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Preocupante situación de la salud mental en el mundo

Preocupante situación de la salud mental en el mundo

La OMS hizo un llamado a todos los países para que no descuiden esta problemática y refuercen sus programas y estrategias, así como el apoyo psicosocial a la población.

La pandemia de Covid-19 ha agravado la situación de salud mental, ha contribuido al incremento de casos de enfermedades y empeorado los preexistentes y, lo peor, ha producido interrupciones significativas en los servicios.

Como resultado, la prevalencia mundial de los trastornos de ansiedad aumentó un 25,6% y los casos de trastorno depresivo mayor, un 27,6%, indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el resumen científico del informe Salud mental y Covid-19: datos iniciales sobre las repercusiones de la pandemia, que incluyó más de 500 revisiones sistemáticas de estudios, metanálisis específicos y fuentes consultadas en todos los continentes.

Las mujeres fueron las más afectadas por los Trastornos Adaptativos (TA) y elTrastorno Depresivo Mayor (TDM), junto con los jóvenes de 20 a 24 años, mucho más que las personas mayores, e incluso se ha visto gran repercusión en el personal de salud.

Por regiones, las de las Américas sufrieron el mayor impacto, derivado de la nueva cotidianidad impuesta por el Sars-CoV-2, con limitación de movilidad de las personas fuera de su casa, un nuevo rol laboral lejos de las oficinas, la falta de contacto físico con sus seres queridos y el mismo miedo a contraer el virus, sumado en algunos casos a la pérdida del empleo, de la pareja y a la desescolarización de los niños, sin herramientas tecnológicas en casa que pudieran suplir la presencialidad.

Esta situación se hizo aún más crítica en “las personas con vínculos afectivos más precarios, lo cual llevó a que condiciones previas que permanecían larvadas, salieran a flote. La modificación de la cotidianidad que implicó la pandemia provocó la emergencia de cuadros crónicos de manera aguda”, explica Pedro González, médico psiquiatra.

De igual forma, se vio cómo “las enfermedades mentales que estaban controladas parcialmente, se agudizaron por falta de seguimiento por parte del psiquiatra, y los jóvenes y los niños que tienen una vida relacional muy rica en los espacios escolares, sufrieron prolongadas retracciones relacionales, alimentadas por la incertidumbre, irritabilidad y desazón de los padres que se enfrentaban a situaciones inéditas”, complementa el especialista.

Otro hallazgo fue una mayor susceptibilidad de los pacientes que sufrieron de Covid a tener problemas de salud mental a futuro, como trastornos afectivos, ansiedad o depresión. Así lo indica un estudio realizado por especialistas del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Oxford, y publicado en TheLancet Psychiatry, divulgado en mayo de 2021, según el cual “el Covid se asoció con un mayor riesgo de resultados neurológicos y psiquiátricos”, en particular en “pacientes que requirieron hospitalización y notablemente en los que fueron ingresados a Unidades de Cuidados Intensivos (UCI).

La misma publicación había referenciado en febrero otro estudio, que analizó los registros médicos electrónicos de 69 millones de personas en Estados Unidos, encontrando que “tres meses posteriores a sufrir la enfermedad, 1 de cada 5 sobrevivientes de Covid tenían por primera vez un diagnóstico de insomnio, ansiedad o depresión”.

Depresión y ansiedad

Según la OMS, la depresión ocupa el primer lugar entre los trastornos mentales, afectando a 350 millones de personas en el mundo, con una frecuencia 2-1 mayor en las mujeres que en los hombres. En Colombia, reportes del Ministerio de Salud y Protección Social indican que hay aproximadamente dos millones de personas con depresión. 

Este trastorno se caracteriza por la pérdida de interés o placer por cosas que antes entusiasmaban, sentimientos de culpa o falta de autoestima, trastornos del sueño o del apetito, sensación de cansancio y falta de concentración en las actividades cotidianas. 

Estar triste no es sinónimo de depresión. Esta requiere de la existencia de otros síntomas por más de dos semanas de duración, que limitan en lo social, laboral, familiar y personal, explica Andrea Otero, médico psiquiatra, presidente de la Asociación Colombiana de Psiquiatría (ACP). 

En tanto, la ansiedad es definida como la respuesta propia del organismo ante eventos amenazantes, lo que en principio es una alerta, pero cuando se eleva su intensidad, duración y frecuencia se convierte en un problema de salud mental que debe tratarse.

Los trastornos de ansiedad ocupan el segundo lugar entre las enfermedades mentales más incapacitantes y tienen signos de alerta como angustia, sudoraciones, palpitaciones, sensación de opresión en el pecho, de inseguridad, irritabilidad y problemas para concentrarse.

Impacto en Colombia

En el Informe Estado mental del mundo 2021, de Sapien Labs, en el marco del proyectoLa salud mental del millón’, que incluyó 223.087 encuestados en 34 países hispanoparlantes en América Latina, el Mundo Árabe, de habla hispana y francesa en Europa continental y África, se encontró que “hay un alarmante deterioro del bienestar mental multiplicado a través de generaciones sucesivamente más jóvenes”.

Un mayor número de personas presentaron puntajes negativos en el cociente de salud mental (MHQ, por sus siglas en inglés), lo que según los expertos “sugiere una enfermedad mental seria o estar en riesgo de presentarla e indican que se está sufriendo, batallando o soportando esta situación, mientras solo algunos logran manejarla y otros prosperan en su intento.

No es una medida de felicidad o satisfacción en la vida, sino la fotografía de la autopercepción frente a las seis dimensiones de la función mental que determinan el bienestar (humor y perspectiva, yo social, impulso y motivación, cognición, adaptabilidad y resiliencia, y conexión cuerpo-mente). Como ejemplo, los expertos de Sapien Labs hablan de cómo una persona puede estar pasando por circunstancias muy difíciles o tristes, pero aun por eso tener todas las capacidades para afrontarlas lo mejor posible y, por lo consiguiente, tener un alto nivel de bienestar mental.

Eso explica por qué en el informe 2021, Venezuela presenta una buena puntuación, un MHQ de 91, seguido por Perú (78) y Argentina (75); en cambio, Colombia y Guatemala, un puntaje menor (70 cada uno). En Europa, España encabeza la lista (85), seguido por Suiza (82), Bélgica (75) y Francia (73). En el contexto global, Sudáfrica tiene 46 puntos e India 56.

Según los analistas, “el deterioro en los países de 2019 a 2021 estuvo significativamente correlacionado con el rigor de las medidas gubernamentales contra el Covid-19 y correlacionado de manera direccional a los casos y muertes por millón y al igual que en los informes de la OMS, preocupa el impacto en la salud mental de la población joven, independiente del estrato, el idioma o la región, y que hace una década tenía los más altos índices de bienestar.

Un tema que incide en los resultados es la educación. Se encontró que entre mayor sea el nivel académico y de formación, mayores son las puntuaciones de bienestar mental, las que se elevan entre quienes han hecho doctorados o maestrías, con puntuaciones medias del MHQ de 101 y 94, frente a un 47-58 de quienes tienen apenas estudios secundarios o menores.

No tener empleo, como les sucedió a millones de personas en el mundo en estos tiempos de pandemia, también es una situación social que repercutenegativamente la salud mental, y lacera su productividad, en una relación bidireccional o de bola de nieve que acrecienta la problemática.

 

Hay que transformar la atención

Frente al impacto de la pandemia en la salud mental, la OMS al publicar el Atlas de la Salud Mental (octubre de 2021), como parte de la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental, no solo plasma el “decepcionante panorama de fracaso mundial a la hora de prestar a las personas los servicios de salud mental que necesitan, en un momento en el que la pandemia de Covid-19 está poniendo de manifiesto la creciente necesidad de apoyo en esta materia”, sino que invita a actuar y elevar los presupuestos y reforzar los programas de atención.

“Esta información es solo la punta del iceberg. Es sumamente preocupante que, a pesar de la evidente y creciente necesidad de servicios de salud mental, la cual se ha agudizado aún más durante la pandemia de Covid-19, las buenas intenciones no se vean acompañadas de inversiones”, dijo el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.

La última edición del Atlas, que incluye datos de 171 países, muestra que todavía tenemos un camino muy largo por recorrer para conseguir que todo el mundo, en todas partes, tenga acceso a una atención de salud mental de calidad”, indicó Dévora Kestel, directora del Departamento de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OMS.

Impacto en el personal de salud

A inicios de este 2022, la Organización Panamericana de la Salud presentó el informe The Covid-19 HEalth caRe wOrkErs Study (HEROES) en el cual se señala que entre 14,7% y 22% del personal de salud entrevistado presentó síntomas que permitían sospechar un episodio depresivo, mientras que entre un 5 y 15% pensó en suicidarse.

“La pandemia evidenció el desgaste del personal de salud y en los países en los que el sistema de salud colapsó, el personal sufrió jornadas extenuantes y dilemas éticos que impactaron en su salud mental”, afirmó Anselm Hennis, director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS. “La pandemia no ha terminado. Es esencial cuidar a quienes nos cuidan”, recalcó.

Entre los factores que más afectan, encontraron los investigadores algunos comunes como la necesidad de apoyo emocional y económico, la preocupación por contagiar a los familiares, los conflictos con los familiares de los pacientes y los cambios en las funciones laborales habituales.

“La pandemia aumentó el estrés, la ansiedad y la depresión de los trabajadores de la salud y dejó al descubierto que los países no han desarrollado políticas específicas para proteger su salud mental. Existe una deuda sanitaria que se debe saldar”, consideró Rubén Alvarado, académico del programa de salud mental de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y uno de los investigadores principales del estudio.

Bibliografía

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Vai B., Mazza M.G. et al. (Septiembre 2021). Mental disorders and risk of Covid-19-related mortality, hospitalization, and intensive care unit admission: a systematic review and meta-analysis. En: Lancet Psychiatry. https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34274033/

 

 

 

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