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¿Carne cultivada en un laboratorio? 

¿Carne cultivada en un laboratorio?

Entre revolución de los alimentos y la situación medioambiental que suceden en la actualidad, surgen alternativas para un proceso de alimentación innovador.

La tecnología ya no solo incide en la salud, las relaciones interpersonales, la educación, el transporte, ahora también hace parte de los procesos alimenticios.

La denominada economía postanimal se refiere a un cultivo celular en el cual se usa la ciencia del genoma para replicar proteínas y biomoléculas producidas por los animales. En dichas fabricas o cultivos celulares se logra producir leche que no proviene de ningún animal, así como también, carnes de pollo, de res o porcina, que no son producidas por los animales.

 

¿Cómo funciona?

 A partir de la extracción de unas cuantas células de cualquier animal se puede crear el cultivo de éstas en laboratorio, dando lugar a un producto alimenticio final en el que se excluye la presencia misma del animal o sus derivados.

Esta tecnología que ya resulta científicamente viable, sigue en estudios y experimentos pero se prevé que seguirá avanzando hasta que sea comercialmente viable. Se estima que esta práctica conlleva un ahorro de 95 por ciento en el uso de agua, de 98 por ciento en el uso de tierra y de 45 por ciento en el uso de energía, generando a la vez un 95 por ciento menos de gases de efecto invernadero.

Allí encontramos por ejemplo el llamado cultivo celular, un campo que utiliza la ciencia del genoma para replicar las proteínas y las biomoléculas producidas por los animales. Estas fábricas celulares permiten producir leche que no proviene de ningún animal o carnes de pollo, de res o porcina, que no provienen del pollo, de la vaca o del cerdo. La extracción de unas pocas células de cualquier animal basta para el cultivo de éstas en laboratorio, dando lugar a un producto alimenticio final en el que se obvia al animal mismo.

Esta tecnología, ya científicamente viable, seguirá avanzando hasta convertirse en comercialmente viable. Más allá del ahorro de animales que ella conlleva, implicará también un ahorro de 95 en el uso de agua, de 98 por ciento en el uso de tierra y de 45 por ciento en el uso de energía, generando a la vez un 95 por ciento menos de gases de efecto invernadero.

Al mismo tiempo, los insumos agrícolas requeridos para alimentar a millones de animales productores de leche o carne se tornarán innecesarios. Allí, además, se evita la producción de alimentos masiva y el desperdicio.

Este tipo de cultivo celular también abarca el área agrícola, por lo que se espera la producción de frutas y vegetales para su posterior venta y distribución.

Dependiendo del tipo de productos agrícolas, estos podrían tener entre 11 y 15 ciclos de cosecha por año. Dentro de este mismo plan destaca la agricultura vertical que se refiere a edificios dedicados a la producción de vegetales y frutas dentro de cilindros con luz y ambiente controlados. Allí, miles de cámaras infrarrojas y sensores colectores de información permiten optimizar las cosechas.

Por supuesto, esta nueva propuesta trae varias preguntas en cuanto a los beneficios o implicaciones sobre el consumo de estos alimentos no solo en el área de la salud, sino los empleos que se verían afectados

 

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