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El efecto placebo, todo un debate

Ha sido tema de estudio en Medicina y resulta fundamental en investigación, pero hoy algunos expertos proponen que se usen en la práctica clínica diaria.

La diseñadora de interiores Janis Schonfeld no dudó en participar en la convocatoria que vio en el periódico (1997), en la que el Instituto Neuropsiquiátrico de la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA) buscaba voluntarios para probar, en un ensayo clínico, un nuevo antidepresivo.

Le realizaron estudios y recibió un frasco de pastillas que cambiaron su vida, la hicieron sentirse mejor y hasta describía que a veces sentía useas, lo que relacionaba con los efectos secundarios de su nueva medicina. En unas semanas mejoró notablemente de su depresión, la misma que la había llevado a pensar incluso en el suicidio; pero su sorpresa y la de algunos especialistas fue mayúscula cuando les informaron que ella no había recibido el nuevo medicamento, sino un placebo.

Este es uno de los muchos casos que retoma el doctor en Quiropráctica Joe Dispenza en su libro El placebo eres tú, y de otros tantos que se reportan en la literatura médica, así como en estudios científicos, algunos de los cuales lorelacionan con el poder de la mente, los cambios que nuestra manera de ser y de pensar pueden hacer en el cerebro e incluso lo positivo de ser optimistas o de tener fe.

La sugestión es un componente importante para que el efecto placebo sea real. Pero, todavía se desconoce mucho acerca de este proceso, o cualquier otro que se base en una creencia y que tenga resultados tangibles. Es un fenómeno muy interesante como objeto de estudio, en el que el pensamiento llega a influir en procesos mentales básicos, hasta llegar a la modificación en el organismo”, señala la doctora Carmen Juliana Pino Pinzón, docente de facultad de Medicina de la Universidad El Bosque, médica especialista en Farmacología Clínica, magíster en Docencia en Educación Superior.

En general, ocurren varias cosas: “Primero, el efecto placebo permite en muchas personas anticiparse a un cambio positivo; al ser optimistas de que la sustancia va a generar un cambio beneficioso influye en la respuesta fisiológica”, explica la doctora Patricia Caro Uribe, docente de Farmacología Clínica y líder del Semillero de Toxicología Clínica de la Universidad Antonio Nariño (UAN).

Segundo, agrega, “en nuestro cerebro tenemos unas sustancias denominadas neurotransmisores, como dopamina, acetilcolina, serotonina, adrenalina y noradrenalina, que actúan en la vía de la recompensa y en las vías del dolor. Estos neurotransmisores se alteran en ciertas enfermedades (depresión, dolor, enfermedad adictiva, entre otros) y pueden modificarse o regularse no solo con medicamentos. Condiciones como sentirse productivo, alimentarse bien, hacer ejercicio o el hecho de ser escuchado, influyen en la percepción de los síntomas y los resultados de un tratamiento”.

Para Dispenza, es claro que, sean placenteros o estresantes, nuestros pensamientos, emociones o vivencias, actúan como “un ingeniero epigenético sobre tus células” y nos ayudan a ir moldeando el cerebro y el cuerpo.

Mente abierta

El efecto placebo es una reacción idealmente favorable-positiva que no es atribuible a las propiedades/principio activo de un sustancia o un efecto terapéutico específico, pero que genera cambios desde una perspectiva psicológica y fisiológica”, dice la doctora Patricia Caro Uribe, docente de Farmacología Clínica de la UAN.

Los pacientes llegan a experimentar una mejoría de los síntomas tomando una sustancia inocua, sin efectos que puedan relacionarse directamente con esa enfermedad, de modo que es la mente la encargada de convencer al organismo de esos efectos positivos del medicamento, que son inexistentes”, dice Carmen Juliana Pino, docente de la facultad de Medicina de la Universidad El Bosque.

Para entender el funcionamiento de este efecto se han llevado a término variasinvestigaciones psicológicas que muestran cómo reacciona el cuerpo en relación con el cerebro cuando se administran estas sustancias inocuas.

Los estudios de 2007 y 2009 de T:D. Wager demostraron que un paciente que tomó un placebo presentado como analgésico, tuvo un aumento considerable de la secreción de opioides endógenos, que además resultaron más efectivos, y se activaron vías neuronales que inhiben la transmisión del dolor por parte de la médula espinal, por lo cual informan de un menor nivel de dolor; se conoce que la aplicación de una sustancia inocua estimula la corteza frontal, el núcleo accumbens, la sustancia gris y la amígdala”, comenta Pino.

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Usarlos o no, el dilema

En la actualidad hay un amplio debate sobre el tema, dado que algunos científicos defienden su uso y lo proponen incluso como una alternativa en el tratamiento de ciertas enfermedades, es decir, en la práctica clínica común; otros consideran que debe seguirse utilizando solo en ensayos clínicos y hay quienes piensan que no debería utilizarse o que se ha desviado su propósito.

En un artículo publicado en el British Medical Journal, se sugiere que puede ser ético recetar placebos, siempre y cuando los médicos sean honestos sobre lo que están haciendo. Algunos soportan sus propuestas en estudios como el efectuado por investigadores del Beth Israel Deaconess Medical Center y la Harvard Medical School, con pacientes con síndrome de intestino irritable (SII), dándoles placebo con su consentimiento.

Los participantes tratados con Open-label placebo ‒o placebo de etiqueta abierta(OLP) informaron mejoras clínicamente considerables en los síntomas del SII que fueron mayores que las de sin control de pastillas (NPC). El placebo y el placebo doble ciego (DBP) de etiqueta abierta tuvieron efectos similares que no difirieron significativamente, lo que sugiere que el cegamiento puede no ser necesario para que los placebos sean efectivos y que el placebo de etiqueta abierta (OLP) podría desempeñar un papel en el manejo de pacientes con SII refractario”, concluyeron los investigadores.

En el artículo ‘La fascinante historia de los placebos y por qué creo que los médicos deberían usarlos más’, publicado por el epidemiólogo clínico y filósofo canadiense Jeremy Howick, en The Conversation, se indica que, a mediados del siglo XX, los ensayos controlados con placebo eran lo suficientemente frecuentes para que Henry Knowles Beecher, anestesiólogo investigador de Harvard,“produjera uno de los primeros ejemplos de ‘revisión sistemática’ que estimaba cuán poderoso era el placebo”.

Beecher revisó 15 ensayos controlados con placebo de tratamientos para el dolor, que involucraron a 1.082 participantes. El 35% de los síntomas de los pacientes se aliviaron solo con placebo.

Pero, en este vaivén de discusiones, se encuentra que “en la década de 1990, los investigadores cuestionaron las estimaciones de Beecher, basándose en que las personas que mejoraron después de tomar placebos podrían haberse recuperado incluso si no los hubieran tomado”, recuerda The Conversation.

Así, son muchos los dilemas y preocupaciones. “Hay pacientes a los que no se les puede dar placebo por la propia patología que presentan. Hablemos, por ejemplo, de quienes tienen cáncer. Darles un placebo para el dolor, éticamente no tendría razón de ser”, dice el doctor Juan Rafael López, experto en Cuidado Paliativo y Dolor.

No sería una buena práctica clínica darles algo que puede ser solo agua con miel, si las personas creen que eso los va a curar. Tienes que darle un medicamento probado, que tenga los ensayos clínicos, las dosificaciones y efectos adversos estudiados. No sería ético”, señala la doctora Sandra Paola Santander, investigadora y docente de la Fundación Universitaria Juan N. Corpas.

Lo cierto es que el debate está abierto, y aunque en el presente no sea posible usar placebos, como pastillas de azúcar o una jeringa llena de solución salina, para ayudar a los pacientes en sus tratamientos médicos, el futuro podría ser diferente, aunque hay muchas preguntas sin respuestas.

Investigación científica

El efecto placebo ha sido determinante en la investigación clínica, entre otras cosas, porque evita el sesgo del sujeto que participa en la investigación.

“Cuando se realizan ensayos clínicos controlados, se aplica a un grupo de sujetos el medicamento en estudio y una sustancia farmacológicamente inactiva. Muchasveces, el investigador no conoce si la forma farmacéutica que está recibiendo es activa farmacológicamente, lo anterior con el objetivo de evitar el sesgo de ese paciente y de ese profesional de la salud, entendiendo que somos biopsicosociales y estamos predispuestos a la sugestión en términos psicológicos”, explica la doctora Pino.

Su impacto se ha visto en otros terrenos. Dispenza recuerda que durante la II Guerra Mundial se agotaron los suministros de morfina y una enfermera decidió inyectar en su reemplazo agua salada, para que el doctor Henry Beecher pudiera operar a los soldados heridos sin que presentaran un colapso por culpa del intenso dolor, y lo repitieron en más de una oportunidad.

Recientemente, la BBC News Mundo con apoyo de expertos hizo su propio estudio con la participación de 100 personas de Blackpool, una ciudad costera en el noroeste de Inglaterra, todas aquejadas por el dolor de espalda. Luego de tomar un placebo registraron notable mejoría, y mucho más aquellos a quienes sus médicos les dedicaron más tiempo en la consulta.

Bibliografía

BBC Mundo News. (Octubre 2018). El efecto placebo: el experimento de la BBC para probar si nuestro cerebro puede realmente curar un dolor de espalda..https://www.bbc.com/mundo/noticias-45760017

Dispenza, J. El placebo eres tú. Descubre el poder de tu mente. Urano.

Bishop, F. L., et al. (Julio 2014). When and Why Placebo-Prescribing Is Acceptable and Unacceptable: A Focus Group Study of Patients’ Views https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4089920/

Haas, J. et al. (Enero 2022). Frequency of Adverse Events in the Placebo Arms of COVID-19 Vaccine Trials: A Systematic Review and Meta-analysis, Escuela de Medicina de Harvard. Revista Jama.

Howick, J. (Enero de 2021). The fascinating story of placebos and why doctors should use them more often. The Conversation. https://theconversation.com/the-fascinating-story-of-placebos-and-why-doctors-should-use-them-more-often-149945

Lembo A., et al. (Septiembre 2021). Open-label placebo vs double-blind placebo for irritable bowel syndrome: a randomized clinical trial https://journals.lww.com/pain/Citation/2021/09000/Open_label_placebo_vs_double_blind_placebo_for.13.aspx

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Kaptchuk, T. J. (Diciembre 2010). Placebos without Deception: A Randomized Controlled Trial in Irritable Bowel Syndrome. Harvard Magazine. https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0015591&usg=ALkJrhgezp8hy0LnUanNyLbNcOQL-HzWBw

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