Los hallazgos abren posibilidades para entender mejor la enfermedad y para desarrollar alternativas terapéuticas que permitan resultados más positivos para los pacientes.
Investigadores de Estados Unidos identificaron 19 genes que podrían estar relacionados con la depresión y serían fundamentales para iniciar una nueva era en el tratamiento de este trastorno de salud mental que afecta a más de 350 millones de personas en el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), de las cuales 2,5 millones vive en Colombia.
Hoy en día, esta enfermedad es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de manera significativa en la carga de morbilidad general. Puede volverse crónica y su peor desenlace es el suicidio.
Los investigadores de los departamentos de Genética, Neurología y Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad Emory, Atlanta; del Instituto de Investigación de Salud Banner Sun, en Arizona; del Centro de Inmunología de la Universidad de Columbia, en Nueva York, y de la División de Salud Mental del Atlanta Veterans Affairs (VA) Medical Center, en Georgia, Estados Unidos, partieron de la hipótesis de que “las variantes genéticas influyen en la depresión al alterar los niveles de ciertas proteínas cerebrales”.
Entonces, realizaron un estudio de asociación del genoma completo (GWAS, por sus siglas en inglés) de la depresión y el proteoma del cerebro humano (conjunto de proteínas que un organismo produce o modifica), y lograron establecer que cuando se producen cambios o fluctuaciones en las proteínas cerebrales, estos pueden alertar sobre el riesgo de depresión e incluso, sobre una predisposición genética a la enfermedad.
“Identificamos 19 genes que fueron consistentes como causales de la depresión. Así mismo, 25 proteínas cerebrales relacionadas, que no estaban previamente implicadas en el GWAS de la depresión, hallazgos prometedores y base para más estudios clínicos y terapéuticos”, indicaron los investigadores en el artículo ‘Estudio de asociación del proteoma cerebral implica proteínas nuevas en la patogénesis de la depresión’, publicado por la revista científica Nature Neuroscience, en su edición del 21 de abril de 2021.
“Esta investigación prepara el escenario para encontrar nuevos medicamentos para tratar la enfermedad mediante la identificación de pares importantes de genes y proteínas que probablemente contribuyen en la aparición de la depresión”, señaló la doctora Aliza Wingo, psiquiatra del VA de Atlanta.
Thomas Wingo, investigador líder, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory, entre tanto, destacó que estos hallazgos serán útiles “como biomarcadores para los síntomas depresivos. Incluso, un biomarcador eficaz, como la hemoglobina A1C para la diabetes, podría ayudar con el diagnóstico y el tratamiento de la depresión”, concluyó. Obviamente, se necesitan nuevos estudios que permitan ampliar las funciones de los genes identificados en la depresión y quizás encontrar nuevas proteínas y genes implicados.
Un avance valioso
Para el doctor Pedro Andrés González, médico psiquiatra y psicoanalista en Colombia, este tipo de hallazgos científicos son trascendentes y aportan a medida que los incorporemos o no en la práctica clínica. En el caso de la depresión, lamenta que haya una tendencia a medir ‘objetivamente’ lo que sucede; es decir, a darle mayor peso a los elementos que desde la clínica (incluida la genética) contribuyen a la enfermedad mental y no se visibilizan otros, como las condiciones particulares de cada individuo, o no se les da el valor que realmente tienen.
“Los pacientes reclaman comprensión y apoyo a través de procesos psicoterapéuticos y de intervenciones encaminadas a que puedan desarrollar herramientas personales para manejar sus dificultades. El excesivo peso dado en ocasiones a lo genético como única causa, genera la idea de un determinismo que condena al individuo”, explica.
La investigación es el escenario para encontrar nuevos medicamentos para tratar la enfermedad.
Esto, porque definitivamente la génesis de la depresión es multifactorial y en ella juega un papel importante la epigenética (ciencia que estudia los mecanismos que regulan la expresión de los genes, que no se deben a una alteración del ADN, sino a otros factores, como los ambientales), a partir de la interacción del individuo con su medio, es decir, su entorno ambiental (lo que nos rodea), familiar, social, laboral y personal.
Así, si hay una asociación genética de base, el estilo de vida, las costumbres y los hábitos de una persona pueden desencadenar la depresión; pero también son factores que se pueden modificar para lograr cambios epigenéticos positivos y contrarrestar los negativos heredados de nuestros padres o abuelos, es decir, para permitir que determinados genes se expresen o no, de acuerdo a influencias externas.
Así, la idea es comprender que son muchos los factores que están involucrados en la depresión, desde lo clínico y científico, hasta lo cotidiano. El doctor Jorge Téllez, director científico de la Asociación Colombiana contra la Depresión y el Pánico, destaca que, precisamente, el problema es que “en la depresión se alteran varios circuitos cerebrales y no es el resultado de la alteración de una función, como sucede en enfermedades como la diabetes”.
Por su parte, la doctora Marcela Alzate, psiquiatra, directora del Comité Científico de la Asociación Colombiana se Psiquiatría (ACP), explica que esta enfermedad “utiliza una gran cantidad de máscaras, que se pueden ver no solo en los síntomas de pérdida de interés o en la tristeza, sino también en el paciente cardiovascular, en el paciente obeso, en quien está en una Unidad de Cuidado Intensivo (UCI), en quien sufre el duelo por la pérdida de un familiar, y se presenta en la totalidad de las edades (niños, jóvenes, mujer, durante el embarazo, en el adulto mayor) y no hay vacuna que nos proteja”.
La depresión puede presentarse con manifestaciones diferentes a lo largo de la vida, y tiene causas biológicas y psicosociales.
“Dentro de los principales obstáculos para tratar la depresión tenemos la desinformación y el estigma frente a la enfermedad”, señala la doctora Andrea Otero, vicepresidente de ACP. Por eso, la recomendación es buscar ayuda y no dejarse llevar por mitos y temores; solo su médico podrá establecer un diagnóstico preciso y la mejor alternativa de tratamiento.
Caja de herramientas sobre depresión
La depresión puede presentarse con manifestaciones diferentes a lo largo de la vida, y tiene causas biológicas y psicosociales. “No es una debilidad de carácter, no es por llamar la atención ni es algo que tenemos que minimizar. Hablamos de una enfermedad biológicamente determinada”, señala la doctora Marcela Alzate, psiquiatra.
Se caracteriza por la presencia de tristeza (pero esta sola no es suficiente para hacer el diagnóstico), pérdida de interés por las actividades cotidianas, sentimientos de culpa, falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y fatiga, y falta de concentración. “Deben estar presentes, varios de ellos, por lo menos durante dos semanas y estar generando afectación en la vida social, laboral y familiar”, explica la doctora Andrea Otero, médico psiquiatra.
No siempre requiere medicamentos. Hay posibilidades de apoyo terapéutico y psicoterapéutico e intervenciones grupales o terapias individuales, que son muy efectivas, señala la Asociación Colombiana de Psiquiatría en su ‘Caja de herramientas para el manejo de la depresión’, que acaba de presentar con el fin de “facilitar su entendimiento como enfermedad mental (prevención, características y tratamiento), por medio de material psicoeducativo interactivo”.
Considera la ACP que al conocer mejor la enfermedad se facilita la búsqueda de ayuda profesional, lo que se traduce en la mejora de la calidad de vida de los pacientes.
De igual forma, resulta esencial el acompañamiento de la familia y de los amigos, tanto para hablar abiertamente sobre el tema, como para recibir orientación y apoyo para buscar ayuda profesional. “Hablar es lo que nos va a ayudar a anticipar las complicaciones laborales, de pareja, familiares y personales, y a prevenir el suicidio”, señala la doctora Alzate.
El impacto de las ciencias ómicas
La ómica es un neologismo que se deriva de la palabra Genom (alemán) y que se relaciona con el estudio de la totalidad o del conjunto de algo. Su nombre se complementa según lo que se quiere estudiar: si son genes, se llama genómica; si son proteínas, proteómica, o sin son metabolitos, metabolómica. En nuestros días es una ciencia moderna y muy estudiada.
Así, al hablar de proteoma, como lo hacen los investigadores de Estados Unidos en su trabajo sobre depresión, se hace referencia al estudio del conjunto completo de proteínas que el organismo produce o modifica, y cómo es la respuesta de cada individuo frente a esta y otras enfermedades, como el Alzheimer, que es otro campo de acción que se investiga actualmente.
Dichas proteínas en el cerebro pueden variar por muchos factores, entre ellos el estilo de vida de la persona: si es sedentaria o no, si duerme bien, si fuma o no, y por los genes, entre otros factores.