determinando sus mecanismos específicos, la composición de macronutrientes y los posibles beneficios y riesgos. De igual forma, evaluar a los pacientes para detectar contraindicaciones o modificaciones que puedan requerir para su caso particular.
Otras dietas recomendadas por especialistas
Dieta MIND: Combina principios de las dietas DASH (enfoques alimentarios para la hipertensión, con muchas frutas, verduras, pescados y frutos secos) y mediterránea (muy natural, con frutas, cereales, pescados) y tiene como característica principal que incluye alimentos que favorecen la salud cerebral.
Personalización: la clave de una alimentación saludable
La doctora Lucía Correa de Ruiz, nutricionista dietista, explica que un plan de alimentación debe “basarse siempre en varios aspectos de la persona, como individuo particular y único, entre ellos: edad, peso, talla, actividad física que realiza, hábitos alimentarios que tiene y la presencia o no de enfermedades que requieren el control de determinados nutrientes y, junto con ellas, los medicamentos que le han sido prescritos por su médico tratante”.
Si bien hay recomendaciones generales, relacionadas con comer verduras, frutas, pescados y elegir aceites saludables, entre otros consejos, “cuando hay patologías, el plan alimentario debe ser aún más individual, teniendo en cuenta que no a todos nos gusta lo mismo, algunos alimentos pueden no ser tolerados, y hay que mirar la facilidad de encontrarlos e incluso influye la parte económica”, dice la doctora Claudia Gamboa Oliveros, nutricionista dietista.
Entonces, la clave está en entender que todos alimentos son buenos, aportan nutrientes, pero se deben valorar múltiples factores como las porciones, los requerimientos particulares, la armonía y la forma de consumirlos.
Igualmente, esto significa que hay que examinar todas las situaciones que llevan a una persona a tener riesgos en su salud y, con ella misma, encontrar las posibles soluciones. En definitiva, se trata de abordar el tema de la comida y de sus hábitos de vida en general, para asegurar el control de su enfermedad, convirtiendo la alimentación en un soporte crucial en ese objetivo.
Alimentación saludable: principios esenciales
Un informe de Harvard Health Publishing indica que, si bien los detalles pueden variar de una dieta a otra, hay cinco principios esenciales en un plan saludable: muchas plantas por su riqueza en minerales y vitaminas, además de fibra; proteínas apropiadas, alimentos mínimamente procesados, limitar el consumo de grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio, y equilibrio y variedad.
En ese sentido, la Conferencia Internacional de Nutrición (CIN) organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Roma en 1992, solicitó a los gobiernos elaborar Guías Alimentarias para diferentes grupos de edad y estilos de vida de las poblaciones de cada país, y en el 2004, la OMS propuso la “Estrategia mundial de alimentación, actividad física y salud”, que alienta a los gobiernos a formular y actualizar directrices nacionales en materia de alimentación, valorando la evidencia científica y dentro de un contexto amplio que debe incluir la actividad física, el descanso conveniente y el manejo del estrés como pilares para preservar la salud.
Colombia atendió ese llamado y elaboró sus guías desde el año 2000, luego denominadas “Plato saludable de la familia colombiana. Guías alimentarias basadas en alimentos para la población colombiana mayor de 2 años” que se enfoca en los grupos de alimentos y nutrición saludable.
Sumada a esta, cuenta con la “Guía de alimentación para la población colombiana basada en biodiversidad y alimentación real”, realizada por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) en conjunto con expertos de la Universidad de Antioquia, en donde se integran los aspectos culturales y ambientales de la biodiversidad colombiana en la promoción de hábitos alimenticios saludables y sostenibles, las cuales se construyeron con y desde las territorialidades alimentarias del país (comunidades, lideresas y líderes sociales, campesinado, sabedoras y sabedores ancestrales, niñas, niños, adolescentes, jóvenes y sus familias) mediante diálogos de saberes.
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Bibliografía
BMJ Journal. ‘Additive effects of green tea and coffee on all-cause mortality in patients with type 2 diabetes mellitus: The Fukuoka Diabetes Registry’. (2021).
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