El objetivo de enviar dosis de medicamento al área donde están los receptores del dolor, minimizándolo, es una realidad. Los pacientes mejoran su calidad de vida.
Uno de los síntomas más recurrentes en los pacientes con cáncer es el dolor intenso; se estima que este acompaña hasta a un 90% de los 20 millones de personas que son diagnosticadas con esta enfermedad en el mundo.
Solo en Colombia, según datos del Observatorio Globocan, en el año 2021 se registraron aproximadamente 125 mil casos de cáncer, siendo los más comunes:mama (15.509 casos nuevos), próstata (14.460), colon y recto (10.783), estómago (8.214) y pulmón (6.876), algunos de ellos en estadios avanzados, en donde esta experiencia sensitiva y emocional desagradable, asociada a una lesión tisular real o potencial, como la definió la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, es aún más fuerte e impactante.
El dolor, la queja más común, afecta de múltiples formas la vida de los pacientes. “Les impide concentrarse, dormir bien y estar tranquilos; impacta su salud mental e incluso les impide efectuar las actividades diarias normales”, señala la doctora Bilena Margarita Molina Arteta, especialista en Medicina del dolor y Cuidado paliativo del Instituto Nacional de Cancerología (INC).
No solo eso. “Más de un tercio de los pacientes describen el dolor relacionado con el cáncer como angustiante o incluso como un aspecto intolerable de su enfermedad”, precisa el libro Diagnóstico y tratamiento del dolor asociado al cáncer, de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica y Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor.
Diversas causas
Son múltiples los factores que inciden en la presencia de esta molestia, desde el tipo mismo del cáncer, su ubicación, el estadio, la edad, el estilo de vida de los pacientes y el tipo de tratamiento, entre otros.
En quienes presentan tumores avanzados, el dolor empeora cuando estos creceny se diseminan a huesos y otros órganos, ocasionando presión sobre los nervios hasta dañarlos. Igual sucede cuando un tumor se disemina o crece alrededor de la médula espinal, comprimiéndola; con el tiempo, esto provoca dolor intenso o parálisis, si no se trata, explica la doctora.
Los tratamientos oncológicos en sí pueden causar algún efecto adverso, incluyendo el dolor, que debe ser evaluado constantemente y, por ello, se trabaja en el desarrollo e implementación de intervenciones para manejarlo de manera óptima.
En la ‘Guía de Práctica Clínica para la atención de pacientes en Cuidado Paliativo’, del Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, se señala que “es fundamental en la atención al dolor en cuidados paliativos, realizar una evaluación integral del mismo, teniendo en cuenta su origen, etiología, intensidad y repercusión sobre el enfermo y su familia. En este caso, se recomienda el uso de escalas visuales analógicas (EVA), escala de dolor para pacientes con demencia (PAINAD), el Cuestionario Breve del Dolor (CBD) o la que el médico tratante considere adecuada”.
De igual forma, se sugiere utilizar la escalera analgésica de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “junto a fármacos adyuvantes, si fuera necesario, en el tratamiento farmacológico del dolor en pacientes oncológicos. Se deben utilizar los fármacos según la intensidad del dolor y la comorbilidad de cada paciente”.
Cuidados paliativos
Actualmente, los cuidados paliativos se han convertido en una alternativa para el manejo integral de pacientes con diagnóstico terminal, enfermedad crónica, degenerativa o irreversible, siendo el dolor un síntoma prominente y angustiante.Parten de un enfoque integral del ser humano.
Una de esas experiencias positivas es el Programa Juntos, de Coomeva Medicina Prepagada, que trabaja bajo la metodología de NewPalex de la New Health Foundation.
Uno de sus pilares es la prevención y el alivio del sufrimiento, a partir de un diagnóstico temprano de síntomas como el dolor, así como problemas físicos, sociales y espirituales que pueden acompañar la enfermedad, apoyando al paciente como ser integral y contribuyendo a fortalecer su calidad de vida.
Se trabaja con grupos multidisciplinarios en el tratamiento oncológico, con médicos, enfermeros especializados, asistentes físicos y fisioterapeutas, nutricionistas certificados, trabajadores sociales, psicólogos, masajistas terapeutas y capellanes.
Nuevas esperanzas
El gold estándar del tratamiento actual para el manejo del dolor severo son los opioides, entre ellos, la morfina; en casos de dolor multimodal, pueden combinarse dos o más medicamentos y/o métodos analgésicos. Evidencia reciente, explica la doctora Molina, describe el beneficio de la duloxetina para el dolor neuropáticorelacionado con cáncer, y el parecoxib en infusión subcutánea continúa vigente para el dolor oncológico refractario.
Por tanto, hay interés en el papel de los cannabinoides, pero es un tema que sigue en estudio, dado que gran parte de la evidencia hasta la fecha se refiere al dolor crónico, no relacionado con el cáncer.
Dentro de las alternativas están las bombas de infusión, dispositivos pequeñosque se colocan dentro del cuerpo (quirúrgicamente) y contienen medicamentos para el dolor que son enviados a través de un catéter, directamente a los nervios de la columna; es decir, llegan directo al área donde están los receptores del dolor, en este caso, el causado por el cáncer, la quimio, la radioterapia o una cirugía. Este método proporciona analgesia mediante una infusión continua y directa de medicación en el líquido cefalorraquídeo.
“El fundamento se basa en el concepto de que la administración directa en el líquido cefalorraquídeo (LCR), dentro del espacio intratecal, evita cruzar la barrera hematoencefálica y permite que haya una administración de dosis más pequeñas en relación con lo que sucede con la administración de fármacos por vía oral,intravenosa, transdérmica o epidural”, explica la doctora Molina, especialista del INC y quien hace parte del Programa de Cuidado Paliativo ‘Juntos’, de Coomeva Medicina Prepagada.
Así, la administración intratecal de fármacos se convierte es una opción esperanzadora, llevadera; una alternativa eficaz en pacientes con dolor oncológico, y también crónico, y dadas sus características, como permitir una analgesia superior con dosis más pequeñas de analgésicos, minimiza los efectos secundarios, al no tener que pasar estos por el estómago, el intestino o el hígado.
Además, contribuye a elevar significativamente la calidad de vida, al “tener cierto control de su cotidianidad al tiempo que reduce la toxicidad en su cuerpo. Son tecnologías no invasivas, efectivas y seguras que complementan el tratamiento contra el cáncer”, indica Andrea Splendore, vicepresidenta de MedtronicLatinoamérica Central.
Para momentos críticos de dolor fuerte o insoportable, los pacientes tienen un control con el que pueden administrar dosis extra, evitando visitas de urgencia al hospital (siempre que sea aprobada por el médico de cabecera).A esto se suma, como señala el estudio ‘Assessment of Health Care Utilization and Cost of Targeted Drug Delivery and Conventional Medical Management vs Conventional Medical Management Alone for Patients With Cancer-Related Pain’, llevado a cabo por expertos de varios centros de investigación de Estados Unidos, quienes evaluaron el costo de la atención médica para el tratamiento del dolor crónico relacionado con cáncer, que el uso de la atención médica y los pagos de las aseguradoras fueron significativamente menores para los pacientes que utilizan estos dispositivos inteligentes, programables y benéficos.
Grandes retos
El futuro del manejo de un paciente oncológico es un gran reto para la ciencia, la medicina y la investigación. Parte de la mirada del médico, con entrenamiento de alta calidad, en la especialidad de dolor y cuidado paliativo; de tal manera que se logre un manejo multimodal a todo nivel, no solo farmacológico, indica la doctora Bilena Margarita Molina Arteta, líder del grupo de Cuidado Paliativo del INC.
En su concepto, el propósito de mejorar la calidad de vida de los pacientes con cáncer avanzado en fase terminal y apoyar a sus familias ha experimentado un desarrollo significativo en los últimos 10 años.
“El fortalecimiento ha ejercido una influencia positiva notable en las instituciones, no solo por haber generalizado que cuando no se puede curar, es posible aliviar con frecuencia y consolar siempre; sino por haber dado origen y fuerza a un movimiento solidario en pro de una mejor terminalidad”, concluye.
BIBLIOGRAFÍA
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