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Más razones a favor del parto natural

Recientes investigaciones demuestran que el nacimiento por parto natural o por cesárea condicionan la composición de la flora intestinal del recién nacido.

El parto es un procedimiento que llevado en condiciones ideales conduce al nacimiento de un bebé con el mejor bienestar posible para el binomio madre-hijo. El hecho de realizar acciones que afecten el curso normal del parto, incluyendo la práctica de cesáreas sin indicaciones justificadas de manera adecuada, sigue siendo objeto de debate al ser considerado como una vulneración en el proceso natural del parto.

Los argumentos que dan respaldo a lo anterior abundan en el campo científico, entre los más recientes está la investigación efectuada por el Instituto Wellcome Sanger, de la University College de Londres, la Universidad de Birmingham y sus colaboradores en Australia, la cual fue publicada en la revista Nature, donde se demuestra que los bebés nacidos por vía vaginal tienen bacterias intestinales diferentes que los que nacen por cesárea (también llamados nonatos).

Esto significa que mientras los bebés nacidos por parto natural obtuvieron la mayoría de sus bacterias intestinales de su madre, los nacidos por cesárea no, y en su lugar tenían más bacterias asociadas con entornos hospitalarios (Enterococcus, Enterobacter y Klebsiella), lo que podría hacerlos más propensos a tener resistencia antimicrobiana en un futuro.

No obstante, aún no se tiene certeza de si estas distinciones al nacer perduran en el tiempo, ya que los investigadores encontraron que las diferencias en las bacterias intestinales entre los bebés nacidos en parto natural y por cesárea, en gran medida, se igualan al cumplir el año de edad. Para ello, se necesitaría ahondar más en estos estudios de seguimiento y determinar si las diferencias tempranas influyen en los resultados de salud en ese primer período de vida.

En otro estudio llevado a cabo por médicos en el Centro Médico Langone, de la Universidad de Nueva York en los Estados Unidos, también se determinó que los recién nacidos por cesárea que no se benefician de ese contacto con las bacterias de la madre en el momento del parto podrían tener más probabilidades de sufrir asma, obesidad y enfermedades autoinmunes en la edad adulta. Para minimizar el impacto, los expertos sugieren tomar una muestra de los microbiomas de la madre una hora antes del parto y suministrarla al bebé pocos minutos después del nacimiento, a fin de ayudar a estimular el sistema inmunológico.

En los hallazgos de dicha investigación se reportó que los bebés expuestos a los microbiomas vaginales tenían niveles más altos de lactobacilos y bacteroides beneficiosos en comparación con los que nacieron por cesárea, que no estuvieron expuestos al líquido.

La autora principal del estudio, la doctora María Domínguez-Bello, concluyó: “Estamos a la espera de resultados de estudios más grandes que midan el efecto de la restauración temprana de microbiomas en los que se demuestre si evita o no el riesgo futuro de enfermedad. La investigación actual presenta los resultados de una pequeña cohorte, con indicios de que el método es digno de un mayor desarrollo”.

Clave en el desarrollo del sistema inmune

El término microbiota intestinal se refiere a la población de microbios que habitan en el intestino, donde residen aproximadamente mil especies de bacterias diferentes, que, entre otras cosas, poseen un papel fundamental en el sistema inmune, actuando como barrera. “La flora intestinal defiende al organismo frente a bacterias, virus o enfermedades, asegura el correcto funcionamiento de nuestro sistema digestivo y colabora en la producción de vitaminas y la correcta absorción de minerales”, señala la pediatra Ana Osorio.

Investigaciones anteriores sugerían que las bacterias vaginales las ingería el bebé al atravesar el canal de parto. Sin embargo, el estudio hecho por el Instituto Wellcome Sanger, que trabajó con 1.679 muestras de casi 600 bebés sanos y 175 madres, observó que, independientemente del tipo de parto, los recién nacidos tenían muy pocas bacterias vaginales de su madre en sus intestinos.

De esta forma, se confirma que durante el parto, el bebé entra en contacto con bacterias del intestino de la madre y que son estas mismas las que forman gran parte del microbioma en los bebés nacidos por vía vaginal.

El profesor Peter Brocklehurst, de la Universidad de Birmingham, investigador principal del estudio, explica: “Las primeras semanas de vida son una ventana crítica del desarrollo del sistema inmunitario del bebé, pero sabemos muy poco al respecto. Se necesita el seguimiento a estos bebés a medida que crecen para ver si las diferencias tempranas en el microbioma conducen a algún problema de salud”.

Para la pediatra Osorio, hay otros aspectos que pueden ayudar en la formación de la flora intestinal y de paso al sistema autoinmune: “Lo ideal sería que las cesáreas se practiquen solo en los casos en que sea necesario para darle más garantías al bebé de la formación de su sistema autoinmune, sin embargo, hay otras formas de compensar, por ejemplo, con la lactancia materna y la alimentación posterior, pues este es el factor más relevante en la implantación correcta de esa microbiota; en particular la leche materna es fundamental porque tiene componentes bifidogénicos que favorecen el desarrollo de una adecuada protección inmunitaria”.

En esta misma línea, investigadores de la Universidad de Washington descubrieron que hay un intervalo de unos pocos días, entre la segunda y la tercera semana de vida, en que el sistema inmunitario aprende a desarrollar tolerancia hacia los microorganismos que habitan en el colon. Dicho proceso está mediado por la leche materna y es clave para evitar que más adelante el organismo ataque a sus propios tejidos y cause enfermedades autoinmunes.

Solo si se requiere

Pese a que la cesárea es un procedimiento valioso, bajo ciertas circunstancias representa peligro tanto para la madre como para el bebé, por lo que el consenso en la comunidad científica es que su uso debe ser ejecutado racionalmente y reducido significativamente, de modo que se eviten las complicaciones derivadas de ella.

“Si bien la cesárea es un procedimiento quirúrgico que contribuye a mejorar la morbimortalidad en mujeres con embarazos de alto riesgo que requieren dicha intervención, su sobreuso irracional corresponde a un problema que tiene implicaciones negativas. Se estima que la proporción de embarazos que necesita cesárea por motivos médicos está entre el 10% y el 15%, en los casos estudiados por la Organización Mundial de la Salud y el Unicef, en 169 países”, opina la ginecóloga Claudia Bejarano.

Según cifras de la OMS, América Latina es la región del mundo donde se practican más cesáreas, con un 44,3% de los nacimientos, de los cuales solo entre el 10% y 15% se efectúan por motivos médicos. República Dominicana es el país líder en Latinoamérica y en el globo, con un 58,1%; Brasil encabeza la lista de Suramérica con el 55,5%; y Colombia ocupa el cuarto lugar en la región con un 45,9% de nacidos vivos por cesárea.

Alrededor del tema se envió un llamado de alerta en el más reciente Congreso Mundial de Ginecología y Obstetricia FIGO, que se llevó a cabo en Río de Janeiro en octubre de 2018, donde se confirmó que el aumento de las cesáreas es proporcional a la existencia de equipos médicos menos competentes para acompañar los partos difíciles por vía natural, a la comodidad de programar el día del parto y a mayores beneficios económicos para las clínicas.

Sin duda, los hallazgos de este estudio aportan más razones de peso para que las futuras madres y los especialistas en ginecoobstetricia le apuesten al parto natural.

Bibliografía

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