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Ejercicio después de haber padecido COVID-19

Ejercicio después de haber padecido COVID-19

La importancia de la actividad física para la salud no admite ninguna discusión. No obstante, quienes padecieron del virus deben hacerlo de manera gradual y, en algunos casos, bajo supervisión de profesionales de la salud.

Sin distinción de sexo, edad o condiciones físicas, los beneficios de la actividad física son innegables para aquellos que la practican de forma regular. La salud general, el estado físico y la calidad de vida se ven impactados positivamente por esta sana práctica, así como la posibilidad de prevenir enfermedades cardiacas, diabetes tipo 2, demencia y ciertos tipos de cáncer.

Recientemente, los doctores Bryan Taylor y Joseph Saavedra, de la Clínica Mayo de Jacksonville, Florida (EE. UU.) destacaron los aspectos favorables del ejercicio y citaron hallazgos de investigaciones publicados en Mayo Clinic Proceedings y British Journal of Sports Medicine (BMJ) que sugieren que cumplir con las pautas de actividad física y tener una mejor condición disminuyen la probabilidad de una infección grave por COVID-19.

“El riesgo de experimentar síntomas de COVID-19 más graves es mayor entre las personas con afecciones como la obesidad y la presión arterial alta, los cuales pueden modificarse de manera beneficiosa con la actividad física regular. Además, el ejercicio habitual de intensidad moderada ayuda a estimular la función inmunológica, que puede proteger contra la enfermedad o reducir la gravedad en caso de reinfección, aseguraron los profesionales.

¿Cuándo se debe retomar el ejercicio?

De acuerdo con el informe de BMJ, citado por los doctores Taylor y Saavedra, las personas que experimentaron síntomas de COVID-19 leves a moderados, y no requirieron hospitalización, pueden reanudar la actividad física aproximadamente una semana después de haberse dejado de presentar cualquier afectación a la salud.

En este sentido, es importante señalar que la reanudación de la actividad física debe hacerse de manera gradual, comenzando con una semana de ejercicios de estiramiento y fortalecimiento muscular de bajo nivel.

“La persona puede comenzar a caminar con aumentos graduales en el tiempo de ejercicio, mientras evita el entrenamiento de alta intensidad o el ejercicio prolongado durante el regreso inicial a la actividad normal. Aquellos que fueron hospitalizados deben buscar el consejo médico para evaluar su riesgo antes de regresar a la actividad, afirmaron los especialistas de la Clínica Mayo.

Debido a que la COVID-19 afecta órganos como el corazón y los pulmones, otros expertos aseguran que para aquellas personas que superaron la pandemia, tras una etapa de hospitalización, el retorno a las actividades de alta intensidad en un lapso muy próximo a la recuperación puede ser dañino.

Las personas que han tenido COVID-19, en particular aquellas con condiciones preexistentes, deben visitar a un médico antes de volver al ejercicio para confirmar la resolución de sus síntomas y evaluar su salud pulmonar y cardiovascular”, indicó María Kyriacou, doctora de medicina primaria deportiva.

Paso a paso

Aunque es claro que el ejercicio contribuye a mantener un peso corporal saludable y un buen estado de ánimo, además de reducir la ansiedad, aumentar la sensación de energía y promover un buen sueño, retomarlo después de haber sido afectado por el COVID-19 es un asunto en el que es fundamental ir paso a paso.

Según Carlos Achurra, kinesiólogo de Raquis Clínicas Quiroprácticas en Chile, los siguientes consejos pueden facilitar el regreso saludable a la actividad física.

1 – Muévase, aunque sea un poco, incluso si está fatigado: su cuerpo ha pasado por mucho. Tómese las cosas con calma. Para algunos, un desplazamiento desde la cama al sofá o hacia el baño puede ser todo lo que pueda soportar en los primeros días. Un trayecto por las escaleras puede hacer que desee lanzarse en el sillón más cercano.

Levántese y muévase tantas veces como pueda durante el día, incluso si es solo para estar de pie después de estar sentado varias horas seguidas. Estírese hacia el cielo con ambos brazos y respire profundamente varias veces cada vez que se levante. Hacer este movimiento ligero varias veces al día le ayudará a comenzar a recuperar la fuerza.

2 – Dé un paseo: si los pequeños movimientos dejan de ser un desafío, intente dar una caminata breve. Comience al principio caminando por el pasillo varias veces o alrededor de su casa. Si se siente bien con ese esfuerzo, progrese e intente dar una caminata de 5, 10 o 15 minutos por su vecindario.

Es importante darle tiempo al cuerpo para que vuelva a realizar las actividades al ritmo que tenía antes de la COVID-19. Aumente gradualmente la intensidad y la duración de sus caminatas. Con el pasar de los días y las semanas, su cuerpo se preparará y se adaptará para volver a las demandas completas de un entrenamiento más intenso.

3 – Listo para correr: si ya tolera caminar, puede estar listo para comenzar a trotar, nadar, andar en bicicleta u otras actividades. Primero: comience la actividad elegida a un ritmo lento durante 10 minutos; luego, aumente su ritmo durante un minuto antes de volver al ritmo más lento durante otros 5 a 10 minutos; después, repita. Cuando pueda hacer estos intervalos durante 30 minutos o más, estará listo para progresar. Lo importante es regresar con seguridad a la actividad física, aumentando lentamente cada día o semana la cantidad de ejercicio intenso.

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