Aunque el consumo de edulcorantes artificiales no calóricos (NAS) se considera una alternativa segura para las personas con enfermedades metabólicas o para quienes buscan perder peso, un estudio los pone en tela de juicio, ya que encontró que la sacarina y la sucralosa pueden alterar la capacidad del cuerpo para regular los niveles de azúcar en la sangre después de comer, quizás debido a los cambios asociados en el microbioma.
El profesor Jotham Suez de la Universidad Johns Hopkins en Maryland y sus colegas probaron los efectos de cuatro sustitutos del azúcar sobre el azúcar en la sangre en 120 adultos, en Israel, sin condiciones de salud subyacentes. Los participantes informaron que no consumieron edulcorantes bajos en calorías durante los seis meses anteriores al estudio.
Los investigadores estudiaron un total de 120 personas divididas en seis grupos: dos de control y cuatro a los que dieron aspartamo, sacarina, estevia o sucralosa en cantidades inferiores a las permitidas por la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA).
Eran Elinav, inmunólogo israelí y otro de los autores del estudio, indicó que en las personas que tomaron edulcorantes artificiales pudieron “identificar cambios muy distintos en la composición y en la función de los microbios intestinales, y las moléculas que secretan en la sangre periférica”.
“Demostramos que el consumo de formulaciones de NAS de uso común impulsa el desarrollo de intolerancia a la glucosa a través de la inducción de alteraciones funcionales y de composición en la microbiota intestinal. Estos efectos metabólicos nocivos mediados por NAS se anulan con el tratamiento con antibióticos y son totalmente transferibles a ratones libres de gérmenes mediante el trasplante fecal de configuraciones de microbiota de ratones que consumen NAS, o de microbiota incubada anaeróbicamente (o sea en una atmósfera libre de oxígeno) en presencia de NAS. Identificamos vías metabólicas microbianas alteradas por NAS que están vinculadas a la susceptibilidad del huésped a la enfermedad metabólica, y demostramos una disbiosis similar inducida por NAS e intolerancia a la glucosa en sujetos humanos sanos. En conjunto, nuestros resultados vinculan el consumo de NAS, la disbiosis y las anomalías metabólicas, lo que exige una reevaluación de su uso masivo”, dice el estudio.
Los científicos ya habían probado que este tipo de edulcorantes tienen un efecto sobre el microbioma y las respuestas glucémicas de los roedores, por lo que ahora quisieron corroborar estos mismos efectos en las personas.