En el Día Mundial del Sida, conmemorado el 1 de diciembre, la OMS hizo un llamado a la comunidad mundial para lograr la «igualdad ya» en la respuesta al VIH.
En el Día Mundial del Sida la ONU instó a abordar las desigualdades que están frenando el progreso y de esta forma poner fin a este virus. Con el lema «Igualdad Ya» promueven la toma de acción e impulsar a trabajar en prácticas que se ha demostrado que son necesarias para abordar las desigualdades y ayudar a poner fin al sida:
- Aumentar la disponibilidad, la calidad y la idoneidad de los servicios para el tratamiento, las pruebas y la prevención del VIH, para que todas las personas reciban la atención que precisan.
- Reformar las leyes, políticas y prácticas para abordar el estigma y la exclusión a los que se enfrentan las personas que viven con el VIH, los grupos de población clave y las poblaciones marginadas, de modo que todo el mundo sea respetado y bienvenido
- Garantizar el intercambio de tecnología para permitir un acceso igualitario a la mejor ciencia para el VIH, tanto entre las comunidades como entre el sur y el norte del mundo.
- Las comunidades podrán utilizar y adaptar el mensaje «Igualdad Ya» para resaltar las desigualdades particulares a las que se enfrentan y promover las acciones necesarias para abordarlas.
Según información de ONUSIDA sobre la respuesta mundial al VIH, durante los dos últimos años de la Covid-19 y otras crisis mundiales, el progreso contra la pandemia del VIH ha decaído, los recursos se han reducido y, como resultado, hay millones de vidas en riesgo. Tras cuatro décadas de respuesta al VIH, las desigualdades persisten en los servicios más básicos, como el acceso a las pruebas de detección, el tratamiento y los preservativos, y son aún mayores en el caso de las nuevas tecnologías.
Las mujeres jóvenes africanas siguen siendo desproporcionadamente las más afectadas por el VIH, mientras que la cobertura de los programas específicos dirigidos a ellas se mantiene demasiado baja.
Únicamente un tercio de las personas de los grupos de población clave, entre los que se incluyen los homosexuales, trans, los consumidores de drogas, los trabajadores sexuales y los prisioneros, tienen acceso regular a la prevención. Los grupos de población clave se enfrentan a importantes barreras legales, como la criminalización, la discriminación y el estigma.
ONUSIDA enfatiza que las desigualdades económicas, sociales, culturales y legales deben abordarse con urgencia. En una pandemia, las desigualdades no hacen sino exacerbar el peligro para todos. Por lo tanto, sugiere que los líderes mundiales deben actuar con un liderazgo audaz y responsable. Y desde todos los rincones del mundo, se debe hacer todo lo posible para reconocer y combatir con valentía las desigualdades que obstaculizan los avances dirigidos a poner fin al sida antes de 2030.
La OMS explica que el VIH sigue siendo un problema de salud pública que afecta a millones de personas en el mundo:
- De los 38 millones de personas con VIH, 5,9 millones que saben que son portadores no reciben tratamiento.
- Otros 4 millones de personas con VIH aún no han sido diagnosticadas.
- Mientras el 76% de los adultos en general recibían tratamiento antirretrovírico que les permitía llevar una vida normal y saludable, solo el 52% (media mundial) de los niños con VIH tenían acceso a dicho tratamiento en 2021.
- El 70% de las nuevas infecciones por VIH ocurren entre personas marginadas y cuya conducta a menudo se criminaliza.
- Si bien en general la transmisión ha disminuido en África, no se ha registrado un descenso notable entre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres –un grupo de población clave– en los últimos 10 años.