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Impacto de la obesidad en el riesgo cardiovascular

impacto de la obesidad en el riesgo cardiovascular

Factores genéticos, alimentación inadecuada y sedentarismo confluyen para que estas dos enfermedades no cedan en el mundo. La pandemia ha evidenciado su impacto.

El sobrepeso y la obesidad, definidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud, afectan hoy a más de 2,2 mil millones de habitantes del planeta (30% de la población). De ellos, 108 millones son niños y 600 millones, adultos, cuyo Índice de Masa Corporal (IMC) es superior a 30.

Desde 2010, cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó su primer gran informe sobre la obesidad (‘Fit no fat’) se encendieron más alarmas sobre el impacto de esta enfermedad; luego, en 2017, un estudio publicado por The New England Journal of Medicine, elaborado por el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) en la Universidad de Washington, encontró que la obesidad se había duplicado en más de 70 países en 25 años.

En 2019, en el informe ‘La pesada carga de la obesidad’, la OCDE calificó esta problemática como una epidemia global y “uno de los desafíos de políticas públicas más preocupantes”, por sus consecuencias para la salud, la sociedad y la economía y, en especial, por ser un factor de riesgo muy determinante para “numerosas enfermedades, como las cardiovasculares, la hipertensión, los problemas respiratorios y las lesiones músculo-esqueléticas”.

En ese documento se indica que los países con mayores índices de obesidad en adultos son Estados Unidos (38,2%), México (32,4%), Nueva Zelanda (30,7), Hungría (30,0) y Australia (27,9). Los que menos: Corea del Sur, Japón, Italia, Suiza y Noruega.

Colombia, según la Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (ENSIN 2015), tiene un 56% de la población, de 18 a 64 años con sobrepeso u obesidad, una problemática seria pero que aún dista de las cifras de México, en donde, el 72,5% de las personas tienen sobrepeso y según las proyecciones, las enfermedades relacionadas con este reducirán allí la esperanza de vida en más de cuatro años en los siguientes 30 años.

El año 2020 marcaría un antes y un después para la humanidad con la llegada del Covid-19 y su declaratoria como pandemia, que dejó más al descubierto el impacto de la obesidad, tanto en la salud física como mental, pero así mismo su incidencia cada vez más creciente en el riesgo cardiovascular que, de por sí, ha aparecido como la primera causa de muerte global en las últimas dos décadas.

Cada hora mueren dos personas en el mundo con enfermedades cardiovasculares, una de ellas en América Latina”, señaló el doctor Álvaro Ruiz Morales, especialista en hipertensión arterial, epidemiólogo clínico, durante el evento científico ‘Actuar contra las Enfermedades No Transmisibles (ENT)’, en el marco de la Semana Mundial de Acción sobre las ENT.

La pandemia empeoró una situación que ya era mala, y las consecuencias se están viendo ya y las vamos a seguir viendo en los próximos años, con más infartos y más complicaciones”, agregó.

No solo eso, la mayoría de quienes han muerto a causa del Covid-19 tenían una ENT subyacente, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad o cáncer. Por ejemplo, el estudio francés ‘Alta prevalencia de obesidad en el síndrome respiratorio agudo grave Coronavirus-2 (SARSCoV-2) que requiere ventilación mecánica invasiva’ (Publimed, julio de 2020) evidenció una mayor necesidad de ventilación mecánica a medida que aumenta el IMC. Así, un IMC mayor a lo eleva siete veces y triplica el riesgo de ingreso a UCI.

Compromiso de todos

En concepto de la doctora Sandra Núñez, vocera de la plataforma La Verdad de su Peso, “la complejidad de la obesidad radica, en gran parte, en la desinformación

que existe sobre las causas y consecuencias de estas enfermedades, el limitado tiempo que se dedica a la actividad física y los ambientes obesogénicos a los que nos encontramos expuestos”. Por ello, invita a que “asumamos el cuidado de nuestro peso y nuestra salud, acompañados por profesionales en el tema, y a partir de una consulta temprana multidisciplinaria”.

Coincide con otros especialistas en que la educación es clave. “Se requiere mayor conocimiento de la comunidad sobre los factores de riesgo para la obesidad y entender que esta es de por sí factor de riesgo deletéreo desde el punto de vista cardiovascular. Todo ello, modificable”, insiste el doctor Melgarejo.

Recomienda a todos los médicos, generales o especialistas, que no solo eduquen a sus pacientes en el tema de prevenir la obesidad y manejar los factores de riesgo, para evitar enfermedades cardiovasculares, sino que al detectar que tienen sobrepeso (adulto o niño), lo remitan al manejo interdisciplinario.

Por su parte, el doctor Ruiz Morales invita a los médicos a “asegurarse de que sus pacientes lleguen a las metas de tratamiento de sus enfermedades crónicas” y a los pacientes, “a asegurarse de que sus médicos les encaminen hacia esas metas” y, para todos, “entender que hacer ejercicio salva vidas”, al igual que proveerse de los alimentos más sanos y adecuados.

impacto de la obesidad en el riesgo cardiovascular

Pobre corazón

Desde los estudios del corazón de Framingham, que se iniciaron en 1948, en esta ciudad de Massachusetts (Estados Unidos) comenzó a establecerse que la gente obesa vive menos y se infarta más, entre otras cosas, porque la resistencia vascular sistémica o resistencia periférica está aumentada, lo que lleva a que el corazón tenga que hacer un mayor esfuerzo para bombear la sangre al resto del organismo, sobrecargándose, explica el doctor Enrique Melgarejo, médico cardiólogo, expresidente de la Asociación Colombiana de Cardiología.

Otro punto crucial es la disfunción que esto produce en el tejido adiposo, que se ha convertido en el mecanismo etiopatogénico para el desarrollo de la enfermedad cardiovascular. En ese sentido, el doctor Melgarejo recuerda que los adipositos o células grasas ontogénicamente estaban diseñadas para ser reservorios de energía, pero con las revoluciones agraria e industrial, cuando cambiaron los hábitos de alimentación y había exceso en el consumo de calorías, mutaron y dejaron de ser reservorios para convertirse en células proinflamatorias, que parecen ser el vínculo que une la obesidad con la enfermedad cardiovascular.

Los humanos somos seres transformadores de energía. “Transformamos la energía química proveniente de los alimentos en energía eléctrica para pensar; mecánica, para movernos; térmica, para mantener nuestra temperatura corporal. Pero, esa energía que no se consume se almacena. Luego, la obesidad es la puerta de entrada a la diabetes 2 y a la enfermedad cardiovascular”, indicó Mónica Katz, especialista en nutrición, miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición, durante el evento científico ‘Actuar contra las Enfermedades No Transmisibles (ENT)’.

Igualmente, aquí entra en juego el síndrome metabólico, un conjunto de trastornos que llevan a un estado mórbido, con mayor riesgo de diabetes, problemas cardiovasculares y otras enfermedades. Uno de los signos de este es la obesidad visceral; es decir, grasa acumulada en la zona abdominal y quienes la tienen están en mayor riesgo inflamatorio, de procesos oxidativos y de formación de placa ateroesclerótica y, por ende, de infarto.

Según datos del Ministerio de Salud y Protección Social, la obesidad abdominal en mujeres de 18 a 64 años se encontró en el 59,6 % de la población; mientras que, en hombres, en el 39,3%.

Por ello, subraya el doctor Melgarejo, es necesario medir el perímetro de la cintura. “Si en la mujer mide más de 80 centímetros, está en problemas; si es hombre, y mide más de 90 centímetros, también. Y si, además de esa grasa visceral tiene la glicemia alta, es fumador y sedentario, se multiplican exponencialmente los riesgos: la obesidad tiene complicaciones y el corazón sufre como consecuencia”.

En esa misma línea preventiva, el doctor Henry Tovar Cortés, presidente de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo (ACE), llama la atención sobre la urgencia de transformar esta situación, movernos más y comer más saludable, para dejar atrás lo vivido durante la pandemia que “ha aumentado el sedentarismo de las personas (el teletrabajo lo ha favorecido) y los malos hábitos alimentarios, lo que, además del consumo de comida chatarra y de bebidas azucaradas ha hecho que el peso de los colombianos se haya incrementado

Niños en riesgo

Según la ENSIN, 25 de cada 100 niños en edad preescolar tienen problema con su peso. En la primera infancia, la mayor prevalencia de exceso de peso se observa en los niños (7,5%) comparados con las niñas (5,1%).

El doctor Enrique Melgarejo, médico cardiólogo, llama la atención sobre el riesgo que representa que los niños ahora sean más obesos que antes. “Nosotros jugábamos a las gambetas, a las escondidas, montábamos en bicicleta, pero hoy, el sedentarismo es la constante, pegados al computador, tableta o celular, viendo películas. Las gambetas se acabaron y además están comiendo más, lo que lleva a que la grasa se acumule y al hacerlo, se convierte en adiposito proinflamatorio”.

Según la OMS, la obesidad infantil se asocia con una mayor probabilidad de muerte prematura y discapacidad en la edad adulta. “Además de estos mayores riesgos futuros, los niños sufren dificultades respiratorias, mayor riesgo hipertensión, y

presentan marcadores tempranos de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y efectos psicológicos”.

Por eso, es clave que existan programas y políticas escolares, cuyo eje sea la alimentación saludable y que se trabaje en un trinomio profesores, padres, médicos para orientar a las familias, promover estilos de vida sanos y reducir el impacto de enfermedades como la obesidad.

Bibliografía

Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia, et al. Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (ENSIN 2015). Consultado en https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/ED/GCFI/documento-metodologico-ensin-2015.pdf

The New England Journal of Medicine. Health effects of overweight and obesity in 195 Countries over 25 years. Julio 6 de 2017. Consultado en https://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa1614362

OCDE. Obesity and the economics of prevention: ‘Fit not fat’. Octubre 7 de 2010. Consultado en https://www.oecd.org/els/health-systems/46068529.pdf

OCDE. The heavy burden of obesity. Octubre 10 de 2019. Consultado en https://www.oecd.org/health/the-heavy-burden-of-obesity-67450d67-en.htm

Publimed. High Prevalence of Obesity in Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus-2 (SARS-CoV-2) Requiring Invasive Mechanical Ventilation. Julio de 2020. Consultado en https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32271993/

Revista Española de Cardiología. Factores de riesgo cardiovascular, perspectivas derivadas del Framingham Heart Study. Consultado en https://www.revespcardiol.org/es-factores-riesgo-cardiovascular-perspectivas-derivadas-articulo-13116658

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