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Médicos enfermos, pacientes en riesgo

Médicos enfermos, pacientes en riesgo

Las instituciones médicas, destinadas a curar, tienen sistemas que enferman a los pacientes y a sus propios trabajadores. Los profesionales de la salud tienden a minimizar sus dolencias y esto es un peligro para la seguridad del paciente.

Uno de los principales retos es decidir si un médico debe ir a trabajar cuando tiene un problema de salud. A medida que el Covid-19 y sus desafíos se han extendido, la tendencia de los profesionales del ramo a subestimar la enfermedad propia representa una seria amenaza tanto para él como para la comunidad en general.

¿Existen medidas?

Paradójicamente, el pensamiento colectivo da por hecho que los médicos reciben mejores cuidados en salud que otros profesionales cuando los asedia la enfermedad. Pensar que están a la vanguardia en materia de prevención y tratamientos, no siempre es cierto.

Tampoco lo es que tengan inmunidad y que por su profesión estén exentos de un padecimiento. Sin embargo, como lo asegura el periodista científico español, Gonzalo Casino, “los primeros que parecen creerlo son los propios médicos, a juzgar por sus actitudes ante la enfermedad.

La realidad es que los médicos pierden la salud como cualquiera y, en su gran mayoría, a la hora de buscar asistencia sanitaria, acuden a un colega en una consulta de pasillo y la automedicación, sin contar con tratante o una historia clínica completa y, son pocos aquellos que van a la consulta de otro colega y siguen sus indicaciones.

Además, la demora en acudir a una consulta y otros errores que los médicos tratan de evitar con sus pacientes son moneda corriente cuando ellos son los enfermos”, complementa el periodista Casino. También influyen el miedo a la vulneración del secreto profesional y la vergüenza.

 

MÉDICOS ENFERMOS, PACIENTES EN RIESGO

Paciente difícil

A partir del estudio publicado en British Medical Journal (BMJ),‘Nadie quiere ir a la consulta y encontrarse con un médico que está enfermo’, el internista Joaquim Fernández Solà confirma que los profesionales de la salud tienen problemas en el mantenimiento de su propia salud. “El médico, por lo general, es un paciente difícil”.

El mismo estudio de la BMJ, Médicos como pacientes: encuesta postal que examina el cumplimiento de las directrices por parte de consultores y médicos generales (BMJ. 519, 605-608), considera que esto se debe a la presión que perciben los médicos para mostrar una imagen saludable que no corresponde con la realidad.

Nadie quiere ir a la consulta y encontrarse con un médico que está enfermo o que no está”, se describe en otro estudio-encuesta del Colegio Oficial de Médicos de Barcelona (COMB) y publicado en la revista Medicina Clínica, (Reflexiones sobre el paciente difícil. Volumen 156. Núm. 9 páginas 459-462 – mayo 2021). 

Allí, adicionalmente, se puntualiza que el ausentismo por problemas menores de salud es raro entre los médicos: solo el 1,6% pide la baja, el 49,2% no tiene médico de cabecera; el 48% carece de historia clínica; el 81,6% se automedica, y el 47,7% de los que acuden a la consulta de otro médico siguen sus indicaciones.

Los médicos figuran, además, entre los trabajadores que menos cumplen las revisiones médicas laborales y muestran mayor rechazo a someterse a las pruebas. Solo el 41% sigue el calendario de vacunación del adulto.

“No nos han enseñado a estar al otro lado de la mesa”, afirma el doctor Antoni Artemán, uno de los gestores del Programa de Atención Integral a Médicos Enfermos (PAIME), que se promueve en España y, quizás, uno de los planes relevantes mundiales dedicados al estudio de los médicos y sus enfermedades.

De hecho, un estudio de 2018 ‘El proceso de enfermar de los médicos y sus consecuencias en el profesionalismo, publicados en 2018 por la Universidad de Zaragoza, recopila las pocas investigaciones que frente a este tema hay en el mundo. Resume que la idiosincrasia de la profesión médica, los rasgos de personalidad característicos y la falta de formación específica para admitir y tratar adecuadamente la propia vulnerabilidad, predisponen a este colectivo a padecer más patología mental y, tal vez, un tratamiento deficiente de otras enfermedades.

La mayoría de los estudios realizados hasta el momento se centran en la patología mental y adictiva del médico, desde el punto de vista del riesgo para la mala praxis y la seguridad de sus pacientes. La revisión narrativa de la literatura científica realizada MEDLINE, EMBASE e IME 1985-2016 ha mostrado que, en el entorno hispanoparlante, apenas disponemos de información actualizada sobre el médico como paciente, a pesar de ser un tema de indudable relevancia desde el punto de vista de la seguridad asistencial, del profesionalismo y del propio bienestar de los profesionales. La situación del médico que enferma es compleja y poco conocida, con conflicto de roles y con repercusiones en la ética profesional y la calidad asistencial”, reza la investigación.

Para el internista Fernández Solà: “La salud personal de los médicos no es solo un asunto personal, por cuanto también repercute sobre la asistencia y la salud de sus pacientes”.

Lo ideal sería, dice Artemán, que pudieran ser tratados tan bien como un paciente cualquiera”. En una profesión en la que el 91,3% reconoce que sufre un estrés excesivo y un porcentaje significativo dice estar ‘quemado’ por el trabajo, las crisis de ansiedad no son infrecuentes entre los médicos, y muchos se automedican con alcohol, comenta.

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¿Qué tan enfermos están los médicos en Colombia?

En 2019, un estudio del Colegio Médico Colombiano (CMC), ¿Cuál es el panorama laboral para los médicos en Colombia?, encendió las alarmas sobre el agotamiento laboral de estos profesionales y las implicaciones personales, y su incidencia en la calidad del servicio.

Allí se manifiesta que “la salud de los médicos no es la mejor. Los custodios del cuidado de la sanidad de la sociedad, paradójicamente, hoy por hoy registran una alta vulnerabilidad y presentan síntomas de deterioro no solo físico sino también mental”, reza el estudio.

A esto se añaden las condiciones laborales más duras, con mayor intensidad de horas, lugares de trabajo, menores salarios y presión de representar a todo el sistema, lo que implica riesgos de cara a los usuarios.

Todo ello, sumando está generando en los médicos mayores tensiones y cargas que se ven reflejadas en un desgaste de su bienestar.

Una situación que contrasta con varios estudios mundiales que evidencian esta situación. Uno fue realizado por el programa de Psiquiatría del Harlem Hospital Center, en Nueva York, publicado en el portal Medscape, donde se advierte que el riesgo de morir por suicidio entre los médicos hombres es el doble que, en la población general, mientras que en las mujeres es el triple o hasta el cuádruple.

En el caso colombiano, el estudio que el CMC adelantó entre más de 6.600 médicos, es una encuesta sobre el Síndrome de Burnout que refleja varias instancias: el agotamiento emocional, con cansancio y fatiga física, psíquica o una combinación de ambos y, la despersonalización (cinismo hasta actitudes distantes hacia el trabajo en general y las personas). La conclusión: bajo rendimiento laboral, incapacidad para soportar la presión y una baja autoestima.

 

Algunos resultados en Colombia

El burnout es más alto en las médicas. El cansancio emocional, para ellas, supera el 70%, mientras para los hombres es de 61%.
La despersonalización: las mujeres llegan a más de 61% frente a 57,3% de los hombres, y la falta de realización personal en las mujeres es de 45% y en los hombres de 31%.
Los médicos rurales son los que registran los indicadores más altos de cansancio emocional 87%, despersonalización 85% y falta de realización personal 61%, por encima de los internos, generales, residentes y especialistas.
El 63% de los encuestados se siente emocionalmente agotado por su trabajo, al menos una vez a la semana, varias veces en ese periodo o todos los días; mientras 44% de los médicos está aburrido o frustrado con su labor.
El 32% es consciente de que está al límite de sus posibilidades.
El 58% de los encuestados cree que los pacientes lo culpan de problemas ajenos a su labor.

“Este no es un problema nuevo”, dice Roberto Baquero, presidente del CMC. “Si llega cansado, aburrido y lo único que hace es despachar, no hay una interacción real. Esto nos preocupa”. 

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¿Qué hacer?

Cifras del Ministerio de Salud estiman que para el año 2021, la densidad de médicos y enfermeras era del 38 por cada 10.000 habitantes, 3 puntos por debajo del número en 2020. Es a este personal que apunta la política nacional de Talento Humano en Salud (THS) que, entre otros fines, busca dignificar la labor de los médicos colombianos.

Dicha política se sustenta en el principio promulgado por la Organización Mundial de la Salud en el sentido de que “el desarrollo de los recursos humanos en salud es un proceso social (no tan solo técnico), orientado a mejorar la situación de salud de la población y la equidad social, a través de una fuerza de trabajo bien distribuida, saludable, capacitada y motivada. Este proceso social tiene como uno de sus protagonistas a los trabajadores de la salud”.

En ese sentido, varios sectores sociales, políticos y económicos en Colombia apuntan a que los médicos logren con esta política mejorar sus condiciones y no enfermen en el intento, por eso, ven en esta estrategia una manera de tomar medidas para cuidar al profesional sanitario, entre ellas están:

1. Aceptar la importancia del THS (programa de incentivos para reconocer el aporte del talento humano y en la generación de salud.
2. Articular el sector educación, salud y trabajo con un CONPES de THS.
3. Incluir en el Plan decenal de Salud Pública la gestión del THS como parte primordial del desarrollo del Sistema General de Seguridad Social en Salud.
4. Regular el mercado: para nivelar los precios de los servicios de salud y promover la sana y equitativa competencia.
5. Articular la formación y sus contenidos, con los perfiles y competencias que requiere un sistema de aseguramiento, basado en la gestión del riesgo.
6. Contar con información de la demanda y la oferta real en el país.
7. Fomentar un modelo para determinar el punto de equilibrio entre la oferta de educación (total formados) y la necesidad del personal (número de personal necesario para prestar los servicios con eficiencia).
8. Usar inteligencia Artificial y de Big Data para la identificación de perfiles profesionales, técnicos y auxiliares para cada territorio.
9. Unificar fuentes de información: la interoperabilidad de sistemas como el Registro Único Nacional del Talento Humano en Salud​ (ReTHUS), los Registros Individuales de Prestación de Servicios de Salud (RIPS) y el Registro Especial de Prestadores de Servicios de Salud (REPS).
10. Crear paquetes de incentivos laborales para promover la movilización del talento humano a zonas apartadas e incrementar el acceso a la educación superior.
11. Destinar recursos del Presupuesto General de la Nación y establecer un esquema de incentivos en la contratación.
12. Tener servicio social obligatorio para especialistas, dada la necesidad de especialistas en zonas apartadas.
13. Resaltar el rol de la universidad pública y privada, así como de los centros de formación y capacitación del THS.
14. Garantizar cupos financiados o semifinanciados (créditos condonables) por el Estado en especialidades.
15. Promover la conformación y el desarrollo de los equipos de salud.
16. Sugerir tablas salariales que promuevan la competencia y definir tarifas máximas y mínimas por servicios.
17. Promover la formalización laboral que cambiaría los patrones de contratación y evitaría la tercerización.

 

Técnicas de prevención

Aparte del ideal de implementar en Colombia la política de Talento Humano en Salud, otras medidas incluyen técnicas de prevención:

Brindar condiciones laborales más apropiadas que ayuden a lidiar un problema de salud pública que ha puesto a prueba a los sistemas de salud a nivel global (esto en el caso del Covid-19).
Fortalecer la salud mental del personal médico a cargo del sistema público de salud.
Redefinir las competencias del personal de salud para mejorar la capacidad de los sistemas y brindarles condiciones laborales óptimas con el fin de que puedan responder de modo adecuado a las necesidades sanitarias de la población.
Mantener un estilo de vida saludable.
Proporcionar satisfacción respecto a su entorno y lugar de trabajo.
 Apoyar personal y socialmente todos los aspectos laborales y familiares.
Instaurar comunicaciones abiertas dentro de la honestidad y la educación, siendo asertivos. 
Mejorar la organización personal.
Promover las habilidades profesionales para sentirse más realizados consigo mismos.

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