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El empleo de cigarrillos electrónicos es cada vez más frecuente, de ahí que la comunidad científica y el público en general se den a la tarea de buscar más evidencia que revele los riesgos que esto representa para la salud. Lo cierto es que su uso ya causa efectos nocivos.
Cuando el mundo pensaba haber alcanzado grandes avances en temas de regulación y de concientización sobre el uso del cigarrillo, aparece con fuerza una nueva realidad, que aún se está explorando. Se trata del empleo de lo que se conoce como cigarrillos electrónicos, dispositivos de vapeo o vapeadores y que, en muchas ocasiones, se adopta como práctica para dejar el cigarrillo convencional.
Así las cosas, el término común hoy es el vapeo, pero más que una ‘moda’, como lo sugieren algunos, es una realidad de la cual se hace imperativo conocer más. Por eso la importancia de socializar sobre su mecanismo las amenazas para la salud, las adicciones y la población en riesgo, entre otros.
Mecanismo peligroso
A criterio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, de Estados Unidos, (CDC, por sus siglas en inglés), los cigarrillos electrónicos calientan un líquido que, usualmente, contiene nicotina (droga adictiva que tienen los cigarrillos y otros productos de tabaco), saborizantes u otras sustancias químicas, lo cual produce un aerosol.
“Los usuarios inhalan el aerosol de los cigarrillos electrónicos y lo llevan a sus pulmones. Las personas que estén cerca también pueden inhalar este aerosol cuando la persona lo exhala al aire”, agrega esa agencia nacional de salud pública.
Por su parte, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), explica que el vapor de los cigarrillos electrónicos puede exponer a la persona, no solo a la nicotina, sino a otros químicos tóxicos como el formaldehído, el acetaldehído y la acroleína.
Los peligros de vapear – Población en riesgo
La población mundial está hoy expuesta al uso de los cigarrillos electrónicos, siendo en muchas regiones, los adolescentes y los jóvenes los grandes afectados. Según datos de los Institutos Nacionales de Salud del gobierno de los Estados Unidos (INH, por sus siglas en inglés), en la Encuesta anual de 2018 sobre el uso de drogas, alcohol y cigarrillos, en la que participaron alrededor de 44.000 estudiantes de 8º, 10º y 12º grado, el 37% de los estudiantes de 12º grado indicaron vapear, comparado con el 28% del año anterior.
En Colombia un estudio denominado Primeros datos de la enfermedad asociada al vapeo en Colombia —adelantado por investigadores del Instituto Nacional de Salud y la Universidad Industrial de Santander (UIS)— revela que los usuarios de estos dispositivos tienden a ser de mayor edad, en comparación con otros países (esto debido a los costos de los dispositivos). La investigación también menciona que entre enero de 2020 y julio de 2022 se registraron 245 casos de enfermedades asociadas a su uso, así como 59 muertes relacionadas.
Ahora bien, las razones por las cuales algunos jóvenes y adolescentes son más vulnerables e influenciables a vapear van desde el marketing —cada vez más enfocado en ellos—, hasta el hecho de que algunos se dejen llevar, solo porque está de ‘moda’. “Los adolescentes se sienten claramente atraídos por la tecnología comercial y los aromas que se ven en los dispositivos de vapeo”, asegura la doctora Nora D. Volkow, directora del Instituto Nacional de Abuso de Drogas de los NIH.
Riesgos evidentes
Además de los peligros de vapear mencionados anteriormente; de acuerdo con la médica internista Nora Patricia Reyes Castaño, los cigarrillos electrónicos “producen daños a nivel del epitelio pulmonar y sus vasos sanguíneos, muy similares a los que producen la nicotina del cigarrillo. Estas sustancias van mezcladas con otros químicos como aromatizantes, propilenglicol o glicerol con efectos cardiopulmonares nocivos y con alto riesgo de producir patologías como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y otras cardiovasculares”. En opinión de la profesional, esto está respaldado por estudios de sociedades científicas en el mundo y avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Nicotina riesgosa
Cabe mencionar también que como la nicotina está presente en al menos el 99% de los cigarrillos electrónicos, al decir de la CDC, esta puede afectar el cerebro de los adolescentes, sobre todo si se tiene en cuenta que este sigue en desarrollo hasta alrededor de los 25 años. Esta sustancia química del tabaco podría afectar algunas partes del cerebro que controlan el estado de ánimo, el aprendizaje y la atención.
Conforme con apreciaciones de los INH, aunque los estudios sugieren que el vapeo de nicotina sería menos perjudicial que los cigarrillos tradicionales, este, evidentemente, sigue siendo un riesgo para la salud.
Los INH citan al doctor Thomas Eisenberg, experto en investigación del tabaco en la Universidad de la Mancomunidad de Virginia, quien precisa que: “Los pulmones no están diseñados para lidiar con el desafío constante de la falta de aire que las personas les están provocando —a veces hasta 200 inhalaciones al día— día tras día, semana tras semana, año tras año”.
Agrega el experto que “está inhalando propilenglicol, glicerina vegetal, saborizantes que se hicieron para comer, pero no para inhalar, y nicotina. Y todos esos se calientan en un pequeño reactor, que es un cigarrillo electrónico. Cuando se calientan, esos componentes pueden convertirse en otros químicos potencialmente peligrosos”, finaliza.
¿Cómo detectar una adicción?
Una publicación de la FDA menciona algunas señales que indican que una persona está propensa a la adicción al vapeo, entre las que se destacan:
- Necesidad de vapear apenas se levanta o durante alguna clase.
- Problemas para concentrarse o para dormir.
- Siente irritabilidad o ansiedad cuando desea vapear.
- Sigue con esta práctica, aun cuando conoce los riesgos asociados para la salud.
- Toma el cigarrillo electrónico de manera mecánica o intuitiva.
- Piensa en vapear durante la mayor parte del día.
- Se desvía de su camino para obtener cigarrillos electrónicos.
Si se presentan estos escenarios, los profesionales de la salud recomiendan buscar asesoría profesional para evaluar opciones de tratamiento. Una vez se tome la decisión de dejar de vapear, también ayuda en el proceso acciones como: comunicar a los familiares y al personal médico la decisión; reducir gradualmente el porcentaje de nicotina; prolongar los periodos entre vapeos y ponerse reglas.
Legislación
Ante el aumento preocupante en el consumo, algunos países ya se han puesto al frente para contener este fenómeno y han adoptado algunos mecanismos legales con el objetivo de preservar la salud y proteger, en especial, a los jóvenes. En términos de los INH, “las nuevas leyes tienen como objetivo frenar el vapeo entre los adolescentes. Las personas deben tener 21 años para comprar cualquier producto de tabaco, incluidos los productos de vapeo. Y las empresas ya no pueden producir y vender sabores que atraigan a los niños, como fruta y menta”.
A su vez, en Colombia, la regulación de este tipo de dispositivos ha sido objeto de debates en los últimos años y está en marcha un proyecto de ley que busca, entre otros, imponer un impuesto de venta al público del 20% sobre el precio de venta, la obligación de obtener un permiso del Ministerio de Salud para su comercialización, la prohibición de publicidad y estrictos requisitos para la importación.
Mientras todos estos proyectos siguen su curso, es clave continuar con los estudios que informen categóricamente los efectos de su uso en el organismo, así como una tarea incansable de concientización. Reyes Castaño concluye al respecto: “Las acciones de promoción y prevención desde el sector salud deben estar encaminadas, especialmente hacia la adolescencia y edades tempranas, a campañas educativas en entornos escolares, hogares, empresas y medios de comunicación. Al mismo tiempo, en la atención médica orientando a nuestros pacientes sobre los efectos secundarios deletéreos de este tipo de sustancias”.